35 Aniversario de cuando ETA secuestraba y mataba gudaris

Martes 2 de noviembre de 2021

Se cumplen 35 años de la muerte del jefe de la Ertzaintza Genaro García de Andoain durante la liberación de otro gudari, Lucio Aguinagalde, secuestrado en una cueva

La organización armada ETA siempre ha pretendido que sus militantes sean considerados como gudaris, en un intento por establecer una autojustificativa conexión emocional con los soldados vascos que combatieron al fascismo al mando del Gobierno de Euskadi en la guerra civil. Sin embargo, en su escalada terrorista, ETA ha llegado a atentar, secuestrar y asesinar a auténticos gudaris que no compartían sus principios y sus métodos.

Así ocurrió hace ahora 35 años, el 2 de noviembre de 1986, cuando varios disparos acabaron con la vida de Genaro García de Andoain, veterano combatiente antifranquista que sufrió persecución, cárcel y tortura y cuyo compromiso con Euskadi le llevó a formar parte del equipo que, ya en los 80, creó el embrión de la Ertzaintza heredera de la Policía vasca del 36. Su muerte tuvo lugar precisamente durante la operación de liberación del empresario Lucio Aguinagalde, otro gudari de la guerra, amigo personal de García de Andoain y a quien ETA tenía secuestrado en una cueva en las faldas del Gorbea.

La resistencia contra el franquismo había unido las vidas de ambos militantes, los dos sufrieron la represión y la cárcel, su compromiso con el país les llevó también a ambos a afiliarse al PNV y a mantener la lucha por sus ideales y, finalmente, ETA volvió a juntar sus destinos trágicamente convirtiéndolos en sus víctimas, al arrebatarle la vida a uno de ellos -Genaro García de Andoain, alto mando de la Ertzaintza- cuando intentaba salvar la del otro, Lucio Aguinagalde, uno de los primeros ‘ertzainas’ 55 años atrás y a quien un comando mantenía durante 18 días ya en un “lóbrego y húmedo” zulo.

Un resistente Genaro García de Andoain era lo que comúnmente se denomina “un hombre de acción”. Con solo 17 años se alistó en el batallón de gudaris Sabino de Arana. Finalizada la guerra, continuó con su activismo militante, fue asiduo de la cárcel y sufrió durísimas torturas que le afectaron gravemente a un riñón y al oído. Militante jeltzale, en 1944 había trabado una fuerte amistad en la resistencia con quien años después sería primer consejero de Interior del Gobierno vasco tras la muerte de Franco, Luis María Retolaza, quien le recuperó para la creación de la nueva etapa de la Ertzaintza, nombrándole primero jefe de Tráfico y después responsable de Asuntos para la Policía dentro del grupo denominado entonces Adjuntos a la Viceconsejería de Seguridad (AVCS), bajo cuyo mando se creó Berroci.

“Todo esto, incluida la actividad de García de Andoain, hay que entenderlo en su contexto, que eran los primeros años 80, con todo por hacer. Retolaza buscó gente para empezar a poner el embrión de la Ertzaintza, entre ellos a Genaro, que era un hombre muy activo, con una personalidad muy fuerte. Era muy entregado y hombre muy del país, algo que en aquella época era supernecesario”, afirma Sabino Arrieta, que entonces era viceconsejero de Administración de Interior en el Gobierno vasco presidido por José Antonio Ardanza. Arrieta destaca del veterano militante su “entrega absoluta, sin límite de horas” y su personalidad “muy fuerte, en algún sentido compleja, siempre dispuesto a la acción”. “Era país, país y país”, resume.

“Con todo este empuje, se puso al servicio de la Ertzaintza y empezó el germen de las actividades policiales con lo que hoy llamaríamos policía de investigación, lucha antiterrorista, etc. Había que aprender del hacer diario, de la intuición y del entusiasmo. Y Genaro era todo eso”, subraya el ex alto cargo.

