En el Día de Galiza

Estuve el lunes, día de Santiago en Galiza celebrando el día de la Patria Galega. Para el presidente de la Xunta, Núñez Feijoo, el día de la Autonomía. Es del PP. Se nota.

Nos suele invitar el Bloque cada año y allí acudimos. Llegué el domingo en vuelo directo desde Bilbao a Santiago. Coincidí con Jon Abril, vicecoordinador de Aralar y con Lorena López de la Calle, juntera en Araba de Bildu (EA). Nos esperaba un profesor de historia portugués  pintoresco y entusiasta que es ahora del Bloque pero que tenía su coche redondo de tantos golpes que le había dado a su viejo cacharro. Un tipo muy original. Y nada más llegar nos llevó a Santo Domingo de Bonaval que es ahora el Panteón de los Galegos Ilustres. Allí están enterrados Rosalía de Castro, Castelao, Braña y otros. Y me dio envidia. No veo el día en que tengamos algo así en Euzkadi. Un Panteón de Vascos Ilustres con San Ignacio de Loyola, Arriaga, Unamuno, Pío Baroja, Juan de Garay, Bruno Mauricio de Zabala, Sabino Arana, Balenciaga, y un largo etc. Eso es referencia de país. De Estado.

En el Panteón, que ya conocía pues estuve en su día de la mano del partido galeguista con Uzturre, participamos en un acto organizado por las Mocedades del Bloque, y  por esto habló  su responsable Iria Aboi y el portavoz del Bloque Guillerme Vazquez a quien conocí cuando éste fue diputado en Madrid. Tras las palabras, la ofrenda floral ante las tumbas de Castelao y Rosalía y la entonación de un Himno admitido por todos.

De allí nos fuimos al recinto Ferial en terrenos de la vieja universidad para participar en una mesa redonda que tenía como asunto reflexionar en relación con el intento del PP y ciertas personalidades españolas, de recentralizar el estado de las autonomías. Allí hablamos el representante de ERC, de EA, del Bloque y del PNV. Hubo participación y buen ambiente. La parroquia estaba entregada.

El lunes 25 participamos en la manifestación por las calles de Santiago hasta llegar a la Praxa Quintana, detrás de la Basílica de Santiago. La Plaza estaba a rebosar. Más que el año pasado, cuando estuve con Joseba Zubia. Y allí habló de nuevo Guillerme Vázquez.

En el emblemático escenario, al que concurrieron 15.000 personas, el portavoz nacional del Bloque dejó para el final su apelación a una organización reforzada y sin fisuras, ante la asamblea para elegir portavoz y candidato a la Xunta, en una suerte de espantada de meigas, y en evitación de hipotéticas grietas.

Con todo, la vital asamblea del BNG será aplazada si finalmente el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, adelanta las elecciones para otoño, posibilidad para la que el BNG está preparado, según anticipó el portavoz nacional.

No entró Vázquez en mayores consideraciones, pero apeló a un nacionalismo “útil” para capear el temporal de la crisis, sortear las “escasas” competencias de Galicia y frenar el daño que los mercados, ajenos a la disciplina de la política, causan en los sectores estratégicos del país. Porque “a opción para avanzar é o BNG”, se mostró contundente Vázquez, después de realizar una crítica gruesa del modelo neoliberal, del que hizo cómplices a PP y PSOE, y poner el “Titanic social” como metáfora global de un mundo en el que solo hay salvación para los que tienen pasaje en los camarotes de lujo.

Y tras el acto político nos fuimos a comer pulpo a una arboleda en la vieja universidad. Había unas siete mil personas y un gran ambiente con gaiteros y tambores. Y, a las cinco, en Lavacolla salí hacia Madrid y de Madrid a Bilbao, ya que no tenía avión directo.

Una buena estancia donde he conocido al responsable de la política exterior de Convergencia Víctor Terradelles, editor de una revista en inglés, Catalonia muy notable y al presidente de la asociación de escritores Galeuzka, que me pareció un hombre capaz y muy entusiasmado con potenciar la relación entre escritores gallegos, catalanes y vascos. Y, el pulpo, magnífico.

De Bolívar a Santiago

Escribo esto el domingo 24 a las dos. A las cuatro cojo el avión a Santiago de Compostela para estar a la tarde en  una Mesa Redonda titulada “Las Naciones contra la involución en el Estado”. Mañana lunes se celebra el día de Galicia y el Bloque, como todos los años, nos ha invitado a su fiesta.

Esta tarde tenemos este coloquio sobre la recentralización que se pretende por parte del PP, una cena con todas las delegaciones y mañana en Santiago, el día de la Patria Galega lo comenzaremos con una manifestación que terminará en la Praza da Quintana, que cierra con un mitin de los dirigentes del Bloque, y vuelta a casa.

