Cuando los Socialistas Vascos rompieron con Navarra

Jueves 12 de julio de 2012

Nueva imagen del PSE-PSOE en su III Congreso

Durante un fin de semana de marzo de 1982 se celebró en Bilbao el III Congreso del Partido Socialista de EuZkadi (PSOE) bajo el lema: «El compromiso socialista», lema que todos los participantes se esforzaron en hacer realidad a lo largo de las tres jornadas de reuniones. Cohesión interna, posibilidad de ofrecer una opción política de peso en Euzkadi y solución «sui generis» al tema Navarra -sin ninguna polémica-, fueron las conclusiones del congreso.

Al comienzo del mismo y dada la importancia de un asunto como era el de la separación entre los partidos socialistas de Navarra y Euzkadi se preveían ciertas tensiones que en ningún caso llegaron a hacerse patentes. Por el contrario una de las características del acto fue la tranquilidad en el desarrollo así como la impresión de que los temas candentes estaban previamente acordados como señalaba un asistente el primer día del congreso.

Las únicas quejas que se oían en los corrillos antes de la inauguración se referían a la escasa originalidad de los menús que la organización eligió para los representantes. Al parecer las lentejas o las patatas a la riojana y la consabida chuleta de cerdo no fueron del gusto de todos. Al margen de anécdotas algún otro pequeño problema apareció en la hora de discutir la ponencia de esta­tutos y organización. El PSE pretendía agilizar y dar mayor efectividad a sus estructuras internas, sobre todo de cara a las siguientes y próximas elecciones y los cambios propuestos por la ponencia oficial para conseguir aquella actualización, como son número máximo de afiliados en las agrupaciones y creación de un consejo político fueron entre otros, los puntos centrales de pequeños desacuerdos que se solventaron posteriormente sin dificultades con el 70% de los votos. El resto de las ponencias, política, cultural y económica se aprobaron con toda rapidez.

Por lo que se refiere a los cargos, fue elegido presidente de la entonces nueva ejecutiva Eduardo López Albizu (padre de Patxi López) en sustitución del histórico Juan Iglesias, Txiki Benegas como secretario general, Ricardo García Damborenea secretario del área institucional y Enrique de Las Casas como secretario de organización. Damborenea también estaba presente en el Comité federal, reforzando de esta manera la impresión de que todas las diferencias existentes a raíz del anterior congreso celebrado en 1979 se encuentran resueltas. Eso creía.

La situación de Navarra quedó definitivamente zanjada, al concluir que Navarra no formaba parte dela Comunidad Autónomade Euzkadi y por lo tanto tampoco es lógico que los socialistas navarros se encontrarán incluidos en el Partido Socialista de Euzkadi.

Navarra al fondo

Esta medida se vería ratificada en el siguiente congreso de los socialistas de Navarra que se iba a celebrar en los primeros días de mayo de aquel año 82.

Por otro lado, la propuesta de creación de un Consejo Vasco-Navarro enfocado hacia «la cooperación dela Comunidad AutónomaVasca conla Comunidad Foralde Navarra dejaba clara la postura de los socialistas en este asunto. Para Gabriel Urralburu «la colaboración en el seno de ese consejo depende de que se decidan unos y otros integrarse en este organismo». La mejor vía del problema para su partido era el diálogo puesto que «el asunto navarro no salía adelante por la vía de la integración ni hay que plantear totalmente la separación porque hay elementos comunes».

Pero no todos los miembros del PSE estaban de acuerdo con aquella medida. Durante los días del congreso Juan Iglesias dejó clara su «gran tristeza» por la solución elegida. Antonio Aguirre (cesado de la comisión ejecutiva en diciembre) manifestó por su parte como se había cometido un error que sería juzgado por la historia. Para este socialista parecía una equivocación política que el Consejo Vasco-Navarro se entienda como un fin en sí mismo, sin señalar el objetivo final de facilitar la integración de Navarra en Euzkadi. Punto éste propuesto en la ponencia política por Aguirre y que fue derrotado de forma contundente.

