Viajé el domingo a Budapest. No lo hacía desde 1986 bajo régimen comunista y a una reunión de la Democracia Cristiana. En esta oportunidad a la Cosac (reunión de todos los parlamentos europeos). La actual presidencia semestral es húngara, la siguiente polaca y la primera del año que viene maltesa.
Son reuniones de trabajo y de mucha discusión. Cada uno allí es de cada padre y de cada madre y todos reivindicando la traducción simultánea. Veintidos cabinas en esa maravilla que es el parlamento húngaro. Tardaron 17 años en hacerlo, pero es el parlamento bicameral más bonito del mundo. Su escalera principal es de quitar el hipo. Y no es tan antiguo. Se terminó en 1904.
De aquella estancia a ésta, la impresión es como de la noche al día. La recuerdo borrosamente como una ciudad muy bella pero sucia, descuidada, con la gente mal vestida, sin ganas. Y he vuelto a una ciudad que empieza a ser turística, con sus grandes edificios simbólicos iluminados, cosmopolita aunque sin inmigración, dinámica y haciendo sus deberes con los ajustes.
La comisión de la que formé parte estaba presidida por Miguel Arias Cañete, ex ministro con Aznar ya que esta comisión mixta dedicada a temas europeos son presididas por la oposición, así como la de presupuestos y la de control de RTVE. Un dato: es la comisión parlamentaria que más veces se ha reunido en esta legislatura. A la misma ha ido Juan Moscoso el candidato del PSN al ayuntamiento de Iruña y Eva Parera, de Unió Democrática de Catalunya, entre otros.
El lunes, además de asuntos internos de la Cosac, nos habló el primer ministro húngaro Viktor Orban y contestó todas las preguntas que se le hicieron. Durante la presidencia española José Luis Rodríguez Zapatero no lo hizo.
El tipo me pareció un poco chulo pero muy potente y con las ideas claras. Es un húngaro peleón que se ganó una buena bronca en el Parlamento Europeo a cuenta de su ley mordaza que ha tenido que modificar. Pero tiene una fuerza parlamentaria de dos tercios y con ella ha emprendido reformas de calado. Fue un tipo valiente que cuando sacaron a Imre Nagi, el líder antiestalinista de la invasión de 1956, de la fosa común, pronunció un discurso diciendo a los soviéticos que se fueran a su casa. Y empezó a hacer política con 21 diputados y hoy domina la política húngara.
Hace cuatro años presidió la comisión europea de la Cámara húngara y al anterior primer ministro, a cuenta de que en un off de record reconoció haber mentido, le hizo la vida imposible.
Comenzó diciendo que tras haber perdido las elecciones en el 2002 dejó una Europa optimista y a la vuelta ha encontrado una Europa hecha unos zorros, en crisis y rezumando pesimismo. De una zona competitiva de 500 millones de habitantes a una Europa con tres países y medio en crisis económica y sin espíritu europeo.
Habló de las cosas que se había ocupado, además de la preocupación por el envejecimiento de la población y del bajo índice de natalidad.
1.- De la Gobernanza Económica para poder prevenir futuras crisis y ordenar las cuentas.
2.- Poner encima de la mesa el debate energético. No hay mercado homogéneo sin apuesta energética y con una ampliación de la red de suministros, sin perder la capacidad de expansión.
3.- Ha abordado la situación de la minoría étnica gitana para que nos sea un problema europeo y puedan integrarse sin perder su personalidad.
4.- Abordar el paro contemplando que hay más de diez millones de desempleados.
5.- Hincarle el diente al debate demográfico como uno de los más importantes en el horizonte.
6.- Estar al loro frente a las sorpresas de toda presidencia. A él le ha correspondido la situación del Japón y la primavera norteafricana.
7.- Estudiar los puntos oscuros de Schengen tras la reunión de Sarkozy con Berlusconi con objeto de que Europa siga contando con una movilidad libre de personas.
Y finalmente, trabajar para dejar lista para su ingreso a la República de Croacia.
En relación a Hungría nos habló de su consolidación financiera, reestructurando su vida económica y poniendo en el punto de mira a la deuda. “Si no la vencemos, ella nos vence”.
Introducir un sistema fiscal parcial apoyando mucho a las pymes.
Salirse del FMI, no entrando en el euro y saneando la economía.
Al final nos habló del lenguaje políticamente incorrecto que no permite hablar de la familia, del trabajo bien hecho, de la productividad, de una Europa de los valores. Se declaró demócrata cristiano y nos dijo que no le importaba nada la controversia política, pues eso era la democracia.
Tras esta intervención no hubo delegación que no le preguntara algo. Fue curiosa la intervención del jefe de la delegación española que entre otras cosas protestó porque el español no fuera idioma oficial en relación con las patentes europeas y todo quedara en el inglés, francés y alemán.
Termino este breve apunte con la intervención de Orban que parece un tipo con los pies en el suelo y con iniciativas socialdemócratas y liberales. Un tipo curioso, pero indudablemente un líder.