Pero todo se truncó un domingo gris de noviembre, aunque el origen de la tragedia hay que situarlo días antes, el 15 de octubre de 1986. Aquella tarde, el pequeño empresario, ya jubilado, Lucio Aguinagalde se dirigía a su domicilio de Gasteiz tras haber disfrutado, como todas las semanas, de los partidos de pelota en el frontón Ogeta ya que era un gran aficionado. Su hermano José y su sobrino Joseba le llevaron en coche hasta las inmediaciones pero en el corto trayecto a pie fue abordado por tres individuos. “Yo les pregunté a ver si me querían secuestrar, y me dijeron que sí. Me fingí mareado y desvanecido, pero al final opté por levantarme y seguirles porque pensaba que podían matarme allí mismo. Luego anduvimos unos doscientos metros, me metieron en el coche, me pusieron unas gafas y me llevaron a la cueva”, contaba en exclusiva a DEIA el propio Lucio Aguinagalde la misma noche de su liberación.

Allí empezó para el industrial vasco una segunda condena de forzosa privación de libertad. Tras haber sido encarcelado por Franco -estuvo en las prisiones del convento del Carmen, Murgia y Donostia-, fue ETA quien lo encerró bajo la acusación de haberse negado de manera reiterada a pagar el chantaje del impuesto revolucionario.

Lucio Aguinagalde -que cumplió los 69 años en la oscura cueva- se había alistado como gudari con solo 18 años, formando parte de la brigada motorizada de la primera Ertzaiña. Veterano luchador, era el militante del PNV más antiguo de Araba, con el carné número 6. Pocos días antes de su secuestro había sido nombrado miembro del Tribunal municipal jeltzale de Gasteiz. Natural de Itziar (Gipuzkoa), era el mayor de nueve hermanos y tenía un pequeño taller en la capital alavesa. Murió el día de Nochebuena de 2005, diecinueve años después de su encierro.

“Era un gran abertzale y euskaltzale. Uno de los promotores de la primera ikastola de Gasteiz, Olabide. Una persona muy comprometida con sus creencias y convicciones. Lo dio todo por Euskal Herria, por Euskadi. En su momento, en los tiempos de la guerra civil, vio cómo arrestaban a su padre, fue voluntario al frente, estuvo en la cárcel, padeció por sus ideales y en un momento, los liberadores del pueblo vasco le secuestraron porque tenía una pequeña empresa de treinta trabajadores”, recuerda Joseba Aginagalde, sobrino del industrial.

Cuando Lucio Aguinagalde fue secuestrado, Juan Mari Ollora, otro veterano militante jeltzale, era el diputado general de Araba. Ollora, cercano al empresario, le define como “una persona de una pieza”. “Era oro puro, como sus hermanos”, resume tras destacar su compromiso militante.

LIBERACIÓN Y MUERTE.

El secuestro de Lucio Aguinagalde supuso, por su trayectoria vital, un fuerte shock para el PNV, que movilizó a sus bases y a la sociedad para exigir su liberación y respondió duramente a ETA. La evidencia de que la vida del empresario corría peligro era clara, ya que, entre otras cosas, no disponía de grandes recursos para pagar un rescate elevado. Además, el propio Aguinagalde confesó después de ser liberado: “Tras conocer el carácter de mis secuestradores, estaba seguro de que me hubieran matado si reciben una orden. Por eso considero un milagro haber vuelto sano y salvo a casa”.

Pero cuando Aguinagalde llevaba ya 17 días secuestrado, la suerte se alió con él. Una “pista caliente” lograda por un ertzaina que observó algo extraño en una cueva de Eguzkiola, en las estribaciones del Gorbea, llevó hasta allí a un grupo especial de la Policía vasca de paisano (AVCS), con su máximo responsable, Genaro García de Andoain, al frente, pese a que no era un agente, sino un civil. En el grupo estaba también Joseba Goikoetxea, el sargento mayor de la Ertzaintza que tomó el relevo de García de Andoain en la Policía vasca y que fue también asesinado por ETA en atentado directo siete años después, en 1993. En las inmediaciones, sorprendieron a uno de los miembros del comando, Francisco Cabello, pese a su intento de disimular afirmando que estaba “cogiendo perretxikos”. Con la confirmación de que Aguinagalde y dos de los secuestradores estaban dentro de la cueva, García de Andoain, tras comunicar la situación al consejero Retolaza -quien le planteó que esperase la llegada de refuerzos- decidió intervenir de inmediato ante el riesgo de que el comando advirtiese la ausencia de uno de sus miembros. Tras conminar a los secuestradores a salir de la cueva, el propio director de la Ertzaintza comenzó a quitar las piedras que taponaban la entrada, momento en el que los etarras Juan María Gabirondo Agote y Luis Enrique Gárate Galarza abrieron fuego con el objetivo de huir, alcanzando varios disparos de lleno a García de Andoain, a consecuencia de los que falleció casi en el acto. Gabirondo fue detenido tras resultar herido en la refriega, mientras Gárate logró huir monte abajo. No fue arrestado hasta 18 años después en Francia, juzgado en 2011, condenado y entregado a España en abril de este año, 2016. Aguinagalde estaba libre pero a un altísimo precio.