Y pongo lo de Bolívar pues acababa de estar en la Puebla de Bolívar conmemorando el aniversario del nacimiento de Simón Bolívar el Libertador. Cada año, en su museo, se recuerda esta fecha y allí la directora Ana Arriaga se vuelca. Tiene el museo muy bien cuidado y vale la pena verlo. En la parte baja inauguraba también  hoy  una exposición de Mikel Lertxundi de escultura vasca que, cubiertas por papel, esperaban terminara el acto en el segundo piso, para dar cuenta de esta exposición. Ziortza-Bolívar está a 45 kilómetros de Bilbao, al pie de la Colegiata de  Zenarruza  y tiene 395 habitantes.

Ha faltado la diputada de Cultura Josune Ariztondo que tenía que estar en Otxandio recordando el 75 aniversario de aquella masacre hecha por los franquistas nada más iniciarse la guerra. Y en su lugar ha dado la bienvenida Asier Madarieta que, con el concurso de la directora ha saludado a los dos embajadores venezolanos y a  la cónsul allí presentes. El embajador de Venezuela en Madrid, Bernardo Álvarez, y el de Venezuela en Argelia, de apellido Mujica  interesado por los orígenes de su familia. Hijo de un conocido periodista comunista Héctor Mujica, el embajador en Madrid le ha recordado que su  apellido significa en castellano” melocotón”.

El embajador Álvarez  en sus palabras ha reflexionado sobre el carácter vasco de un Bolívar cuyo quinto abuelo nació en Markina y del propio Simón que vivió un año de su vida en Bilbao, en el Casco Viejo, antes de casarse con otra hija de vascos, María Teresa del Toro y Alayza, que tras la boda, murió a los 19 años víctima de la fiebre amarilla. En su día les propuse al ayuntamiento que en la Plaza Bolívar, donde hay un busto bastante feo, se colocara una estatua de Simón Bolívar con una flor, ”Bolivar enamorado”. Nada. Pues sería un puntazo..

Y después ha habido una conferencia  de Mikel Errazkin, antropólogo social e ingeniero a quien conocí en Tolosa cuando nos informaban sobre los magníficos trabajos que están haciendo en la Fundación Aranzadi en la recuperación de la Memoria Histórica. He saludado también al alcalde de Ziortza-Bolívar, José Azpiazu, del PNV, y que preside un ayuntamiento que se desanexionó de Markina en el 2005.

Invito a ver el museo donde los recuerdos del insigne bolivariano D. Patxi Abrisketa está presente por todas partes, así como los regalos y homenajes que se le hicieron al Lehendakari Carlos Garaikoetxea cuando viajó en 1983 a Panamá, Caracas y Bogotá, así como la descripción de la vida de Bolívar, monedas de países bolivarianos, el Bolívar que se exhibió en el Pabellón de Euzkadi en la Expo de Sevilla, el Decreto de Guerra a Muerte del general, y una frase  que traje del Centro Vasco de Caracas  y que siempre he querido estuviera en la fachada y que orna en un cuadrito dentro.es de la poetisa rumana Elena Vacaresco y dice algo tan bonito como:

Bolívar,

Pradera de  Molino en lengua Vasca

Molino que supo moler  trigo de gloria y dar a los pueblos, pan de libertad”.

Ojalá la Diputación y el Ayuntamiento logren que el gobierno venezolano haga algo en el municipio como si hicieron las dictaduras de Gómez, un monolito y de Pérez Jiménez, una escuela. El embajador algo dijo.

Higino Uriarte: un vasco en las guerrillas de Filipinas

He tenido la grata oportunidad de leer la versión en español de una historia verdadera -para el público fue editada en inglés- que es toda una odisea, escrita por el propio protagonista con sencillez pero con realismo.

Cuando su autor me la entregó y aunque ya me había hablado de sus actividades dentro de las guerrillas filipinas durante la ocupación japonesa de aquellas islas, como lo hacía con su habitual modestia, no sospechaba ni lo más mínimo, la trascendencia de su actuación.

Después de conocerlas en detalle, he pensado que estas aventuras son dignas de divulgarlas entre nosotros, los compatriotas del que las vivió y no quedar reservadas sólo para conocimiento de sus familiares y amigos, como era el propósito de su autor.

Colaboró primero en la organización de las guerrillas y actuó como enlace dentro de ellas, tanto con los jefes filipinos como con los altos mandos norteamericanos y pasó después a la organización “Allied Intelligence Bureau”, que era un servicio de espionaje, del que fue activo y eficiente agente, con el grado de capitán del ejército filipino. En esta actividad, sin duda la más arriesgada, se introdujo en la zona ocupada por los nipones, llegando a actuar hasta en la misma capital, Manila.

El verdadero interés de este documentado relato, lo tiene para los filipinos, porque fue su país el que sufrió la invasión y además los nativos pueden seguir mejor los acontecimientos, por serles conocidos los lugares donde sucedieron, así como las personas que los protagonizaron.

Para nosotros los vascos no deja tampoco de tener interés y sobre todo debe proporcionarnos orgullo, el que un compatriota nuestro, impulsado por el amor que todo vasco siente por la libertad y el odio a toda tiranía (así lo confirma el autor en su libro) y para, al mismo tiempo -añade- “demostrar al pueblo filipino su lealtad y gratitud”, luchando junto a él contra el invasor, con riesgo de todo lo que poseía.