Expulsado en Navarra

A pesar de que la gran mayoría de los militantes navarros estaban de acuerdo con la política seguida por el partido socialista, existían algunas voces que como Antonio Aguirre en Euzkadi no compartían los plantea­mientos oficiales.

Para Gabriel Urralburu el tema de la ikurriña, inmerso en este contexto de separación Navarra-Euzkadi, se planteaba desde la perspectiva de una legislación vigente que hay que cumplir. «Hoy Navarra no pertenece a la comunidad autónoma vasca y la ikurriña es la bandera oficial de esta comunidad. Hay que cumplir la legalidad». El enfrentarse con estas tesis le había costado al socialista navarro Juan Manuel Pérez Balda, teniente de alcalde y presidente dela Comisiónde Cultura del Ayuntamiento de Pamplona, la expulsión del PSOE y el posible abandono de su puesto municipal. Pérez Balda, rompió la disciplina de voto cuando en un pleno en que se trató la retirada de la ikurriña del Ayuntamiento de Pamplona mantuvo una postura favorable a la permanencia de la bicrucífera en el balcón del Ayuntamiento. La notificación escrita de su expulsión del PSOE fue recibida por Pérez Balda sin que hubieran trans­currido 24 horas de la clausura del Congreso Socialista de Euzkadi. En aquel documento se apuntaban numerosas faltas. La disciplina de voto a lo que el expulsado respondió que esto sólo ocurrió en el caso de la ikurriña «los demás cargos no son ciertos como puedo demostrar por las actas». Pérez Balda recurriría por su expulsión como concejal ante el Tribunal Constitucional.

Necesitamos votos

A lo largo del III Congreso lo que sí trascendió de manera importante fue el ambiente preelectoral. En la mayoría de intervenciones a puerta abierta, todos hacían llamamientos para conseguir votos en las siguientes elecciones. Se inyectaba opti­mismo a los delegados y el propio secretario general, a pesar del reconocimiento de la ejecutiva del descenso de militantes en los últimos dos años, declaraba a la revista Euzkadi como según sondeos en su poder el PSE obtendría un «ascenso espectacular» en las próximas generales. A renglón seguido lanzó un reto a toda la clase o política vasca «que tendrá que reconocer con el tiempo como la solución que nosotros proponemos en el tema navarro es la única salida razonable». «El PNV se va a dar cuenta de esto cuando vea el bajísimo número de votos que saca en Navarra», señaló por último en los pasillos del hotel en que se celebraba el encuentro socialista. Las conclusiones del III Congreso no estuvieron lejos de unas elecciones en las que se decidirá quién debe gobernar el Estado Español, si la derecha o el PSOE y éste no puede arriesgar los seguros votos navarros por un, cuando menos, problemático ascenso en el resto de Euzkadi. No fue así.La UCDdesapareció y Felipe González, arrasó.

 

Cuando los navarros se escindieron del PSE

Miércoles 11 de julio de 2012

Arbeloa gana, Urralburu pierde: Euzkadi dividida

La pasada semana llegaba a Pamplona el Secretario General del PSE-PSOE, Txiki Benegas. En el transcurso de su visita presidió junto con Gabriel Urralburu una rueda de prensa -a la que no fue invitada esta revista- en la que se anunció de una forma más o menos oficial el acuerdo de las dos ejecutivas en cuanto a la escisión dela Agrupación  Socialista  navarra del Partido Socialista de Euskadi.

La variación estratégica del partido socialista en Navarra ha sido la más llamativa de todo el Estado español. En 1976 sale a la calle bajo la dirección de un religioso del Verbo Divino, Gabriel Urralburu. Tal circunstancia conmociona a los sectores de la derecha. En palabras de Santiago Cañardo, cualificado miembro dela Democracia Cristianade la época y después hombre de confianza de Del Burgo, «era un verdadero escándalo». Además, el Partido propugnaba la unidad institucional del País Vasco, con lo que Urralburu alcanzó fácilmente una cierta popularidad.

El frente autonómico

Estos posicionamientos hacen que el PSOE suscriba para las elecciones del 77 el llamado «pacto autonómico» con las fuerzas abertzales que decidieron concurrir a los comicios. Gabriel Urralburu y Julio García son elegidos diputados y se integran enla Asamblea ParlamentariaVasca que presidía D. Manuel de Irujo. Precisamente, Urralburu fue el Secretario del ente parlamentario formado.

