Domingo 8 de septiembre de 2013
Un recuerdo a Don Jesús que nació un 7 de setiembre y ayer hubiese cumplido 117 años. Y hablemos del último grito. Kili Kili cibernético. Pero volvamos al pasado. En diciembre de 1979, el Lehendakari D. Jesús María de Leizaola, volvió del exilio. Salió de París en un avión que fletamos y llegó al aeropuerto de Sondika, tras 42 años de exilio. Cuando salió por la portezuela con su sombrero de ala y su gabardina blanca, parecía la viva imagen de un espectro de otro tiempo.
De allí a San Mamés y, al día siguiente, a Gernika a entregarle las llaves de la delegación de París al entonces presidente del Consejo General Vasco, Carlos Garaikoetxea. Y, por esas cosas de la vida, a encabezar la lista del PNV en Bizkaia en marzo de 1980 y de ahí al Parlamento Vasco.
Fueron años duros, de puesta en marcha de instituciones, de cien muertos al año de ETA, de crisis económica, de secuestro del Parlamento por los trabajadores de Nervacero y allí estaba el viejo roble dando el callo, hasta que un día nos dijo que dimitía pues quería recorrer Euzkadi y dar paso a la juventud.
Como consecuencia de aquello, todos los grupos de la Cámara le organizamos una comida de despedida en el restaurant El Portalón de Vitoria-Gasteiz. A los postres le regalamos una bandeja de plata y cada uno de los presentes contó algo de, o, sobre Leizaola.
Y recuerdo vivamente la intervención de Mario Onaindia.
Éste contó que tras su salida de la cárcel, después del Juicio de Burgos, fueron “extrañados” a Francia y al final puestos en libertad. Y decidieron retomar la actividad política e ir visitando a los distintos protagonistas de partidos, organizaciones y entidades y como en París tenía su residencia el gobierno vasco en el exilio decidieron ir a visitarle al Lehendakari Leizaola.
Éste les recibió y sin apenas dejarles decir para que habían ido a visitarle empezó a hablar de la revista Kili Kili, una publicación para ir difundiendo el euskera y su aprendizaje para los niños en aquellos años de gran penuria editorial sobre estos temas. Y el hombre se alargó de tal manera que Mario Onaindia y otros dos antiguos miembros de ETA salieron de allí echando pestes. “Éste hombre está fuera de la realidad”. “Vive en el siglo XIX”. “Hablarnos a nosotros de Kili Kili una revista infantil para críos”, “este señor parece un párroco”….y así todo.
Pasado el tiempo, Mario Onaindia en aquella despedida en El Portalón sacaba su conclusión. “Mire usted. Nosotros creíamos que usted estaba equivocado y fuera de la realidad, pero ha pasado el tiempo y tengo que decirle que quienes estábamos fuera de la realidad éramos nosotros que queríamos hablar de la revolución pendiente, de ETA, de la lucha en la calle, pero usted nos llevó al euskera, a los niños, a la escuela, al futuro. Se lo reconozco, Lehendakari”.
Y todos aplaudimos aquella intervención de aquel barbudo inmenso en sus palabras dirigidas a aquel viejillo que parecía estar fuera de la realidad pero era de los pocos que pisaba tierra. No en vano había fundado la Universidad Vasca nada más llegar al gobierno en octubre de 1936 hace ahora 77 años.
Bueno pues esto es lo que me recordó la noticia sobre el Kili Kili cibernético, algo que no estaba ni en el pensamiento del viejo Lehendakari. ¿O sí?.

