Vosotros canapés, nosotros transferencias

No estoy en contra de los canapés. Todo lo contrario. En Madrid tenemos un grito de guerra: «Donde haya un canapé siempre tiene que haber alguien del penebé» como nos llaman los catalanes. Buscar el canapé es hacer acto de presencia y aunque no evite la cena, alivia el rigor de la tarde.

Viene a cuento éste comentario, un poco insustancial, tras el mitin ofrecido por el presidente del BBB, Andoni Ortuzar al presentar las candidaturas de Mungialdea el sábado en Bakio. Con otras palabras vino a decir que los socialistas organizan celebraciones con canapés para recordar el estatuto y al día siguiente, meten el estatuto en el cajón, mientras nosotros no celebramos un estatuto incumplido, aunque vayan cargos institucionales a Ajuria Enea, y trabajamos por completar un texto al que le siguen faltando competencias por cumplir.

El afortunado símil ha irritado a los socialistas que viven de la imagen y ahora nos acusan de no celebrar el estatuto y como el lunes Ibarretxe da una charla en Donosti, pues argumentan que seguimos con el raca -raca. Y no hay nada de eso.

En primer lugar porque representantes institucionales elegidos en las listas del PNV estarán el lunes en Ajuria Enea. Servicios mínimos.

En segundo lugar porque se ha demostrado que aplicamos el refrán de “A Dios rogando y con el mazo dando». No celebramos un estatuto que treinta años después sigue sin cumplirse, pero traba­jamos para su desarrollo como lo hemos demostrado estos días.

Y recordamos que ante el primer estatuto, el que habría que celebrar, el del uno de octubre de 1930, teníamos enfrente a toda la derecha armada y sublevada, contra aquella legalidad y no solo no lo celebró sino que lo conculcó.

Y, en 1979, cuando el 25 de octubre aprobamos en referéndum el estatuto de Gernika, el segundo, teníamos al PP votando NO y haciendo campaña en contra.

Y cuando en todo un año (2009-2010), el PP y el PSE han aprobado una sola ley que es la celebración de este estatuto, el segundo, no el primero que sería lo lógico, no han contado para nada con la opinión del partido que lideró el proceso de sacarlo adelante. El PSE se casa con el PP, celebra en pareja el estatuto con quien se opuso y nos acusa de no trabajar por él. ¡Qué majos!.

Todo esto no tiene la menor credibilidad, por lo que el ciudadano capta a la primera quien va a por el canapé y quien por las transferencias.

Seis candidatos de Mungialdea y un txakolí en el Batzoki de Bakio

Tenía invitación para ir a las Putxeras de Balmaseda y en la otra esquina para acudir al congreso del PSM en Mallorca, pero he estado en Bakio.

El Bizkai Buru Batzar y concretamente su presidente Andoni  Ortuzar, presentaba a los cabezas de lista de la comarca de Mungialdea. Cuatro hombres y dos mujeres. En Bakio deja la cabecera de lista, Txomin Rentería que lleva casi veinte años entre una concejalía y la alcaldía.

El hombre estaba feliz ya que acabamos de lograr una partida para acabar las obras del Museo del Txakoli, al lado del frontón, a la entrada del pueblo. El año pasado no pudimos meter esta partida y el 2010 han tenido las obras paradas convertidas en un monumento al Museo, con las vigas, ladrillos y útiles de la construcción esperando la mano amiga que los ponga en su sitio. De ahí su contento. Terminará su mandato con la obra inaugurada.

En su día, en tiempos del PP y habida cuenta que la competencia era de Costas, logramos una partida para hacer el paseo marítimo, que es espléndido y vertebra el pueblo. Y digo que éstas son las mal llamadas enmiendas de Campanario, pero que para una localidad, son la bendición. Municipios que apenas llegan  económicamente a fin de mes, estas inversiones le dan la vuelta al pueblo.

El martes comí en  Madrid  con los miembros de la Comisión Mixta presidida por Miguel Arias Cañete, quien fuera ministro de agricultura con Aznar. Es un tipo listo y movido. Nos dijo que el PP no presentaría este año enmiendas de campanario. «Nosotros sí» le dije. “Es que a vosotros os las aceptan” contestó.

Después de la presentación  en Bakio de las candidaturas y las palabras de Ortuzar fuimos a tomar un txakolí al batzoki. Allí me encontré con José Ignacio Palacios. Le recuerdo viniendo con su suegro a la oficina que teníamos en la calle Iparraguirre y luego  a la oficina de  Marqués del Puerto y llevándonos  la cuenta de  la primera campaña al Parlamento Vasco en 1980 a través de la Agencia Danis, en la que trabajaba. «Todo un Gobierno para Todo un Pueblo» fue el lema ganador de aquella campaña. Y le he recordado lo que me costó cambiar un criterio establecido por Ajuriaguerra en la campaña de 1977. D. Juan decía que había que evitar por todos los medios el culto a la personalidad  .En las primeras elecciones se publicaron las fotografías de todos los candidatos en un cartel que parecía una requisitoria del Oeste. El cambio, pedido en 1980 por la agencia fue que, a pesar de que se elegía un Parlamento, en aquella ocasión veinte parlamentarios por cada territorio, sesenta, «vendiéramos» un ejecutivo y un presidente. Es decir la figura de Carlos Garaikoetxea como candidato a Lehendakari cuando todavía el grueso de la ciudadanía no conocía ni la palabra Lehendakari. Garaikoetxea se había hecho muy conocido en la negociación del estatuto como Presidente del Consejo General Vasco. Y costó lo suyo, pero hicimos la campaña tomándolo como eje y sacando para los niños una ballena-tobogán que paseamos por los pueblos. Y ganamos de calle. Habíamos logrado una buena negociación estatutaria, había regresado el Lehendakari Leizaola del exilio y estábamos pletóricos. Garaikoetxea había personalizado todo aquello. Pero D. Juan tuvo razón. El culto a la personalidad incipiente que aquello supuso nos hizo mucho daño. En 1986 se dividía el PNV. Pero eso es otra historia.