El PSOE había obtenido dos diputados propios y un senador en coalición (Irujo). Los resultados, en principio, parecían más que aceptables.

De esta época se encuentran abundantes documentos socialistas en los que se demuestra que «la única salida para los problemas navarros es la unidad institucional». Urralburu declaraba a una desaparecida revista -«Tierra Navarra»- que «allí donde constituimos más agrupaciones, que es enla Ribera, se va aceptando la tesis de la incorporación. Nuestro electorado ha ido identificando los intereses del socialismo con la incorporación al País Vasco porque entiende que en ese marco es posible una sociedad más solidaria, que eso contribuye al desarrollo del socialismo en el Estado, etc».

La llegada de Arbeloa

En el año 1978 llega al partido Víctor Manuel Arbeloa, despedido del Frente Navarro Independiente, que no había obtenido representación parlamentaria. Arbeloa poseía cierto renombre y era una persona electoralmente interesante para el PSOE. Al contrario que Urralburu, parecía tener ciertas reservas sobre la integración institucional. Se creaba de esta forma una cierta pugna política entre los que pasarían a ser líderes indiscutibles dela Agrupaciónnavarra.

En las elecciones del 79 no se hace constar expresamente en el programa la postura socialista en relación con el tema. Al llegar las elecciones generales salen elegidos parlamentarios Urralburu (al Congreso de Diputados) y Arbeloa (al Senado).

La pugna Urralburu-Arbeloa

El cabeza de lista indiscutible para el Ayuntamiento de Pamplona era Juan Manuel Pérez Balda, hombre totalmente vasquista y autor de la moción que había colocadola Ikurriñaen el balcón pamplonés. Sin embargo, sorprendentemente, pocas horas antes de cerrarse las listas se incluye como número uno a Julián Balduz, persona más cercana a los planteamientos de Arbeloa.

Tras los resultados electorales, y quizá por hallar una compensación, Urralburu ofrece a Carlos Garaikoetxeala Presidenciadel Parlamento Foral navarro. Con ello se evitaba que Arbeloa alcanzase el primer sillón parlamentario. El nacionalista no acepta la propuesta por entender que existía un pacto progresista que su partido apoyaba -Patxi Zabaleta iba para alcalde de Pamplona y Arbeloa para presidente del PFN- y que en todo caso las alteraciones a este compromiso las deberían pactar estas dos fuerzas políticas.

La tercera vía

El 21 de Mayo de 1981, el PSOE proponía la creación de una «tercera Vía»: El Consejo Vasconavarro. Se habían impuesto las tesis de Arbeloa, que propugnaba un ente al que en un principio había dado en llamar la «Dieta vasconavarra». Todavía hoy no están claros los motivos por los que Urralburu abandonó tan repentinamente sus planteamientos de dos años antes. ¿Poder votar más a gusto?.

Con Julián Balduz como alcalde de Pamplona y él mismo como presidente del legislativo foral, Arbeloa había cogido con fuerza las riendas del partido, y no iba a permitir disonancias en su seno.

El «affaire» Pérez Balda es un claro ejemplo de lo expuesto. Como declaraba a «Euzkadi» el concejal socialista, su depuración «se debe a que he sido coherente con mi línea. Yo salí elegido con un programa que sabían que iba a defender. Los que han cambiado han sido ellos y no yo, que sigo en el mismo sitio». Pérez Balda manifestó que estaba en la línea del otro gran depurado, Antón Aguirre, y se mostró contrario a la escisión del PSE.

Sin embargo, la voz de Txiki Benegas se alzaba en la prensa el 2 de Julio de 1989. En síntesis, y ante la sorpresa de propios y extraños, aseguraba que el PSOE estaba dispuesto a apoyar un referéndum en Navarra si su «tercera vía» no era aprobada por las demás fuerzas.

