Martes 30 de septiembre de 2014
Estuve en Honduras en marzo. Fuimos con una ONG dedicada a los derechos humanos, coordinada por una entregada Beatriz Gil, y con el senador del PP, Dionisio García Carnero y el diputado de IU, Josep Nuet. El PSOE no se dignó viajar a país de tan alto interés. Si hubiésemos ido a Nueva York seguramente se habrían apuntado.
Fue un viaje duro. Vivimos de cerca testimonios de gentes cuyos derechos han sido conculcados, estuvimos con el ex-presidente destituido Celaya que nos invitó a almorzar en su casa, nos recibieron en el Congreso y en la Defensoría de Derechos Humanos, nos atendió el embajador, hablamos con jueces y universitarios y mantuvimos una estrecha relación con Doña Berta, una activista referencia a la que mataron a su marido en tiempos de la dictadura. Y editamos un comunicado que pasamos a los medios.
Seis meses después he estado en el desayuno organizado por Nueva Economía Fórum en honor del presidente de Honduras en visita oficial Juan Orlando Hernández, sustituto de aquel Porfirio Lobro que a su vez sustituyó al cuestionado Micheleti, que logró un boicot internacional a su país. Un desayuno en Madrid políticamente correcto con diplomáticos, periodistas, empresarios y algún que otro político. Los políticos españoles solo van a los desayunos de presidentes de grandes potencias.
Al presidente de Honduras lo ha presentado el ministro de Exteriores José Manuel García Margallo. Una presentación retórica hablando, como siempre, de España como puerta para Europa de estos países. Pero con mínima inversión en Honduras, quizás por su inseguridad jurídica y ciudadana y su alta volatilidad política. El dinero es temeroso y busca seguridad.
El presidente ha estado bien al vender su país en positivo aunque repitiendo los tópicos al uso de la Madre Patria y de lo bien que nos cae el rey de España y que cuando fue el día de su proclamación y toma de posesión le aplaudieron al de Asturias más que a él. El resto ha sido un discurso económico. Aeropuertos, carreteras, segundo productor mundial de café, integración centroamericana, golfo de Fonseca, camarones, habanos, lagos con gran calado, comercio con Asia, zona estratégica frente a los 5.000 kilómetros de costa a costa en USA, Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, cuarenta millones de consumidores en centroamérica, ocho millones de hondureños, población muy joven, 600 kilómetros de playas casi vírgenes, y el gran invento tutelado por los coreanos de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico, especie de Oasis en el territorio hondureño para favorecer la inversión internacional con riesgo de convertirse en un paraíso fiscal. Como lo que se pretendía hacer en Madrid con Eurovegas.
Nos ha hablado maravillas de la construcción en Comayagua de un centro logístico de Transporte Aéreo que va a revolucionar toda Centroamérica y ha hecho mucho hincapié en el número de jóvenes hondureños que están aprendiendo inglés como segunda lengua. Nada de las lenguas mayas, lengua que habla gran parte de la población. El inglés como la fórmula mágica para ser los buenos chicos centroamericanos en el país al que se le conoció como República Bananera con una United que mandaba más que el propio gobierno. Y para ese sucio trabajo venían bien los militares.
Nos ha hablado maravillas de la construcción en Comayagua de un centro logístico de Transporte Aéreo. De la importancia del inglés como segunda lengua. Nada de las lenguas mayas, lengua que habla gran parte de la población. El inglés como la fórmula mágica para ser los buenos chicos centroamericanos en el país al que se le conoció como República Bananera con una United que mandaba más que el propio gobierno. Y para ese sucio trabajo venían bien los militares.
Le he preguntado sobre la inseguridad ciudadana, sobre las reformas policiales y sobre el respeto a los derechos humanos. Me ha contestado diciendo que han utilizado el ejército ya que la policía no era de fiar y en muchos estamentos era corrupta y que ahora los jueces han mandado a prisión a policías, militares y gentes de mal vivir. Faena de aliño pues no había mencionado los derechos humanos en ningún momento en su discurso fundamentalmente económico y de las bondades de su país para las inversiones europeas.
En un año he tenido dos fotos. La de la Honduras depauperada y perseguida y la de un presidente vendiendo bien su país en el hotel Ritz. Es la doble imagen de países que han estado casi siglos en manos de oligarquías que han hecho de su capa un sayo y ahora apuestan por el crecimiento económico sin demasiado énfasis en la defensa de los derechos humanos. Lo mínimo. Y como Europa y España tampoco les exigen ser respetuosos con ellos, lo tienen como servicios mínimos.
El miércoles por la noche estuvimos los senadores del PNV hablando de todo. Habíamos pasado una jornada de mucho tajo con una ley portaviones de un gobierno que no había admitido una sola enmienda y comentábamos lo bloqueada que estaba la política española.