El policía secreto Urraca, perseguidor de Republicanos y Nacionalistas

Sábado 13 de abril de 2013

Agente 447 es el retrato de un criminal protegido, Pedro Urraca Rendueles, un policía y espía a sueldo del franquismo que dirigió parte de la represión exterior de republicanos, comunistas y, finalmente, miembros de ETA. En su hoja de servicios encontramos, en agosto de 1940, la detención e interrogatorio de Lluís Companys, presidente de la Generalitat de Cataluña. Los dietarios personales, así como la documentación y el archivo fotográfico que dejó, han permitido a la periodista Gemma Aguilera reconstruir la vida de un personaje funesto del que hasta hace poco no se sabía prácticamente nada.

La periodista de la revista catalana EL Temps ha realizado este interesantísimo trabajo. Previamente había publicado el libro en catalán en diciembre de 2011, obteniendo el premio Joan Fuster de Ensayo. Ahora sale a la venta en castellano y se puede encontrar en las librerías vascas a partir, seguramente, de la semana que viene.

La autora comenta que ha trabajado en los archivos de la Fundación Sabino Arana, ya que parte del material usado por Urraca quedó allí en 1945 cuando el PNV recuperó la delegación y los franquistas abandonaron la Delegación a la entrada de los aliados en Paris.

Para Urraca, catalanes y vascos en el exilio francés fueron su obsesión y, en sus dietarios personales hace diversas referencias al respecto.

Gemma Aguilera

 

Nota a Isabel Ibañez ante su reportaje sobre las “Fotos que nunca debí hacerme”

Miércoles 10 de abril de 2013

No conozco a Isabel Ibañez pero deduzco que es una experta en manipular la información y en tratar de hacer daño. Y como no me importa lo más mínimo publique una foto mía de 1997 dándole la mano a Cristina de Borbón el día de su boda, le doy la explicación del porqué fui a esa boda.

Aclaro previamente que no fui a Sevilla a la boda de Elena de Borbón con Jaime de Marichalar, pero si fui a la de Iñaki Urdangarín con Cristina de Borbón. ¿Por qué?. No pensaba ir pero habida cuenta que el padre de Iñaki era amigo de Jose M. Gerenabarrena, presidente del ABB, de cuando estudiaron ingeniería en Bilbao y que éste me llamó para preguntarme si iba a acudir ya que él en semejante sarao, sin nadie conocido iba a estar incómodo, decidí aceptar la invitación que me habían formulado desde la Casa Real como portavoz del PNV en el Congreso. La gente suele ir a las bodas y no pasa nada.

Hay que recordar que Iñaki Urdangarín era un vasco de Zumárraga, jugador de balonmano, hijo de un afiliado del PNV, familiar de Valentín de Berrio Otxoa, con hermanos activos en Gasteiz y que el Lehendakari Ardanza, además de ir les obsequió con la presencia del Orfeón Donostiarra en la ceremonia de la Catedral de Barcelona. Y el acto fue público. No fui con capucha. También tengo fotografías con Mubarak, con Honecker, con Fraga, con Nelson Mandela, con Hugo Chávez y si quiere hasta con ella. ¿Y qué?.

Hacer el comentario de que presumo de azote de la monarquía y que soy incongruente con las posturas que defiendo hoy es una bajeza. Esta señora no sabe que desde la guerra de Irak fui el único parlamentario que denuncié aquella guerra sucia y cruel y del envío de tropas siendo el rey el jefe de las fuerzas armadas. Fui silenciado, pero ahí está en el Diario de Sesiones. Escribí un libro «Una monarquía protegida por la censura» que fue censurado por la Casa Real y editado en otra editorial. Lea lo que cuento y entérese antes de criticar gratuitamente. Y sepa que la Mesa del Congreso no me permitía preguntar sobre las cacerías, doble vida y regalos del rey y al rey y que además no presumo de azote de la monarquía sino he tratado de ejercer mi obligación de control parlamentario en completa soledad y ante la incomprensión de casi todos desde hace nueve años. Si eso es ser incongruente, que venga el Papa Francisco y que lo vea. Y le recuerdo a la Sra. Ibañez que es feo manipular la realidad. En 1997 Iñaki Urdangarín no era el Urdangarín de hoy. Era un joven vasco que se casaba con la hija del rey. Nada más. Y decirle que no me avergüenzo de esa foto. Ella quizás si puede avergonzarse de alguna con gentes poco recomendables.

[Enlace roto.]