Los partidos opinan

Con respecto a la escisión del PSE dela Agrupación Socialistanavarra en su III Congreso, se realizó una encuesta a todos los partidos navarros. Los abertzales -sin excepción- valoraron negativamente el proyecto y lo consideraron un revés a la solución al problema navarro. El Partido Carlista consideró «hasta cierto punto natural» la medida en el terreno orgánico, pero ven poco serio ese planteamiento basado en motivos exclusivamente electorales.

UCD, UPN y Convergencia Navarra veían positiva la escisión y coincidían en la necesidad de que los problemas de Navarra se resolvieran desde este territorio exclusivamente.

Los socialistas vascos se dividieron y con ello rompieron un poco más Euzkadi. Lo que hoy es ya un hecho, la desvinculación de los socialistas navarros del PSE, adquirió plena vigencia jurídica una vez que dicho partido celebró su III Congreso a primeros de marzo de 1982 y en él se dió el visto bueno a la creación del Partido Socialista Navarro (PSN), desvinculado del anterior.

Nadie hubiera dicho que se iba a llegar a esta situación cuando en marzo de 1977 se constituía el PSE, en el que en aquel entonces tenían cabida todos los socialistas de Euzkadi. Pero el aumento considerable de militantes socialistas navarros en ese partido desde aquella fecha (en que eran tan escasos) hasta el día de la ruptura y la bifurcación institucional que se produce como consecuencia de la creación de dos comunidades autónomas (la “vasca” y la «navarra») dió como resultado el incremento de las discrepancias de los socialistas del Viejo Reino con respecto a las directrices unitarias de sus correligionarios de las otras tres provincias de Euzkadi Sur. Discrepancias que irían en aumento hasta dar origen a esa división en dos del PSE.

Porque no se han integrado

Los motivos de la creación del PSN estaban claros, por ejemplo, para Ricardo García Damborenea, parlamentario socialista enla Cámara Vasca, quien explicaba que «Navarra no se ha integrado al conjunto dela Comunidad Autónomadel País Vasco, es decir, no se han aplicado las previsiones de la disposición transitoria cuarta dela Constitución, y, por tanto, no tiene ningún sentido que los socialistas navarros y los dela Comunidad AutónomaVasca formen parte de la mis­ma organización».

Y además, si se le preguntaba al señor García Damborenea si el hecho de crear el PSN no suponía desmembrar un poco más Euzkadi,  respondería que «eso es lo que dicen los nacionalistas, ya que ellos parten del su­puesto de que Navarra es parte inseparable del País Vasco y yo no lo veo así, porque resulta que en estos momentos Vizcaya, Guipúzcoa y Álava han decidido formar parte de una comunidad y Navarra, no». Por estas razones, el portavoz socialista consideraba que «no estamos traicionando a nadie, estamos simplemente obedeciendo lo que es la voluntad popular mayoritaria, porque nosotros no servimos al proyecto político o geográfico nacionalista y nunca nos hemos visto en la obligación de seguir esas directrices en lo que a Navarra se refiere».

El caso es que la creación del PSN fue un hecho cuando los socialistas navarros celebraron su congreso constituyente y, aunque con ello se lograra «una enorme clarificación y un gran paso adelante», se instituyera el Comité Vasco Navarro («punto de contacto» entre las dos organizaciones) y dicho proyecto cuente con «una minoritaria oposición» -que en la parte «vasca» estaría representada por Antonio Aguirre y el histórico Juan Iglesias-, el PSE se dividió en dos.

En caso de alianzas, con la derecha

Como toda alteración, ésta también trajo consigo sus inevitables consecuencias que, concretamente en Navarra, se tradujeran en el imperioso desplazamiento de los socialistas de aquella provincia hacia alianzas con la derecha y los sectores más navarristas -por obvias razones de coincidencia ideológica- cuando los pactos se hicieron necesarios, puesto que el distanciamiento con los distintos sectores nacionalistas vascos habían alcanzado su punto máximo (no olvidemos también que el tema de la retirada de la ikurriña aún coleaba)y en lo que se refiere a los poli-milis, especialmente sensibilizados con el tema de Navarra y en ese tiempo en plena discusión interna sobre la oportunidad o inconveniencia de volver a la lucha armada, argumentaban que  esto podría significar el «motivo» que les hiciese decantarse hacia aquellas posturas radicales hoy afortunadamente olvidadas.

