Lo que hizo el Alcalde de Gernika con una botella de agua sucia

Jueves 11 de agosto de 2022

Ha fallecido, a los 92 años, quien fuera alcalde de Gernika, Juan Luis Zuzaeta. Lo lamento y mucho. Buena persona y buen alcalde (1982-1991).

Voy a relatar dos vivencias.

La vieja lucha por el traslado del Guernica a la Villa Foral  ha sido una de las constantes de todos los alcaldes del EAJ-PNV y Juan Luis lo asumió  con tanto interés que nos pidió una reunión con el ministro de cultura, a quien le planteamos la cuestión, dándonos las mismas largas que todos los ministros populares y socialistas. Para ellos Madrid es España y el cuadro no se mueve porque se puede desintegrar. El hombre llega a la luna y se transplantan riñones y corazones pero el cuadro es inamovible en un Museo que lleva el monárquico nombre de Reina Sofía.

El caso  es que el día que le recibimos en el aeropuerto a nuestro coche del grupo le habían puesto un teléfono. Toda una novedad. No existían los móviles y aquello era un lujazo y estábamos como críos con zapatos nuevos. En marcha  le pedimos que lo inaugurara llamando a su mujer. El hombre se resistía y al final nos dijo que él nunca le llamaba a su mujer a las once de la mañana, pero le insistimos tanto que le llamó. Su mujer alarmada, se asustó y le preguntó “¡Te pasa algo Juan Luis, te pasa algo, ¿no me digas que te pasa algo?”.

Todos nos reímos.

La segunda vivencia tiene  que ver con el agua de Gernika.

Era un hombre muy resolutivo. No teníamos aún la transferencia de aguas, pues esta tardó 14 años en producirse y Gernika tenía un tremendo problema con el agua potable.  La gente de Gernika de más edad recordará el color del agua que salía por sus  grifos, agua que tenían que hervir y algunas veces clorar antes de llevársela a la boca, así que Zuzaeta, que era un buen gestor solicitó cita con el Ministro de Medio Ambiente, llenó una botella de vidrio con aquella  agua,  cogió  el  coche   y   se   la   puso  encima de  la   mesa   al   Ministro, solicitándole le ayudasen a resolver este problema.

Tras aquella visita y dado que la CAV estaba redactando el programa “Europa 93”   en   la   que   participaban   el   Gobierno   Vasco   y   las   Diputaciones   Forales incluyeron   una   partida   para   ejecutar   la   Estación   de   Tratamiento   de   Aguas Potables de Gernika, aunque se encuentre en término municipal de Ajangiz.

Así   pues   esta   depuradora   de   aguas   potables   se   hizo   con   los   recursos económicos de la Administración Central, el Gobierno Vasco y la Diputación Foral de Bizkaia.  Hay que decir que gracias a esta depuradora y la de Bermeo, que se ejecutó con el programa Europa 93 ha permitido abastecer a la margen izquierda de la ría de Urdaibai pues ambas están interconectadas

Goian Bego Juan Luis

Encuentro en Castejón, sin Sabino Arana

Miércoles 10 de agosto de 2022

Castejón de Ebrol

David Salinas-Armendariz ha escrito este hermoso artículo en Noticias de Navarra. Lo argumenta muy bien y constata como se silencia la historia de Navarra y luego se le acusa al PNV de partido extraño a la Comunidad Foral, cuando es  mil veces más antiguo allí que UPN y el PSN.


Escribió así David Salinas Armendariz.:

Mi aita, Galo, nació en Castejón y vivió en Pamplona antes de marchar joven a navegar y acabar asentándose en Santurtzi, donde conoció a mi ama Dolores y donde yo nací. Falleció en Las Arenas hace un año. Siempre en los labios su origen navarro y su pueblo, decidí llevar sus cenizas a Castejón, su heartland, que llaman los americanos. Su padre y abuelo mío, Patrocinio, fue por cierto pastor en América antes de regresar a la localidad ribera y morir tras la guerra, salido del fuerte San Cristóbal, como poco después moriría su mujer Pilar, dejando a mi padre y a sus hermanos huérfanos y ciudadanos del mundo.

Este caluroso julio, contra viento y fuego, cumpliendo una firme promesa, nos dirigimos la familia desde Getxo a Castejón, escuchando en el coche sus canciones sanfermineras y recordando mis hijos con cariño los recurrentes dichos y sucedidos de su aitatxi. Tras rezar un padrenuestro en el cementerio local, nos acercamos al pueblo a comer algo y comentamos un hecho histórico que él solía rememorar: fue en la estación de Castejón donde se exhibió la primera ikurriña, la bandera que luego sería la de todos los vascos. Había que acercarse al lugar de tan magno acontecimiento, donde nunca habíamos estado.

Precisamente el pasado 3 de junio, en una comida de Betiko Lagunak celebrada en el Euskalduna de Bilbao, tuvimos ocasión de escuchar a los postres unas palabras de Arantzazu Amezaga de Irujo referidas a aquel singular episodio, conocedora como ninguna de todos sus detalles y alcance. Desde aquí quiero agradecerle su inmensa labor divulgadora de nuestra historia, en el nuevo y en el viejo mundo.