Hoy me tomé el txakolí en el Batzoki. La próxima vez lo haré  en la entrada del pueblo, en el Museo del Txakolí. Gracias a las enmiendas de Campanario.

El camelo de las relaciones de Jauregui con el PNV

Esta semana, a raíz del cambio de gobierno en Madrid, ha habido interés, por parte de algunos comentaristas, en hacer mucho hincapié en la estrecha  relación de Ramón Jauregui con el PNV. «Tiene una excelente relación con el PNV» dice el Mundo. También y curiosamente  informaba  este periódico, al hablar de su biografía, algo terrible: «La mancha del GAL también le salpicó: Damborenea denunció una reunión en un chalé de la sierra madrileña, auspiciada por Barrionuevo, en la que estuvieron presentes  Rafael Vera, los tres Delegados del Gobierno en el País Vasco -Jauregui entre ellos-Sancristóbal y Benegas, entre otros». Lo escribió Mikel Otegi en El Mundo el jueves 21 de octubre.

A raíz de estos comentarios, que me han extrañado, le he preguntado a Urkullu sobre el particular: » relación respetuosa», sin más. Y a Erkoreka: «correcta», sin más.

¿Seguramente sí la tiene con Ardanza, ya que fue su vicelehendakari, pero nunca la tuvo con Arzalluz. Es más. Fue a su despacho en su día a quejarse de ello. Ni con Retolaza, ni con Egibar, ni con los Diputados Generales. Mucho  menos  tras su postnacionalismo con Onaindia, Markiegui y compañía. Izaskun Bilbao, me ha comentado que esta semana le fue a saludar a Ibarretxe antes de su conferencia en Bruselas. Pero la cortesía no fue más allá. No se quedó. Al Lehendakari Ibarretxe siempre le ha criticado durísimamente. Y al PNV a cuenta de la violencia. Ha dicho cosas terribles de nosotros. Un día me harté de sus críticas y le pregunté  como era posible que habiendo sido Delegado del Gobierno central en Euzkadi  jamás se  enterara de la existencia del GAL y si no sabía lo que pasaba, ¿por qué no preguntó?. Desde entonces no me saluda. Y eso que coincidimos en el Parlamento Vasco, en el Congreso, en un viaje a Moscú y en la boda de la hija de Rojo, Natalia y en actos varios. Desde entonces no duermo. Estoy desolado.

Es más. Le he criticado que habiendo sido Vice-lendakari y habiendo hecho una buena labor, jamás la haya reivindicado. Escribió el libro «EI País que yo quiero», y aprendió un euskera decente. Parecía que su apuesta por Euzkadi iba en serio. De haber sido así y vistas las cosas sucedidas, hoy sería Lehendakari. Pero esto se le quedó pequeño. Perdió las elecciones y ya su única obsesión fue irse a Madrid y querer ser ministro. De lo que fuera, pero ministro. Y lo ha conseguido. No lo hará mal, porque es hombre de gestión aseada, pero sin más.

Mi mujer, nieta del primer Consejero de Industria de la historia del Gobierno Vasco, el Consejero que propuso la ikurriña como bandera de los vascos, le regaló una fotografía, de José Antonio Aguirre regalada por el Lehendakari a Santiago Aznar. Se la llevó a su despacho de Lakua. La recibió con mucho entusiasmo pero cuando abandonó  dicho  despacho, la dejó allí. No le interesó lo más mínimo. Y eso que había sido un regalo personal. Eso me dio la talla del personaje. Pura apariencia ciclotímica.

Y con sus compañeros, salvo con Rojo, sus relaciones no son buenas. En una entrevista  hecha por  EI Correo se explicaba así: «No debo nada a mis compañeros del PSE, que en ningún momento han reivindicado a su viejo secretario general». Ahí queda. Los arrumakos de estos días de Patxi López y compañeros varios, pura hipocresía. Nada con sifón.

Pero hay que reconocer que por carambola y por apoyo del PNV, ha logrado lo que quería. Ser ministro de España. Pues muy bien, pero  destacar esa falsedad de sus excelentes relaciones con el PNV, menos lobos. Superficiales. Sin más.

Un vasco que triunfa en Madrid. La fascinación del pesebre es arrolladora.