El Pacto que no se cumplió

Martes 10 de julio de 2012

El día 16 de Junio el Gobierno Vasco se trasladaba a Trucíos, dejando una Junta de Defensa en Bilbao que preside Leizaola, con los consejeros Aznar y Astigarrabia acompañados de algunos políticos.

Cuando se pierde Bilbao, el 19 de junio, Iñaki Ugarte Lángara es secretario ayudante del Jefe de División Pablo Beldarrain y debe estar en el puesto de mando de Retuerto (Baracaldo). Víctor Lejarcegui Larrondo espera hasta ser Comisario dela IV Divisiónque mandará Francisco Galán, pues en estas fechas no ha llegado a tierra vasca. Iñaki Ugarte sustituye al Comisario General José María Lasarte, como suplente, ya que este último nunca dimitió.

En estas fechas del 20 al 25 de junio, desde la pérdida de Bilbao, no se sabe que ha quedado o mejor dicho, quienes continúan con el Gobierno Vasco, pues el Ejército Vasco no se ha recuperado y se desconoce cuántos son y quiénes figuran en el Estado Mayor.

El Teniente coronel Montaud Noguerol, comienza la recuperación desde una villa situada al borde de la carretera, en Trucíos, no lejos del palacio donde se alojan el Presidente Aguirre, otros Consejeros y servicios.

La recuperación del Ejército Vasco es difícil. Se han marchado casi todos los mandos, entre los que se cuentan los Jefes de Intendencia, Sanidad y Artillería. Con ellos se van numerosos subalternos, otros mandos y los extranjeros.

El día tres de julio el Presidente Aguirre autoriza a un distinguido sacerdote vasco, para que «…exponga el problema nacional vasco y la situación actual de Euzkadi ante el Jefe y Gobierno italiano…». Asimismo y con la misma fecha, el Presidente del E.B.B., Doroteo Ciaurriz «… para que acuda ante el Jefe del Gobierno de Italia y le exponga los deseos y esperanzas de tipo humanitario y de derecho de gentes que abriga el pueblo de Euzkadi en el momento actual y las reivindicaciones políticas que constituyen la doctrina y el programa del nacionalismo vasco».

La caída de Bilbao ha supuesto la entrega mediante gestión mediadora y el copo por falta de movimientos y transportes, de veintiún batallones vascos.

El último combate de Archanda, permitió poder entregar numerosos prisioneros al enemigo, a través de muchas penalidades y riesgos de las autoridades y tropas vascas.

A la vez, la conservación de Bilbao y su contorno intactos y la evitación de pillajes, fue también importante razón para que esas tropas se quedaran, mientras otras gentes, abusivamente, se daban a la fuga.

En el escrito que el Presidente Aguirre me entrega, personalmente, para los Consejeros, dice que «Salvar el Ejército es misión principal». Y en eso estaremos en los días sucesivos a la pérdida de Bilbao. Por una parte han quedado muchas unidades del Ejército vasco sin llevar a Santander. Hay un pequeño intento para salir un grupo desde Trucíos, pero fracasa y en él pierde la vida el comandante del Araba, Barañano, que tenía derecho a evacuar, pues se encontraba herido.

El Ejército Vasco no se dispersa en Santander y mucho menos es absorbido, pues constituyó siempre un Cuerpo de Ejército, el vasco, al que únicamente se ha cambiado la numeración de sus unidades y el reagrupamiento se hace respetando las ideologías. Para los días 13 y 18 de julio (ver «Gudaris») están establecidas las líneas, los Batallones, Brigadas y Divisiones con sus respectivos puestos de mando.

Los días 28 y 29 de julio, en el ataque a la ermita de San Roque en el monte Kolitza, no hay que olvidar que es el III dela CNT, el que especialmente combate y protesta, con razón. (1).

