Miércoles 11 de julio de 2012
Arbeloa gana, Urralburu pierde: Euzkadi dividida
La pasada semana llegaba a Pamplona el Secretario General del PSE-PSOE, Txiki Benegas. En el transcurso de su visita presidió junto con Gabriel Urralburu una rueda de prensa -a la que no fue invitada esta revista- en la que se anunció de una forma más o menos oficial el acuerdo de las dos ejecutivas en cuanto a la escisión dela Agrupación Socialista navarra del Partido Socialista de Euskadi.
La variación estratégica del partido socialista en Navarra ha sido la más llamativa de todo el Estado español. En 1976 sale a la calle bajo la dirección de un religioso del Verbo Divino, Gabriel Urralburu. Tal circunstancia conmociona a los sectores de la derecha. En palabras de Santiago Cañardo, cualificado miembro dela Democracia Cristianade la época y después hombre de confianza de Del Burgo, «era un verdadero escándalo». Además, el Partido propugnaba la unidad institucional del País Vasco, con lo que Urralburu alcanzó fácilmente una cierta popularidad.
El frente autonómico
Estos posicionamientos hacen que el PSOE suscriba para las elecciones del 77 el llamado «pacto autonómico» con las fuerzas abertzales que decidieron concurrir a los comicios. Gabriel Urralburu y Julio García son elegidos diputados y se integran enla Asamblea ParlamentariaVasca que presidía D. Manuel de Irujo. Precisamente, Urralburu fue el Secretario del ente parlamentario formado.
El PSOE había obtenido dos diputados propios y un senador en coalición (Irujo). Los resultados, en principio, parecían más que aceptables.
De esta época se encuentran abundantes documentos socialistas en los que se demuestra que «la única salida para los problemas navarros es la unidad institucional». Urralburu declaraba a una desaparecida revista -«Tierra Navarra»- que «allí donde constituimos más agrupaciones, que es enla Ribera, se va aceptando la tesis de la incorporación. Nuestro electorado ha ido identificando los intereses del socialismo con la incorporación al País Vasco porque entiende que en ese marco es posible una sociedad más solidaria, que eso contribuye al desarrollo del socialismo en el Estado, etc».
La llegada de Arbeloa
En el año 1978 llega al partido Víctor Manuel Arbeloa, despedido del Frente Navarro Independiente, que no había obtenido representación parlamentaria. Arbeloa poseía cierto renombre y era una persona electoralmente interesante para el PSOE. Al contrario que Urralburu, parecía tener ciertas reservas sobre la integración institucional. Se creaba de esta forma una cierta pugna política entre los que pasarían a ser líderes indiscutibles dela Agrupaciónnavarra.
En las elecciones del 79 no se hace constar expresamente en el programa la postura socialista en relación con el tema. Al llegar las elecciones generales salen elegidos parlamentarios Urralburu (al Congreso de Diputados) y Arbeloa (al Senado).
La pugna Urralburu-Arbeloa
El cabeza de lista indiscutible para el Ayuntamiento de Pamplona era Juan Manuel Pérez Balda, hombre totalmente vasquista y autor de la moción que había colocadola Ikurriñaen el balcón pamplonés. Sin embargo, sorprendentemente, pocas horas antes de cerrarse las listas se incluye como número uno a Julián Balduz, persona más cercana a los planteamientos de Arbeloa.
Tras los resultados electorales, y quizá por hallar una compensación, Urralburu ofrece a Carlos Garaikoetxeala Presidenciadel Parlamento Foral navarro. Con ello se evitaba que Arbeloa alcanzase el primer sillón parlamentario. El nacionalista no acepta la propuesta por entender que existía un pacto progresista que su partido apoyaba -Patxi Zabaleta iba para alcalde de Pamplona y Arbeloa para presidente del PFN- y que en todo caso las alteraciones a este compromiso las deberían pactar estas dos fuerzas políticas.
La tercera vía
El 21 de Mayo de 1981, el PSOE proponía la creación de una «tercera Vía»: El Consejo Vasconavarro. Se habían impuesto las tesis de Arbeloa, que propugnaba un ente al que en un principio había dado en llamar la «Dieta vasconavarra». Todavía hoy no están claros los motivos por los que Urralburu abandonó tan repentinamente sus planteamientos de dos años antes. ¿Poder votar más a gusto?.
Con Julián Balduz como alcalde de Pamplona y él mismo como presidente del legislativo foral, Arbeloa había cogido con fuerza las riendas del partido, y no iba a permitir disonancias en su seno.
El «affaire» Pérez Balda es un claro ejemplo de lo expuesto. Como declaraba a «Euzkadi» el concejal socialista, su depuración «se debe a que he sido coherente con mi línea. Yo salí elegido con un programa que sabían que iba a defender. Los que han cambiado han sido ellos y no yo, que sigo en el mismo sitio». Pérez Balda manifestó que estaba en la línea del otro gran depurado, Antón Aguirre, y se mostró contrario a la escisión del PSE.
