Con Mikel en el juicio final

Viernes 17 de junio de 2022

En Tudela, la semana pasada, se podía pasear por las calles. No era el horno de estos días. De ahí que fuimos  a la oficina de Información en la Plaza de los Fueros donde está el kiosko para preguntar si había visitas guiadas para enseñar una ciudad con tanta historia por detrás. Tres culturas han convivido entre murallas (judía, árabe y cristiana) e incluso han tenido a un Benjamín de Tudela que llegó a ser un viajero y escritor medieval judío de Navarra, un rabino vasco que realizó un largo viaje para tomar contacto con las comunidades judías ribereñas del Mediterráneo. Total que empezó a andar, recorrió el imperio bizantino, se adentró en el mundo musulmán llegando hasta Egipto. No se le valora lo suficiente pero Marco Polo fue un aprendiz trotamundos al lado de este fenómeno de Benjamín de Tudela.

A las 5:30 en la plaza estaba Mikel para enseñarnos su ciudad en dos horas o por lo menos ofrecernos una impresión de ella. Nos dijo que sabía euskera ya que había sido alumno de la ikastola y que disfrutó de lo lindo explicando en euskera su ciudad  cuando pasó la Korrika  pero que no era para echar cohetes  la situación de la lingua navarrorum en la Ribera ya que gobierna Navarra Suma en su ayuntamiento cuyo alcalde, ante la negativa de un grupo de arqueólogos como él de permitir al consistorio hacer una chapuza constructiva  en unas excavaciones muy interesantes les había quitado, por el artículo 33 la posibilidad de seguir trabajando en él. ”¿No nos dais permiso?. Pues os quedáis sin curro”. Y así funciona esta gente  en pleno siglo XXI. Y todavía hay gente que piensa que los caciques desaparecieron.

Nos recorrimos la Plaza de los Fueros, donde nos explicó lo que hacen en las fiestas con un Ángel que baja, tipo Celedón, costumbre que data de la Edad Media y la quema y el zarandeo público del Volatín, un muñeco de madera y trapo al que se le coloca un puro-petardo en la boca. Al recibir el fuego, el muñeco comienza a moverse con fuerza hasta que cae al suelo destrozado. Es una ceremonia sencilla que recuerda el suicidio de Judas. Y la bajada del Ángel llena la Plaza de los Fueros. Un niño vestido de ángel se desliza por los aires hasta llegar a la imagen de una Virgen, cuya cabeza está cubierta con un pañuelo negro en señal de luto por la muerte de Jesús. El ángel le quita este pañuelo, como alegría por la Resurrección de Cristo. Son fiestas muy populares.

En el periplo Mikel nos hizo una detallada descripción de la Puerta del Juicio Final en la catedral de Tudela, algo impresionante. Es una obra única en el arte cristiano. Vale la pena verlo junto a la catedral de Tudela, la Casa del Almirante, la Judería, el Puente sobre el Ebro….

El Juicio Final es una mezcla del arte gótico y románico y su importancia viene por su espectacular decoración, con escenas del Génesis y del Antiguo Testamento y sobre todo por la representación del Juicio Final. En la parte izquierda está el Paraíso o el bien y los premios que reciben los justos mientras que a la derecha está representado el infierno y también los pecados, entre ellos la lujuria, la avaricia, la gula o la blasfemia. Es algo digno de ver y si te lo explica Mikel tan bien, subyuga.

La casa del Almirante es un edificio palaciego de corte renacentista. Siguiendo el recorrido algo que me llamó la atención fue el Palacio Decanal o Palacio del Dean, es una construcción de ladrillo edificado a finales del siglo XV de estilo gótico mudéjar  junto a la Catedral siendo hoy el Museo de Tudela. Parece ser que el Dean Pedro Villalón fue amigo personal del Papa Julio II, el que encargó pintar la Capilla Sixtina a Miguel Ángel y por eso aparecen los escudos del papado en la fachada. Con un toque de humor Mikel nos llevó ante el busto de Carlos III, el Noble que fue quien concedió a Tudela el título de ciudad. Nos preguntó a quien se parecía el busto de Carlos III que al parecer había sido reproducido de su calavera. Juzguen ustedes.

Seguimos dando vueltas, viendo palacios por dentro que hoy son archivos, la carroza de un señorón, el hoy claustro  donde funciona el Conservatorio de música y bellezas parecidas que nos hablan de una ciudad bella, cargada de arte y de historia. Valieron la pena las explicaciones de Mikel para  tener una primera idea de lo que es Tudela, además de sus cogollos, tomates feos, y hortalizas sabrosas.

El Casino de Artxanda fue destruido por los fascistas hace 85 años.

Jueves 16 de junio de 2022

Este domingo 19 se cumplen 85 años de la entrada de las tropas sublevadas de Franco contra la República en la Villa de Bilbao. Previamente la aviación bombardeó a mansalva y se sucedieron las batallas, la última la de Artxanda. Un gran episodio heroico. Ahora sabemos que muchos de los gudaris y milicianos muertos fueron enterrados en el cementerio de Begoña en una fosa común. Aquello fue muy cruento.