Cuando el 2 de agosto se envía al Frente Popular un documento que firman el PNV y Solidaridad de Obreros Vascos («Gudaris» pág. 125), debe tenerse en cuenta aquello que dice la circular del Ministerio de Defensa, de fecha 27 de junio: «Afanes de proselitismo vienen invadiendo zonas militares». Tan era así que de vuelta de Valencia, después de haber salido en el «Tregastrel», barco del Socorro Rojo, pegando un salto y sin documentación ni aviso de huida, los señores Astigarrabia y Larrañaga, este último, en un mitin celebrado en Santander a su vuelta, el 27 de julio, decía: «si me ponen en una mano el carnet del P.C. y en la otra el bastón de general, me quedo con el carnet del P.C.» ¿Quiénes entonces tienen que ser los disciplinados, los obedientes, los que siempre luchan… los que no tienen carnet?

Ahora que se menciona, con insistencia y mala intención, lo sucedido en Santoña, más de un personaje audaz utiliza la palabra traición. Pero no hay guerras en las que no se intente, cuando la derrota amenaza, una buena retirada, señalando el éxito cuando no se han perdido los armamentos y los soldados.

¿Qué diríamos del frente de Santander, cuando iniciada la ofensiva enemiga el día 14 de agosto, llegan el 23 aocupar Breña. Villasante, Bercedo, Noceco, Agüera… habiéndose entregado sin luchar 14 batallones santanderinos? Sin embargo la O.G. N° 53 del Estado Mayor vasco menciona la brillante conducta de dos Brigadas, la 3a y 11a, dela Columna de Choque vasca en el Portillo de Suano y otros lugares, como Soto de Iruz.

Por lo que se refiere a lo que los Comisarios dicen sobre el pretendido ataque a Oviedo (una vez más) es también esta División que manda Ibarrola, la que se intenta acuda como reserva de la operación.

Pero mejor será que yo  recurra ahora a una agenda de 1937, que conservo y que puede ser sometida al carbono 14 si fuera necesario conocer su autenticidad.

En ella apunto como nos entrevistamos con el Gobierno Vasco el día 18 de julio para que defienda nuestras facultades y derechos sobre el Ejército vasco, que están siendo alterados al tomarse decisiones sin ser nosotros consultados. Hago presente que en estos momentos y otros cercanos a esta fecha, Ugarte se presenta conmigo a ciertos lugares, puesto que Lejarcegui no puede hacerlo sin abandonar el puesto de mando dela IV División.Y así, el día 24, nos entrevistamos con el comandante Lamas Arroyo y comisario del Norte, Somarriba, para que no se haga nada en el Ejército vasco sin nuestra intervención y, por fin se logra el cambio de mandos, después del cual, el día 29, visitamos al general Gamir Ullibarri en el E.M. del Norte, en Santander. Es cuando pedimos explicaciones sobre la operación sobre Oviedo, en la que se incluyela Divisiónvasca que manda Ibarrola. Nos dice el general que si no se nos ha comunicado, fue porque después de proyectada, Queipo del Llano la dio a conocer desde Radio Sevilla. Fue fácil nuestra contestación, alegando que al no estar nosotros presentes en ese estudio y sabiendo quiénes fueron sus colaboradores, entre ellos estaría el traidor. Años después, Lamas Arroyo confesaba en sus memorias («Unos y Otros»), que era él. Casi nada. El Jefe del Estado Mayor del Norte, enlace del Cuartel franquista. En su casa de Santoña pasaron los últimos momentos varios miembros y comisarios del Estado Mayor vasco.

El día 8 de agosto se inaugura la escuela de Comisarios en Santander, con la presencia del General, Somarriba, Ruiz Olazaran y muchos uniformes limpios con brillantes correajes. Es gracioso que nos llamen la atención a los representantes del Ejército vasco, hasta por nuestro as­pecto, ya que no teníamos ni camisa para cambiar. Una de nuestras protestas fue que barcos que traían ropas y víveres, comprados por el Gobierno Vasco, se quedaban en Santander.