El protagonista de estas hazañas era un joven entonces de 24 años, nacido en Filipinas de padres vascos, con nacionalidad española, abertzale de todo corazón, cuyos antepasados residían en aquellas islas desde el año 1840. Aunque temo no sería del agrado de él, pienso se debe consignar su nombre: Higinio Uriarte Zamakona.

Como podría tachárseme de parcial en mis apreciaciones sobre la actuación de Uriarte, voy a transcribir unos párrafos escritos por el editor en el “Prefacio” de la obra.

“El caso del autor, único durante aquella guerra -fue una completa desviación en su derrotero normal de la existencia de una vida regalada de un hacendero, a la vida de un nómada- una transformación que sólo podría justificarse con la explanación de su amor a la libertad y el odio a la opresión”.

“Su carácter de vasco hermanado con su espíritu de joven inquieto, no permitía la opresión y crueldad impuesta por la conquista, ni menos podía tolerar un gobierno de fuerza bruta. De aquí que, Higinio Uriarte se trasmontó para unirse con los contados filipinos que se internaron en las selvas de Negros, para organizar y formar la resistencia contra los invasores”.

“Higinio Uriarte, conocido por su seudónimo de “Gudari” (soldado), guardaba en su alma la fe y el fervor patriótico tanto más que, no siendo filipino, arriesgó su vida como pocos lo hubieran hecho por una causa que no era la suya y por una patria que no era la amada de sus antepasados. En las montañas vivió la vida de los soldados guerrilleros: dormía como ellos con los trajes puestos para estar siempre preparados ante cualquier eventualidad; caminaba por los cerros angostos con sus pies descubiertos -por carencia de zapatos-. Uriarte atravesaba elevadas sierras, cruzaba caminos vigilados por centinelas enemigos en sus diversas misiones militares y por medio de barcos de vela, cruzaba los mares filipinos ocupados por los japoneses, en sus travesías a la isla de Luzón, como agente de Allied Intelligence Bureau (A.I.B.)”.

A ésto que escribe el editor, debemos añadir que recorrió toda la isla de Negros de Norte a Sur, andando hasta diez horas diarias por las montañas (declara Uriarte que le había servido de entrenamiento el haber sido “mendigoizale” en Euzkadi). Debido a estas caminatas mojado y a veces con frío, llegó a caer enfermo, pero pronto se restableció y pudo proseguir su labor ardua y penosa.

Fue declarado por los japoneses “hombre buscado” y tenían orden las fuerzas de ocupación de matarle en el acto si lo capturaban. Pasó por trances apuradísimos, pero no llegaron a reconocerle.

Obtenía y recogía la información de sus agentes y después de ordenarla, la transmitía por radio al general Mac Arthur, que se encontraba en Australia. Fueron tan importantes estas informaciones, que re­cibieron el elogio del Almirante Nimitz, quien mandaba la flota norteamericana en el Pacífico.

Fueron sus colaboradores íntimos qué contaban con toda su confianza, los también vascos Garbi Elordi y Jesús Bilbao, quienes actuaban con el grado de tenientes del Ejército filipino.

Uriarte, como buen abertzale, no podía dejar de dedicar varias páginas de su libro, a exponer una reseña histórica, resumida pero muy completa, sobre Euzkadi.

Tampoco deja de recordar que entre los tanques que entraron en Manila, al ser liberada por las tropas norteamericanas, figuraba uno con el nombre de “Fighting Basques” (Luchadores Vascos), ocupado por soldados de Idaho (USA), hijos de vascos.

Al final de sus memorias dedica unos párrafos a disculpar la actuación de algunas personas tachadas de colaboracionistas y expone asimismo las intrigas habidas tanto en los mandos filipinos, como entre los norteamericanos.

Como final hace unas atinadas consideraciones sobre la situación política, social y económica de la nación filipina, después de la guerra en que se vio envuelta.

Por nuestra parte hemos de destacar, que aunque conocíamos la existencia de muchos vascos en el archipiélago filipino, nos ha llamado la atención al leer esta historia, el gran número de apellidos vascos que aparecen en ella, por lo que no queremos dejar de detallarlos: Bilbao, Elordi, Luzuriaga, Elexalde, Soloaga, Andia, Ortube, Bengoetxea, Ganboa, Salazar, Zuloaga, Sagastasola, Zabaljaurgi, Lezama, Zubiri, Imaz, Iturmendi, Auzmendi, Larrabeiti, Legarreta, Arrieta, Ormarrementeria, Zamakona, Ametzazurra, Azarloza, Labirua, Ozamiz y claro está Uriarte.

Nos parece que unas aventuras como éstas, que poseen además de su interés humano, el patriótico, podrían servir muy bien de argumento para una película del naciente Euskal Zinema, o para ETB, la cual tendría sobre todo gran aceptación en el pueblo filipino.