Hoy en día resultaría impensable que un alto cargo Interior, máxime si es civil, estuviera presente en una operación de alto riesgo como la liberación de un secuestrado. Sin embargo, el contexto -los primeros pasos de la Ertzaintza, aún no desplegada- y las circunstancias -la propia personalidad de Genaro García de Andoain, máxime teniendo en cuenta que Aguinagalde era su amigo- explican que estuviera in situ.

“Su propia forma de ser fue la que le llevó hasta allí. Era muy de acción, muy seguro de lo que hacía, hasta el punto de exponerse físicamente, tanto que podía excederse en algunas cosas. Quería ir siempre más allá”, afirma Sabino Arrieta, que lo conoció bien en Interior.

La muerte de García de Andoain fue un duro trago para la Ertzaintza, el Gobierno vasco, el PNV y el conjunto de Euskadi pese a la alegría por la liberación de Aguinagalde. “El precio ha sido muy caro”, afirmó el Ejecutivo. “El éxito de la operación de rescate de Aguinagalde nos ha costado mucho, la muerte de Genaro”, insistió el lehendakari Ardanza. El hecho de que fuera liberado precisamente por la Ertzaintza -que solo dos días antes había celebrado el 50 aniversario de su creación, de la que Aguinagalde fue uno de sus primeros miembros- era, sin embargo, muy significativo. El propio industrial confesó haber sentido “una emoción muy grande” por ello, al tiempo que expresó su “gran tristeza” por la muerte de su amigo y la familia Aguinagalde destacó la “enorme deuda” que tenía con él.

García de Andoain fue despedido tras su funeral en Begoña con el canto espontáneo del Eusko Gudariak, el mismo que una multitud había entonado una semana antes al final de la manifestación llevada a cabo en Gasteiz para pedir la liberación de Lucio Aguinagalde. Dos “auténticos gudaris”, a juicio de quienes les conocieron, unidos por una misma causa pero con destinos distintos.

UN REPORTAJE DE ENRIQUE SANTARÉN

Impuros

Martes 2 de noviembre de 2021

El otro día, vi un par de trailers de «IMPUROS», el documental dedicado a Borja Semper y Eduardo Madina, no he visto el film ni creo que lo vea, les he visto decir las mismas cosas tópicas de hace 20 años, cosas que no calaron…, que si tú eres nacionalista pero yo no y soy mejor que tú (claro que esto dicho por personas del PP y PSOE, es tan poco creíble, como el constitucionalismo, el ser demócrata, de centro, juancarlista, etc., que siempre es el mismo nacionalismo de derechas tramposo escondido), luego ningún tipo de comentario respecto al GAL, de franquismo ya ni te digo, o de las «impurezas» de las leyes de extranjería de la España actual…, etc.. Últimamente se está poniendo de moda esta cuestión por parte del cine español (que como siempre España en dirección contraria al resto del mundo…, en el cine anglosajón hablaban algo del IRA cuando existía, ahora poco…, España todo lo contrario…), van a estrenar «Erase una vez en Euskadi» y lo curioso es que en algunas de estas películas, además de mostrar la violencia de ETA, también muestran represión de todo tipo….