Este domingo 19, 85 años después, en La Huella habrá un acto de recuerdo  en el lugar donde estuvo el Casino de Artxanda, sitio emblemático de la Villa que si viviéramos en un país europeo ya habría sido reconstruido. A la barbarie, el empeño de la democracia por rehacer lo que destruyó la violencia y el terrorismo. Que Atila nunca gane.

El Casino fue todo un símbolo de resistencia y de muerte. Ojalá cada año se hubiera destinado una partida para rehacerlo.

Fue un espectacular edificio con múltiples usos que sufrió la Guerra Civil en primera persona.

A finales del siglo XIX y principios del siglo XX Artxanda vivió su apogeo entre la ciudadanía de Bilbao. En lo alto de este famoso monte se construyó un entorno con diversos txakolis y un espectacular edificio con vistas a la Villa. Era nuestro protagonista, el Casino de Artxanda.

Inaugurado en 1915, y diseñado por Pedro Guimón Eguiguren, el arquitecto del Banco Bilbao en la Gran Vía, este espectacular edificio se situó a escasos metros de un funicular que también se había construido ese mismo año. El Casino disponía de pista de baile, amplios salones, galerías acristaladas, restaurante y, en torno al edificio se ubicaba una gran escalera.

Durante su vida, el Casino no solo fue utilizado como espacio de juego, sino que en su interior se realizaron celebraciones, banquetes, conmemoraciones e incluso exhibiciones de deportes de salón.

Tanto Artxanda como el Casino fueron un espacio de ocio referente para la ciudadanía, pero lo cierto es que su vida fue bastante corta. Tras pasar poco más de 20 años desde su inauguración, el Casino sufrió en carne propia la dureza de la guerra y dijo adió repentinamente.

La Guerra Civil, en primera persona

El Casino de Artxanda vivió en primera persona la crudeza de la Guerra Civil, ya que en este contexto fue en el que el edificio vivió sus últimos días. Las tropas franquistas intentaron conquistar Bilbao, y entre el 13 y el 18 de junio de 1937 se vivieron  múltiples  bombardeos en el Casino que afectaron de lleno al edificio.

Tras el combate vivido el 18 de junio de 1937, el Casino de Artxanda quedó totalmente destruido. Ese fue su último día de vida, ni sus puertas volvieron a abrir ni el edificio fue reconstruido. La Guerra Civil supuso el adiós no solo de un Casino que había vivido grandes días, sino de un espacio referente para la Villa y epicentro del ocio de la ciudadanía bilbaína.

¿No creen que por todo esto y poco a poco se debería reconstruir?.

Si vas a Tudela visita la Posada de la Rubia

Miércoles 15 de junio de 2022

La semana pasada estuvimos en Tudela. Conocía la ciudad que es espectacular  pero hacía mucho tiempo que no volvía a pisar sus calles  de villa  de tres culturas: Judía, árabe y cristiana. Y buscando el barrio de la Judería se nos acercó  Agustín, un Sr. de la limpieza municipal. Nos ilustró amablemente cómo se iba al barrio, ya que estábamos muy cerca y nos recomendó que si queríamos comer ese día en un lugar de gran calidad y buen precio  llamáramos  a la Posada  de la Rubia, bodega que estaba muy cerca en la calle  Caldereros 5.  Él, con gran simpatía, nos dijo que tenía un pequeño terreno donde cultiva hortalizas y le suministra  tomates feos, alcachofas  y cogollos y todo lo que es de temporada y  bueno.

Sin pensarlo dos veces nos acercamos y encargamos la comida en aquella bodega semicircular, de buena temperatura, con paneles en el techo para que no haya eco y que responde a la iniciativa de Ana y Ricardo, una pareja que se han instalado en Tudela, arreglado una bodega destartalada y sucia y que continúa el negocio familiar de la madre de Ana en la Rioja, otro local muy conocido  y  con el nombre de la Rubia.

Ana es persona extrovertida y muy amable que nos cantó el menú, unos platos deliciosos que hacían justicia a lo que nos había anunciado Agustín, el barrendero municipal. Tras los postres vino Ricardo, el marido de Ana, nos sacamos una foto y quedamos en que recomendaríamos muy entusiastamente un local tan estupendo para comer lo más típico de la huerta y Ribera navarra en una bodega del siglo XVI. Ana nos comentó que les iba muy bien y que la gente del barrio es muy amable. Les llevan flores, clientes, y buenos productos, como lo hace Agustín.

Nos hizo probar el gazpacho de sandía, la menestra, carrilleras, albóndigas de corzo, canutillos de crema hechos con cañas del río y tarta de queso. Todo delicioso.

Una buena experiencia en Tudela.

¡Zorionak pareja!!!.