Y es que el 18 de febrero de 1894 tuvo lugar en Castejón el recibimiento multitudinario a los comisionados navarros que personificaron la Gamazada: la oposición de los representantes de Navarra al intento del ministro Germán Gamazo de liquidar el sistema fiscal residuo del régimen foral. Esa amenaza movilizó no sólo a los navarros, sino a todos los vascongados, y se produjeron numerosas manifestaciones que acabaron provocando la celebración de una reunión en Madrid en la que los delegados políticos del viejo reino se opondrían al desafuero. Con motivo de su regreso a casa se organizó en Castejón, estación de llegada, una concentración de cerca de 10.000 personas, procedentes de toda la gran Euskal Herria, que aclamaron a quienes se habían plantado ante el Gobierno de Sagasta, obligado al final a abandonar su proyecto.

Y a Castejón, tras desplazarse penosamente desde Bilbao (sin la comodidad de la autopista que nosotros disfrutamos), acudieron los hermanos Arana Goiri, Luis y Sabino, acompañados de Daniel de Irujo y Estanislao Aranzadi, entre otras personalidades navarras residentes en Bizkaia. Y fue en la casa de Aranzadi donde prepararon el que sería primer antecedente de la ikurriña: una enseña con fondo blanco y aspa roja de San Andrés superpuesta, con la proclama en el reverso, en euskera, de Dios y Ley Vieja. Bizkaya abraza a Nabarra. Esa bandera fue acompañada en el acto de Castejón de escarapelas personales con los colores rojo, blanco y verde, que iban a constituir el emblema vasco definitivo creado por Sabino Arana.

Pues bien, hoy, en 2022, en la estación de tren llamada de Castejón de Ebro, no hemos encontrado referencia alguna a aquel gran momento histórico. No ya de la presencia sabiniana, sino del propio y relevante acto del multitudinario recibimiento, con un significado tan marcado de defensa de los fueros y tradiciones de Navarra. Y ello a pesar de que el Ayuntamiento de Castejón, en su página web, señala que con tal ocasión hubo en el pueblo “grandes celebraciones: misa, discursos, música y bailes para festejar su éxito y el mantenimiento de la tradición foral”.

Ni el Gobierno español, que gestiona la infraestructura ferroviaria, ni el Gobierno de Navarra, ni su Parlamento, ni el mismo Ayuntamiento han entendido oportuno siquiera dedicar una mera placa a recordar el acontecimiento. Nunca es tarde. Como nunca es tarde para que aquellos que se arrogan la navarridad, con la luz corta y sólo enfocada a la meseta, reconozcan que los vasquistas ya estaban allí, que nuestros ascendientes ya estaban allí, antes incluso de que pudieran ellos entenderse depositarios de no se sabe qué esencias, que no suman, que excluyen, que sólo buscan separar a los territorios fraternos, aquéllos que se unieron solidariamente hace 128 años en defensa de sus instituciones.

Reza una pintada a la entrada del cementerio donde descansa mi aita, castejonés, navarro y vasco: “el día que el pueblo tomó la palabra, el sistema se estremeció”. Castejón, en 1894 y hoy, sigue siendo y será para mí, para siempre, un lugar de paz, de encuentro y de determinación.

83 Aniversario de la llegada en patera de vascos exiliados

Martes 9 de agosto de 2022

Donibane y Bigarrena_1
D9onibane y Bigarrena_1

Ya sé que no llegaron en patera, en sentido estricto, pero muchos parecían aquellos dos botecitos que surcaron el Atlántico y lograron llegar a Venezuela como exiliados en una gesta que debería ser recordada porque no fue nada fácil.


El domingo 6 de agosto de 1939, a las 6:30 pm, los dos pequeños pesqueros, Donibane y Bigarrena, zarpan, saliendo de la barra del río Adour, posterior a la bendición en el muelle  Des Alées Marines de Baiona, por parte del sacerdote exiliado Policarpo de Larrañaga, capellán del Sindicato de Pescadores (Euzko Tostarteko Bazkuna).

Tripulación del Donibane: Pedro Ruiz de Loizaga, de Mundaka, capitán;  León Aguirregomezcorta, de Mutriku; José Bedialauneta, de Ondarroa; Pedro de Bernedo, de Ondarroa; Silvestre de Isasti, de Getaria; Francisco Valdivieso; Fernando de Echegoyen, de Bedia y Ramón Coscorrotza, de Lekeitio.

Tripulación del Bigarrena: José María de Burgaña de Mutriku, capitán; Antonio López Altonaga, de Mundaka; Emilio de la Hoz, de Getaria; Cosme de Goitiz, de Lekeitio; José de Zabaleta, de Ondarroa; Ricardo de Azpiritxaga, de Durango y Joseba de Arriandiaga, de Elantxobe.

Todos ellos marinos excepto Azpiritxaga y Echegoyen, oficiales del ejército Vasco hechos prisioneros y canjeados.

En alta mar descubrieron a un polizón a bordo del Bigarrena, se llamaba Miguel Marina Barredo, natural de Bilbao.