Recomendación. Visitar las galerías de Punta Begoña

Sábado 20 de julio de 2024

En 1918 el magnate Horacio Echevarrieta recibió una carta del ayuntamiento de Getxo para hacer algo que evitara el desprendimiento de rocas de las laderas donde tenía su mansión, hoy desgraciadamente destruida y sustituida por dos edificios horrorosos que esos si deberían ser demolidos o puesto en lugar visible una señalización que nos diga el ayuntamiento que lo permitió y el constructor que hizo negocio. Una indecencia.

Echevarrieta, ante la carta en lugar de apuntalar solo el talud con un simple muro de contención decidió encargar un espacio de disfrute del paisaje desde dominar las minas de la margen izquierda de la Ría de Bilbao que eran de su propiedad, la bahía por la que salían sus barcos hacia mercados internacionales y el hormigueo de esa burguesía que poco a poco iba haciendo de Neguri y Getxo un referente europeo de ocio ligado al mar.

El encargo se lo hizo al gran arquitecto de Bilbao, Ricardo Bastida cuyo nieto, Ricardo Gatzagaetxeberria se jubilaba como letrado del Gobierno Vasco tras una vida de servicio público. Convivimos en el Congreso, estuvo luego en el Senado y fue parte del primer gobierno Urkullu como Consejero de Economía y Hacienda.

Por dos euros y tras ponerte un casco de obra, Eunate, la guía con gran  profesionalidad, te va explicando la historia de las galerías, subiendo al techo donde se está excavando ya que se han encontrado restos de milenarios  asentamientos para terminar en un gran salón que en sus techos conserva inscritas los gritos de rigor de la dictadura. ”Una, Grande y Libre”. ”Viva Franco”. ”Arriba España” ya que ese Neguri colaboracionista castigó al genial Echevarrieta por su adscripción a la conjunción republicano-socialista.

Es una de las cuestiones que llama la atención. Un millonario republicano, hijo de Cosme Echevarrieta inquieto por todo lo que se movía en todas partes y con una capacidad emprendedora que hoy no se ve por casi ninguna parte. Metro de Barcelona, un submarino, el transbordador de las cataratas del Niágara, la Gran Vía madrileña, el periódico El Liberal, Iberia, Unión Radio, precursora de la Ser……

En segundo lugar, destacar como penoso el abandono de las galerías por parte del ayuntamiento de Getxo hasta 2014 permitiendo el vandalismo más desaforado que con sus pintadas, robos, y marginalidad casi estuvo a punto de acabar con ellas. Y en tercer lugar y a pesar del trabajo que se está haciendo una Fundación mancomunadamente con la Universidad, falta un empuje serio para terminar de refaccionarlo todo y darle un uso ad hoc. De hecho se está habilitando el gran salón cuya chimenea se encuentra en el estado de la foto. Si para construir las galerías se emplearon cuatro años, diez años después de trabajo nos dice que se va muy lento. ¿Por qué?. Nos dicen que no hay presupuesto. Pues que se busque y encuentre. Hay obras mucho menos interesantes que si lo tienen. Es una problema de prioridades.

Una lástima pues habiendo encontrado la misma fábrica que hacía los azulejos que tienen las galerías no sé por qué no se hace ese trabajo por partes. Esa maravilla no puede llevar el paso de procesión y esperar otros diez años para que vuelva a su esplendor. Y que no me cuenten la historia de las excavaciones que lógicamente necesitan su tratamiento científico y arqueológico que se están haciendo arriba, pero que no afectan absolutamente en nada al arreglo de las Galerías.

Recomiendo la visita pues es algo inigualable que siempre las hemos visto allí, estáticas y deteriorándose, pero tiene una buena historia bien contada por Eunate. Quizás tenga otra historia inconfesable de intentos inmobiliarios, como la inmensa chapuza que se hizo con los edificios que la coronan, pero esa historia seguramente no es para que nos la cuenten.

Foto de gudaris y directivos de Juventud Vasca con ikurriña

Viernes 19 de julio de 2024

Estamos desde el sábado de la ikurriña y su importancia.130 años no es un número cualquiera. Y traigo esta fotografía por una razón. Quien la porta es Ramón Muguruza, activo en Juventud Vasca de Bilbao que posteriormente fue gudari y tras la caída de Bilbao, encarcelado. Pintaba muy bien a plumilla y en prisión hizo un retrato de Schubert magistral. Lo vi en casa de su hermana Beatriz, casada con el hermano de mi aita José Mari. Quizás por esta proximidad y para rehacer su vida ante tantas penalidades recaló en Cumaná, en el Oriente venezolano. Se casó con una joven de Mungia, Aure Berrostiguieta y fue padrino de mi hermano Jon. Tuvieron un hijo Javi con el que íbamos al Colegio en Cumaná, a las infinitas playas de arenas blancas y cocoteros, a ver películas familiares, del Gordo y el Flaco, del Pájaro Loco y de Abbot y Costello.