 

Dejarme terminar este partido de pelota

Domingo 7 de abril de 2013

En el colegio nos obligaban a aprendernos aquellas coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre. Siendo chavales no desentrañábamos la hondura del mensaje. «Recuerde el alma, dormida/avive el seso y despierte/contemplando/como se pasa  la vida/como se viene la muerte/tan callando….

En menos de un mes he visto como se cumplían los versos de Manrique en gentes de nuestro paisaje vital inmediato. Agustín Altamira ha sido uno de ellos. Niño de la guerra era poco menos que el penúltimo sabiniano. Reivindicaba la Euzkadi del fundador del PNV frente a la Euskal Herria contrapuesta por la IA. Católico a machamartillo, jelkide, siempre estaba ahí. Tampoco  estará Zapa, el original abertzale de  la margen izquierda que quiso que sus cenizas se esparcieran bajo la estatua de Sabino Arana. Nacionalista con la fe del carbonero, los vascos éramos lo mejor en todo. Su sobrina Mari Jose se ocupó de cumplir sus últimas voluntades con el fervor que dejan como mandato las gentes con personalidad. La tuvo también Juan Mari Arroitajauregui, tenor de los Chimberos y los Ruiseñores del Norte. Su hija al morir su aita me llamó para darme la triste noticia. Juan Mari a diferencia del casi el cien por cien de nuestros mayores escribió un cuaderno de memorias con sus viajes por América, sus éxitos, su paso por la guerra como gudari y como represaliado en el batallón de trabajadores, sus cantos en la Coral y su actividad en la ABAO. También la vivencia que me contó de cómo mi aita y Emilio Barroeta salvaron la  vida de unos falangistas que iban ser linchados por la turba tras un bombardeo en Bilbao. Eran gentes que lo habían vivido todo, pero que siempre estaban ahí, como Fleya Ugalde quien a sus 54 años y en plena actividad también nos ha dicho adiós. Me  llamó Iñaki Atxutegi, compañero de Fleya en ETB: «Iñaki, Fleya se muere. ¿Quieres ir a su casa, a despedirle?». Y fui con él uno de esos días de agua, nieve  y viento. Allí estaba cuidada con mimo por su ama y familiares, entera, sonriente, con sus pómulos algo más marcados y ofreciendo un vermut y unas aceitunas, como si nada pasara. Hablamos de los tiempos en los  que se presentó a la sede del PNV en Marqués del Puerto para trabajar en las elecciones municipales de 1979 y de cómo a raíz de eso quedó encargada de hacer las entrevistas de aquel Euzkadi tan sin medios. Buenas  entrevistas que quedan impresas en papel y que  ella cuidaba al detalle. Hablamos y nos despedimos  como si tal  cosa. A los cuatro días fallecía dejando todo atado hasta el menor detalle. Una gran pérdida. Como la de Antón Madariaga, hombre de carácter al frente de la Cámara de comercio y del Ayuntamiento de Plentzia. Y en otra onda, Luís Martínez Noval, portavoz del PSOE en el Congreso a quien Aznar ninguneó para darme todos los palos a mí en el 2000.

Y Juan Pardo, hijo de Juan Bautista Pardo quien fuera el primer presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. Con 56 años  y un inmenso trabajo hecho y por hacer, se nos fue la semana pasada. Ojalá su gran obra, la Asociación que recuerda la Batalla de Matxitxako, continúe en el tiempo.

La obra de Steer

«El Árbol de Gernika» fue una de las obras del corresponsal del Times, George L. Steer que llegó a Bilbao en plena guerra y se enamoró de nuestro pueblo. Su denuncia del bombardeo de Gernika, su comprensión de la lucha de los vascos, las descripciones que hizo de Leizaola, Aguirre, Rezola y del sencillo gudari, son antológicas, así como la de aquella batalla naval entre David y Goliat más conocida como la Batalla de Matxitxako y que gracias a él, a Jose María Gamboa y Jean Claude Larronde desde el Instituto Bidasoa, pero sobre todo  en su continuidad con Juan Pardo, no va a ser una nota al pie de una página perdida sino tiene el grosor de todo un volumen con fotografías, datos, singladuras, esloras, tripulaciones, efectivos y curriculums marineros minuciosos que quedan ahí como gran aporte a la historia de la Marina Auxiliar de Guerra. No sé de nadie que se  haya dedicado con tanta profesionalidad, tanta dedicación y tanto empeño en no permitir que esa gesta quedara hundida en el Golfo de Bizkaia como el Bou Nabarra. Y no solo eso. Cada año, desde  1992 organizaba el acto que recordaba la batalla, recogía a los sobrevivientes que cada año eran menos, alentaba a sus familias, traía a los gipuzkoanos de Pasaia y otros lugares a Bermeo o a San Juan de Gaztelugatxe, organizaba el viaje y la comida, sacaba las fotos y las repartía, invitaba a las autoridades y llamaba a los medios. Era el alma, el motor y la pasión de una  bandera que él se negaba a arriar frente a la sempiterna indiferencia vasca que jamás se ha tomado en serio estos recuerdos como por el contrario lo hacen los países  serios. Un Premio Hormiga, se merecen gentes tan entregadas a los demás.