Sin embargo, la voz de Txiki Benegas se alzaba en la prensa el 2 de Julio de 1989. En síntesis, y ante la sorpresa de propios y extraños, aseguraba que el PSOE estaba dispuesto a apoyar un referéndum en Navarra si su «tercera vía» no era aprobada por las demás fuerzas.
Los partidos opinan
Con respecto a la escisión del PSE dela Agrupación Socialistanavarra en su III Congreso, se realizó una encuesta a todos los partidos navarros. Los abertzales -sin excepción- valoraron negativamente el proyecto y lo consideraron un revés a la solución al problema navarro. El Partido Carlista consideró «hasta cierto punto natural» la medida en el terreno orgánico, pero ven poco serio ese planteamiento basado en motivos exclusivamente electorales.
UCD, UPN y Convergencia Navarra veían positiva la escisión y coincidían en la necesidad de que los problemas de Navarra se resolvieran desde este territorio exclusivamente.
Los socialistas vascos se dividieron y con ello rompieron un poco más Euzkadi. Lo que hoy es ya un hecho, la desvinculación de los socialistas navarros del PSE, adquirió plena vigencia jurídica una vez que dicho partido celebró su III Congreso a primeros de marzo de 1982 y en él se dió el visto bueno a la creación del Partido Socialista Navarro (PSN), desvinculado del anterior.
Nadie hubiera dicho que se iba a llegar a esta situación cuando en marzo de 1977 se constituía el PSE, en el que en aquel entonces tenían cabida todos los socialistas de Euzkadi. Pero el aumento considerable de militantes socialistas navarros en ese partido desde aquella fecha (en que eran tan escasos) hasta el día de la ruptura y la bifurcación institucional que se produce como consecuencia de la creación de dos comunidades autónomas (la “vasca” y la «navarra») dió como resultado el incremento de las discrepancias de los socialistas del Viejo Reino con respecto a las directrices unitarias de sus correligionarios de las otras tres provincias de Euzkadi Sur. Discrepancias que irían en aumento hasta dar origen a esa división en dos del PSE.
Porque no se han integrado
Los motivos de la creación del PSN estaban claros, por ejemplo, para Ricardo García Damborenea, parlamentario socialista enla Cámara Vasca, quien explicaba que «Navarra no se ha integrado al conjunto dela Comunidad Autónomadel País Vasco, es decir, no se han aplicado las previsiones de la disposición transitoria cuarta dela Constitución, y, por tanto, no tiene ningún sentido que los socialistas navarros y los dela Comunidad AutónomaVasca formen parte de la misma organización».
Y además, si se le preguntaba al señor García Damborenea si el hecho de crear el PSN no suponía desmembrar un poco más Euzkadi, respondería que «eso es lo que dicen los nacionalistas, ya que ellos parten del supuesto de que Navarra es parte inseparable del País Vasco y yo no lo veo así, porque resulta que en estos momentos Vizcaya, Guipúzcoa y Álava han decidido formar parte de una comunidad y Navarra, no». Por estas razones, el portavoz socialista consideraba que «no estamos traicionando a nadie, estamos simplemente obedeciendo lo que es la voluntad popular mayoritaria, porque nosotros no servimos al proyecto político o geográfico nacionalista y nunca nos hemos visto en la obligación de seguir esas directrices en lo que a Navarra se refiere».
El caso es que la creación del PSN fue un hecho cuando los socialistas navarros celebraron su congreso constituyente y, aunque con ello se lograra «una enorme clarificación y un gran paso adelante», se instituyera el Comité Vasco Navarro («punto de contacto» entre las dos organizaciones) y dicho proyecto cuente con «una minoritaria oposición» -que en la parte «vasca» estaría representada por Antonio Aguirre y el histórico Juan Iglesias-, el PSE se dividió en dos.
En caso de alianzas, con la derecha
Como toda alteración, ésta también trajo consigo sus inevitables consecuencias que, concretamente en Navarra, se tradujeran en el imperioso desplazamiento de los socialistas de aquella provincia hacia alianzas con la derecha y los sectores más navarristas -por obvias razones de coincidencia ideológica- cuando los pactos se hicieron necesarios, puesto que el distanciamiento con los distintos sectores nacionalistas vascos habían alcanzado su punto máximo (no olvidemos también que el tema de la retirada de la ikurriña aún coleaba)y en lo que se refiere a los poli-milis, especialmente sensibilizados con el tema de Navarra y en ese tiempo en plena discusión interna sobre la oportunidad o inconveniencia de volver a la lucha armada, argumentaban que esto podría significar el «motivo» que les hiciese decantarse hacia aquellas posturas radicales hoy afortunadamente olvidadas.