De cualquier forma, la película de «IMPUROS», en sus trailers daba un poco de pena…, pues saca a dos personas, que no hacen ni una sola mención, a la principal pregunta que sobrevuela, ¿cómo es posible que tras todas esas cosas (y no digo que no sean ciertas…), ya no estéis en vuestros partidos (PP y PSOE)?, y ¿cómo es posible que a vuestros partidos les de igual que ya no estéis?, os la jugasteis con ETA ¿y así os pagan?, en el fondo, lo que «parece», es que ahora…, y no hace 10 o 20 años…, ambos sois «IMPUROS» para vuestros partidos o «prescindibles» o «relegables»…, parece que el título no se refiere (o no se refiere exclusivamente) al pasado, sino también a vuestro presente…, hay grandes preguntas ahí que surgen de ver el trailer, lo que decís y vuestra situación actual externa a esos partidos, se suscita lo que no decís, no se entiende todo eso y ahora ¿fuera de política?, ¿por qué? y más aún ¿CÓMO ES POSIBLE…?. Sony

Un pasito cada diez años y la obligación buenista de aplaudir.

Domingo 31 de octubre de 2021

Cada vez tengo más asumido que la debilidad de nuestro discurso buenista solo logra por parte del mundo de Sortu respuestas elusivas y de gran prepotencia. Nuestro interés en vivir en una sociedad democrática, de valores, normalizada se responde por el mundo que ejerció, apoyó la violencia y socializó el sufrimiento  con  jactancia, salidas por la tangente y actos como el del lunes 18 en Aiete. El que diez años después de la desaparición de ETA nos digan que “nunca debió producirse”, sin asumir que fueron ellos los que lo produjeron y que sienten “pesar y dolor por el sufrimiento” y dos días después  en el Parlamento Vasco negarse a condenar aquella barbarie o decir que cambian presos por presupuestos no es más que la demostración del caradurismo con el que actúan dirigentes de Sortu sobre todo cuando a  partidos con decenas de muertos, incluso quemados vivos, como el PSE les pareció semejante escenificación un avance. ¿Hace falta esperar diez años más que se acaben los “ongi etorris” y condenen aquella vulneración, hecha  en nombre del pueblo vasco, del derecho más elemental que tiene el ser humano como es la vida?. ¿Hay que pedirles excusas por decir estas cosas tan elementales en una sociedad democrática que no debe admitir que ningún partido deje de condenar cualquier tipo de violencia?. En 1960 ya les dijo Ajuriaguerra que se sabía cómo se empezaba pero no como se terminaba aquella “guerra revolucionaria” que nos trajeron del tercer mundo al centro de Europa. Un tercer mundo que no tenía nada que ver con la sociedad vasca. Nada. Y siguen con ese discurso mineralizado aplaudiendo dictaduras en América.

El sábado 16 en el Parlamento en las Ondas, el parlamentario fijo de Sortu analizaba la crisis energética diciendo que el PNV estaba genéticamente programado para defender a Iberdrola. Antiguo jefe de Jarrai ejerce la dialéctica política con la exageración, la descalificación, el insulto, la simplificación de la realidad para llevar al ánimo del oyente las bondades  de  Sortu vendiendo la especie de que el EAJ-PNV es un partido neoliberal, peligrosamente burgués, defensor a ultranza de un capital sin alma y que lleva demasiados años gobernando. Se olvida siempre del votante vasco que elige mayoritariamente al PNV y afortunadamente no a ellos. Ante ese tipo de argumentación demagógica, los representantes del PNV en esos debates siempre están a la defensiva  a pesar de  sus razones y argumentos, el respeto a la verdad y al adversario pero acuden a ese pugilato verbal con las manos atadas a la espalda. Y lo hacen ante gentes a los que no les importa mentir o como cuando Arkaitz Rodríguez dijo aquello de las 53 pintadas en batzokis y localidades del EAJ-PNV que se quitaban con acetona o cuando Otegi dijo aquello de que habría tantos recibimientos como presos había en las cárceles.