Los padres regentaban el hotel Miranda en Cumaná y él llevaba contabilidades. Su hijo Javier tras un exitoso bachillerato, se fue a estudiar ingeniería a la Universidad de Ohio, se casó con una estadounidense y tras una vida de trabajo falleció pero su hijo, nieto de Ramón, seguidor del Athletic hace quince días y con su acento yanqui ha estado en la Villa de su aitite y le hemos invitado al Batzoki de Tenderia lugar que está, muy cerca, y donde sacada esta foto en la sede de Juventud Vasca en la calle Bidebarrieta. Y le hemos contado cosas de su aitite, ya que su aita, Javi falleció. Era primo carnal de Jon Etxeberria Muguruza, alderdikide muy conocido que estuvo en la comida.

La fotografía es de directivos de Juventud Vasca de Bilbao y oficiales de la Compañía Oldargi del Batallón Otxandiano y Capellanes.

Algunos les sonarán pues fueron muy activos en la transición y la gente de cierta edad les conoció. Eran de otra pasta. Activos, ruidosos, solidarios y siempre presentes. Nunca pìdieron nada.

De izquierda a derecha, Patxi Maidagan, el P. Eugenio Rodríguez, José Mari Barrenetxea, Joseé Mari Anzola, Juanjo Basterra, Esteban  de Urteaga, Jesús Mari de Zuaznabar, Ramón Muguruza, Vicioso, Lucio de Aretxabaleta, de Arriaga, Koldo Izaguirre, Pascual de Olascoaga

Las Emakumes tenían su organización, EAB, y fueron determinantes en la guerra, pero es evidente que hace 85 años los roles estaban diferenciados y en esta foto no salen, pero existían y eran muy activas en Emakume Abertzale Batza. Por aclarar.

Muere Mateo Balbuena, el último combatiente de Euzkadiko Gudarostea

Jueves 18 de julio de 2024

Iban Gorriti

Mateo Balbuena, hace apenas unos meses. DEIA

Con la pérdida de este exmiliciano comunista, decano de los 50.000 gudaris, se pone fin a toda una generación de combatientes del lehendakari Aguirre

El fallecimiento la pasada noche del martes de Mateo Balbuena pone fin a toda una generación de soldados del Ejército de Euskadi, del nacido de forma espontánea como Euzkadiko Gudarostea tras el golpe de Estado de militares españoles contra la Segunda República, iniciado precisamente hoy hace 88 años y que derivó en guerra.

Antifascista residente durante su vida en León, Asturias, Araba y Bizkaia y nacido el 21 de septiembre de 1913 en el municipio de Villamartín de Don Sancho, Mateo Balbuena Iglesias ha sido el último combatiente vivo del alrededor de 50.000 efectivos del único ejército vasco que ha existido como tal. Por otro lado, el último finado nacido en Euskadi y euskaldun fue el gudari de la Marina Auxiliar de Guerra, Juan Azkarate Arauka (Bermeo, 18 de junio de 1922), fallecido el 9 de junio de 2023 a la edad de cien años.

La aportación del exmiliciano comunista heterodoxo Mateo Balbuena Iglesias al Ejército del ‘Gobierno Provisional del País Vasco fue muy significativa. Tras el golpe militar de 1936, constituyó tres batallones de afiliaciones diferentes, pero que combatieron a una contra aquel bando contrario a los principios democráticos: el Leandro Carro, del PC, en el que el alavés llegó a ser teniente; el Bakunin, de CNT; y el Araba, del PNV“Solo los del PNV tenían ropa de combate y mejores armas. Nosotros íbamos con lo nuestro y en ocasiones nos dejaban armas como las que posábamos en las fotos”, diferenciaba. Quien más adelante también fue teniente de Carabineros en el Ejército Republicano compartió unidad comunista con el abuelo materno del Foto del Balbuena gudari, durante la guerra del 36.lehendakari Ibarretxe, Joaquín Markuartu, ferroviario de Amurrio.

Foto del Balbuena gudari, durante la guerra del 36. DEIA

Desde joven, el intelectual fallecido que en septiembre iba a cumplir los 111 años –decano de Euskadi–, se interesó por el pensamiento crítico y anticapitalista. Con 16 años rubricó en un periódico de Madrid el relato Nosotros y con 102 años estuvo de gira presentando el último de sus 16 libros publicados, titulado Impotencia política de las fuerzas asalariadas. “Tengo un grupito de personas que vienen al caserío para compartir ideas de Economía”, detallaba quien fue finalista del Premio Planeta en 1964 a DEIA el verano pasado mientras usaba la azada en la huerta de su caserío en Santa María de Lezama, Amurrio. Este inmueble en el que su hija, Alicia Balbuena, confirma que el fallecimiento de su padre, perteneció en otro tiempo a la histórica familia de músicos Arriaga.