El día 11 me correspondió hablar en la escuela de Comisarios y aproveché para pedirle propaganda a Somarriba y a la dirección de espectáculos, un aparato de cine. Para esta fecha ya sabíamos lo que se gestionaba con los italianos. Situamos el Comisariado nacionalista en la casa que a la orilla de la playa tenía Mariano Ansó, próxima a la llamada «Villa Miserias», del E.B.B. y no lejos de la que ocupaba el Batallón Arana Goiri. El día 16 fue la instalación y presentamos el proyecto de propaganda, que tenía por objeto justificar otras cosas.

El 17 llegó de Valencia el Presidente Aguirre. Fuimos a verle. Era la hora del almuerzo y a pesar de la oposición de los ertzañas logramos, casi a la carrera, presentarnos. Sería a los postres. Monzón se extrañó que nosotros estuviéramos todavía por aquellos lugares. El Presidente preguntó por la situación de los frentes. En aquel momento las señales de un bombardeo se veían a lo lejos, con las columnas de humo. Nosotros pedimos instrucciones y nos contestó rotundamente que nos replegáramos a Santoña, pues había logrado el permiso y la ayuda del Gobierno Central para la evacuación del Ejercito Vasco.

Teníamos al teniente Antón Arregui y al comandante Pirulo Arana como enlaces para el frente. Yo pedí al comandante José Zapirain, entonces herido, que me acompañara y ese mismo día me trasladé al frente de Santander para dar las instrucciones que habíamos recibido de quienes podían darlas.

El enemigo batía Ontaneda y dos Divisiones vascas, la 1a y 3a defendían ellas solas el frente de Santander. ¿Siempre nosotros?

Nos reunimos en Laredo el día 21. Iñaki Ugarte da cuenta a los reunidos de las declaraciones del Presidente y la posible evacuación. Más tarde, en el Estado Mayor de Limpias, nos convoca el coronel Prada a Jefes y Comisarios, detallando el peligro de corte y dice que el enemigo está atacando con sesenta batallones y cuatro Divisiones italianas. Esto hace que en Santander se celebre una reunión de partidos políticos y Jefes militares. Y a pesar de las pocas probabilidades de mover el ejército hacia Asturias, el coronel Prada da la orden de hacerlo. Entonces nosotros tememos por la posibilidad de perder el puerto de Santoña.

Es el día 21 cuando se presenta el Presidente en el E.M. de Limpias. Hemos sido amenazados y su discurso tiene esa energía que había en él, que tanto convencía y emocionaba.

Cuando el coronel Prada da la orden de retirada con la consigna de «Las cuentas serán saldadas», cada uno de nosotros piensa en un rumbo. El dispone de un submarino. Es el día 23. Nosotros, Egaña, Astiz, Arenillas, Boullón y Lafuente, vamos a Laredo.

Vuelvo a decir que estoy siguiendo lo que entonces escribí en una agenda.

Se nombra lo que se ha llamado último Gobierno vasco entonces. No van a disponer de muchas horas. Es lo que creíamos necesario, para el orden y el momento de embarcar.

Por una indiscreción yo perdí la confianza, pero pude escuchar tras una puerta, arrodillado sobre un colchón y alumbrado por una vela, que el llamado Pacto de Santoña no se cumpliría. Los italianos lo comunicaban esa madrugada del día 25.

Los comisarios Ugarte y Lejarcegui nada me dijeron cuando se disponían a salir volando. Uno de los documentos que han dejado dice, que yo era uno de los principales responsables de la ejecución del Pacto.

El Gobierno Vasco con el Presidente Aguirre, quiso, de acuerdo con Valencia, salvar su Ejército. El PNV también. Un canje fracasó en cuanto a las cifras posibles. ¡Cuánto sufrimiento después!.

Y para quien recuerda nuestros poetas, el hombre de la gallina, yo le digo con León Felipe:

Yo no sé muchas cosas, es verdad.

Digo tan sólo lo que he visto.

Y he visto:

Que la cuna del hombre la mecen con cuentos, que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, que los huesos del hombre los entierran con cuentos, y que el miedo del hombre… ha inventado todos los cuentos. Yo sé muy pocas cosas, es verdad, pero me han dormido con todos los cuentos… y sé todos los cuentos.

Sancho de Beurko.

(1) En «Gudaris» doy el relato completo de esta operación.