La última colaboración que tuve con Juan fue encontrar y enviarle la fotografía del bermeano Pedro de Loyola quien fuera comandante circunstancial del destructor José Luis Diez, aquel navío republicano al que llamaban “Pepe el de la guitarra” pues en plena guerra sus marineros tocaban este instrumento en lugar de que sus cañones funcionaran.

El  siguiente correo fue este: «la quimioterapia, no ha funcionado. Mañana me dan el alta mientras mi organismo aguante. No me queda mucho tiempo. El acto de Matxitxako este año  lo vamos a celebrar el 3 de marzo en Pasaia porque van a bautizar una plaza con el nombre del Bou Nabarra». Y hace un mes se despedía: «La vida es  como es y así he decidido tomarla. Y la muerte es parte de la vida. No la temo, solo quiero retrasarla lo más posible y mientras, aprovechar al máximo el tiempo con los míos. Seguiré haciendo cosas mientras las fuerzas lo permitan. Ahora mismo estoy trabajando en la ampliación de la página web de la Marina Vasca, metiendo nuevos contenidos y materiales. Al acto del homenaje no sé si podré ir, aunque si tengo fuerzas y aunque sea en silla de ruedas, lo intentaré».

Ese día no pudo acudir. Previamente, cuatro amigos fuimos a visitarle a su casa donde su familia nos atendió exquisitamente. Postrado en la cama, era medio Juan Pardo. Con un hilo de voz nos dijo que estudiaba marinas de guerra de naciones sin estado, así como la marina que habían tenido los carlistas. En la cabecera de su cama no había frascos ni tubos, sino libros y un ordenador. Salimos impresionados de su fortaleza. El acto posterior en Pasaia fue muy emotivo. Lo cerró el presidente de la Asociación que curiosamente es hijo de un primo de mi aitona, Javier Olabeaga, que estuvo en el Nabarra.

Walsingham y la batalla

En marzo de 1978, en Bermeo, se homenajeó por parte del PNV a «Los Gudaris del Mar”. Quedaban todavía numerosos supervivientes de aquella batalla, entre otros siete marineros del Bou Nabarra. Hoy queda uno. Previamente, D. Manuel de Irujo y el presidente del BBB, Antón Ormaza, inauguraron un monumento frente a Aketxe en la carretera entre Bermeo y Bakio  con la frase de Walsingham “Por la rudeza de su corazón, prefirieron morir antes que rendirse”. Por la tarde en el frontón, Irujo, Arzalluz, Garaikoetxea y quien esto escribe en un frontón que era una caldera hirviendo, resaltamos aquella gesta silenciada y hasta entonces nunca reconocida. Yo recordé algo que había escrito Steer y que a mí me había impresionado:

“Hacia las cinco bajaron un bote del Nabarra que, a remo, llegó penosamente hasta el Donostia. Conforme se iban aproximando, los del Donostia vieron que todos sus tripulantes estaban heridos y los remos llenos de sangre. Se imaginaron que habían abandonado el barco al ver que las llamas se extendían más y más. Al llegar al costado, el capitán del Donostia les gritó: “Suban rápido a cubierta y los llevaremos a Bermeo”, y les lanzó una escalera de cuerda. “No, no -respondieron aquellos hombres ensangrentados-, tenemos que volver inmediatamente. Necesitamos baldes para apagar el incendio y vendas, pues se nos han terminado. Dennos lo que tengan y después sigan el consejo de nuestro oficial: déjennos y pónganse a salvo. Nosotros vamos a terminar este partido de pelota”.

Casi lo mismo que planteó Juan Pardo. Quería terminar su partido de pelota investigativo. Y casi lo logra. Uno de esos sabios dijo “no vivas para que tu presencia se note, sino para que tu ausencia se sienta”.

Y la ausencia de Juan lo van a sentir no solo su familia y amigos, sino ese entorno de las buenas gentes de Matxitxako Elkartea que veían en Juan a un hombre empeñado en que la historia de nuestros mayores no se desvanezca en el Golfo de Bizkaia.