Balbuena fue el mayor de diez hermanos. Esta razón le llevó a que sus progenitores le enviaran a ayudar en un comercio de una familia amiga, hecho que él siempre lamentó. Ese lugar donde comenzó a interesarse por los cambios que estaban aconteciendo en la URSS y leía obras como El Capital, de Karl Marx, y Crítica de la economía política, en una traducción de Wenceslao Roces. Con aquel caldo de cultivo, en 1932, ingresó en las Juventudes Comunistas. Fue designado secretario de agitación y propaganda. Un bienio después, se sumó a la huelga del 34 en Oviedo y acabó trasladando su residencia de Asturias a Cruces.

Ya en Barakaldo, fue parte importante en la fusión de las entudes Socialistas Unificadas y secretario local de las mismas. El 17 de julio de 1936 convocó reunión urgente de la JSU para requisar armas en la zona de Olabeaga y Lutxana. “El 22 julio, una docena de milicianos salimos de Bilbao a San Sebastián a rendir a los rebeldes en el Hotel María Cristina. El 24 participamos en el acoso a los cuarteles de Loiola”, subrayaba.

Amenazada Orduña, él movilizó a un centenar de milicianos comunistas, anarquistas y socialistas, en seis camiones, a las órdenes del Capitán Espías, y ya encuadrado en el Batallón Leandro Carro, fue cuando le ascendieron en el escalafón militar a teniente. “Los altos oficiales nos abandonaron o nos traicionaron, pero mi sección se mantuvo dispuesta a resistir”, evocaba.

Caída de Bilbao

Tras la caída en manos franquistas de Bilbao y su evacuación, Balbuena fue herido en la mano izquierda y retirado a Santander y al Gijón de su juventud militante. Al perderse la capital asturiana, abandonó el hospital y consiguió una plaza en un barco pesquero para poder exiliarse a El Havre. Su compromiso antifascista le llevó a querer seguir combatiendo contra el bando faccioso y se sumó a Catalunya por Figueres, Girona. Presentado a sus superiores y viendo su arrojo y formación, lo nombran teniente instructor de la 65 Brigada. Ante la derrota republicana arenga a su tropa para huir a Francia y continuar la lucha. Tras 28 días de travesía vestido de civil, los franquistas lo apresaron en el municipio oscense de Broto. A continuación, resultó juzgado en Jaca y encarcelado, aunque acabó quedando en libertad.

Acabada la guerra, Balbuena consiguió trabajo de minero en horario de mañana e impartía docencia como profesor por las tardes. A pesar de la extraña tranquilidad de la época, su compromiso e ideal comunista le llevó a retomar la lucha clandestina con el EPK-PCE. En 1942 fue detenido y acabó reo en cárcel bilbaina de Larrinaga.

En aquel momento de libertad vigilada, asentó su noviazgo con Consuelo Lopetegi, maestra e intelectual que había sufrido también represalias por ser librepensadora, como se autocalificaba. En 1944, la pareja contrajo matrimonio. Tuvieron dos hijas.

La familia abrió una academia en Basauri, hecho que fue reclamado por el alcalde franquista de la época: “¿Cómo es que yo le he firmado esta licencia si le tenemos vigilado?”, cuestionó. Llegados a esa conclusión, el regidor les concedió permiso para ser empresario, pero no para ser profesor. “Franqui –como llamaba de forma irónica al dictador Franco– fue quien nos la quitó y nos dedicamos a vivir de ahorros, de la huerta y a escribir, liberados del capitalismo. Lo digo en este libro: con el capitalismo la clase trabajadora queda aislada, de ahí el lloriqueo. El trabajador sigue por la necesidad de la burguesía de desarrollar sus propios valores. Los artesanos sí son conscientes de su trabajo”.

Su último ensayo publicado fue La sumisión de las masas, una crítica implícita al adocenamiento. “El secreto para llegar a cumplir tantos años es pasar hambre: levantarme de desayunar con hambre, lo mismo de comer y cenar. A eso sumo ejercicios físicos y mentales”, valoraba.

En el último lustro continuó cultivando su huerto y su mente. Preparaba su decimoséptimo libro, un estudio sobre la sociedad y el Estado: El origen del Estado. “Me importa más eso que me estén preguntando los periodistas siempre por la guerra. Yo lo que quiero cambiar es el mundo, ahora, en presente”, afirmaba aún el último gudari.