Miércoles 4 de mayo de 2022
El pasado lunes estuve en la SER con Joseba Azkarraga. Eva Domaika nos había llamado para que hablásemos de nuestras experiencias con los servicios de espionaje adscritos al gobierno español. Formé parte de la Comisión de Secretos Oficiales, la inauguramos en tiempos del general Javier Calderón y Joseba Azkarraga, quien fuera senador, diputado, Consejero del Gobierno Vasco y dirigente de Sare nos relató una vivencia terrible por burda, inmoral y prepotente que no conocía. Hoy le he pedido si tendría la amabilidad de contárnosla de forma escrita y he aquí su impresionante relato sobre la impunidad de un servicio opaco y sin controles.
Fue así:
“Junio 2015
Mi hija está en los últimos días de embarazo y el médico le dice que es bueno que pasee.
Me acompaña andando hasta la sede de Sare, donde tenía que recoger una documentación.
Al salir de la sede de Sare, vamos hacia la calle Cruz Blanca y justo en ese momento me topo con dos jóvenes que se dan la vuelta y se quedan mirando un poco el escaparate, para a continuación seguirnos.
Voy con mi hija andando a la parada del tranvía en Avda de Gasteiz para dirigirnos hasta la última parada en el Barrio Desamparadas.
Estamos sentados esperando la llegada del tranvía, cuando me percato que uno de estos jóvenes está de pie, esperando el tranvía.
A mi hija, para no preocuparle no le digo nada de mis sospechas.
Montamos en el tranvía y cuando estamos llegando a la anteúltima parada, la del Parlamento, es cuando le digo a mi hija que voy a hacer como si me fuera a bajar en esa parada, pero que no lo haré. Ya en ese momento es cuando le digo que creía nos estaban siguiendo.
Llega el tranvía a la parada del Parlamento y hago un movimiento para bajarme, momento en el que uno de los que nos seguía hace lo mismo pero llega a bajarse precipitadamente y cuando intenta volver a entrar casi se produce un percance con la puerta que ya se cerraba.
Seguimos hasta la última parada y recuerdo que cuando finalice mi etapa en el Gobierno Vasco, la Ertzaintza me proporcionó un número de teléfono para llamar si en algún momento veía algo extraño.
Entendí que era una buena oportunidad para saber qué es lo que estaba pasando.
Les llamo y comento lo que nos estaba ocurriendo. Me preguntan dónde estamos y en cinco minutos se acercaron dos ertzaiñas de paisano. Les indico como uno de los que nos siguen está sentado en unos bancos de la plazoleta de la Iglesia de las Desamparadas.
Me indican un recorrido por el que ir hasta un bar que se llama la Bellota en la calle canciller Ayala y si comprueban que me siguen hasta allí, les preguntarán la razón de su proceder.
En la acera, justo al lado de este bar, les preguntan quiénes son. Responden “somos compañeros”. Ante esta respuesta les preguntan de qué cuerpo son. Responden que “somos del CNI y tenemos orden de seguirle “.
Los ertzaiñas me lo comentan y mi hija y yo continuamos andando hasta Aretxabaleta que es donde mi hija reside.
Al llegar allí, junto al Carrefour volví a encontrarlos.
Un poco harto de esta situación, me acerqué y les dije, que habían suspendido y se deberían presentar al examen de setiembre, porque me había dado cuenta de su seguimiento desde que nos vimos en la calle Cruz Blanca.
Su respuesta fue: ”el que ríe el último ríe dos veces”
Todo esto se produce unos meses después de que en la manifestación de Sare el mes de enero de ese mismo año en Bilbo, la Guardia Civil nos requisó la recaudación y hoy es el día en que ese dinero, no se ha devuelto”.
Me imagino que como ésta habrá centenares de situaciones parecidas. Esta, por si sola, ya nos ilustra cómo actúa un cuerpo opaco al servicio de la unidad de España. ¿No?.