Ese sábado saqué la fotografía que ilustra esta reflexión. Es de un cartel que llenaba paredes y paneles en las que se le ve al presidente del EBB entre Franco y Díaz Ayuso, formando parte de una serie de personas contrarias a la independencia vasca. Es al parecer lo que piensan sus juventudes del presidente de un partido que hace 126 años fundó el nacionalismo. Me parece grave. El lunes, en Aiete, no en una Herriko Taberna y paseando  con un look de catálogo, Arnaldo Otegi y Arkaitz Rodríguez nos leían su valoración del décimo aniversario de la desaparición de ETA. Dos hombres que representan además el más puro feminismo, silenciando a la única mujer de la coalición Bildu, como la secretaria general de EA, partido que siempre ha condenado la violencia. Lo hacían sin reparo alguno y sin dar la menor explicación. La quitaron de en medio mientras degluten su partido sin el menor miramiento. Pero para el buenismo pastoso  en el que  vivimos, fue  todo un avance a pesar de que se siga hablando de Bildu cuando ya no existe. Allí en Aiete estaba Sortu en todo  su esplendor. El delfín y el pez espada.

Ese lunes el PSE no echó cohetes ante las declaraciones de Otegi y su delfín Arkaitz Rodríguez de milagro. Al día siguiente con Rodríguez Zapatero se fueron a Gernika, algo que Benegas jamás hubiera hecho por su reiterada  voluntad de abordar todos juntos el fin de ETA con su famosa expresión de “la unidad de los demócratas”. No sé que hubieran dicho si el PNV hubiera organizado algo parecido. Desgraciadamente el tiempo les devolvió a la realidad. La endeblez de su declaración cayó por tierra el jueves cuando en el Parlamento Vasco no se pudo aprobar una Declaración Institucional de condena de ETA porque a Sortu  la palabra condena le repele. Y tienen razón. Si condenan, lo hacen a una trayectoria asesina y deja a los presos sin el menor asidero. Pero la responsabilidad es de ellos, no nuestra. Y que carguen con las consecuencias del inmenso daño causado sobre todo porque amargaron y arruinaron la vida a demasiada gente.

En Eibar, tras jactarse de haber dado una patada al hormiguero, Otegi ese lunes no solo habló de los “200 presos por presupuestos”, con lo que la milonga que nos contaban sobre su excelsa negociación para derogar la reforma laboral era eso, una milonga, sino que claramente dijo que mientras hubiera presos no podían ir al centro del tablero a hacer política, es decir a acabar con el PNV, su auténtica obsesión. No habló de socializar nada, sino del centro. Lo que hicieron en su día en el plano social fue “socializar” el sufrimiento” con aquella  maldita y tóxica ponencia Oldartzen. Es lo único que han hecho desde el punto de vista social: socializar el sufrimiento. Al día siguiente en Moncloa, la portavoz Isabel Rodríguez les pidió la condena a ETA, el compromiso de no organizar “Ongi Etorris” y en ayudar a esclarecer los casos no resueltos, algo que debería haber dicho el PSE de no haber estado  en una operación simpatía PSE-Sortu, no sabemos con que deseo, aunque lo imaginamos. Los aprendices de brujo abren cajas que luego se vuelven contra ellos porque son incapaces de medir las consecuencias. A tres años de unas elecciones vascas ese juego es suicida porque rompe la confianza, siendo  algunos de esos posibles pactos hoy  por hoy, algo descabellado. El miércoles por la noche Otegi junto a su maestro Egiguren dijo que lo de los presos lo había comentado pero que no había que ser un Pulitzer para saber que ellos no hacen eso. Cantinflas no hubiera actuado mejor. Podía haber dicho que entre otras razones porque la salida de los presos está en manos de los jueces de vigilancia penitenciaria y no de sus conchabeos secretos. Lógicamente cuando el PNV en una nota esa tarde les dijo que nada de lo hecho era suficiente Otegi dijo que el PNV “se sitúa en las mismas trincheras que la ultraderecha española”. La foto del  cartel.

Traigo finalmente dos vivencia. En diciembre de 1975, tras la muerte de Franco, Joseba Goikoetxea, Antón Landa y Carlos Zarraga salieron de la cárcel de Carabanchel. Tres militantes del PNV condenados por propaganda ilegal. Nada más salir Joseba se sumó al incipiente grupo que editaba y repartía el Euzkadi y que nos servía para crear organización. Nos dedicamos con ilusión a preparar el Aberri Eguna de Iruña de 1976 que iba a ser una gran demostración de fuerza con todos los partidos. Para nuestra incredulidad ETA secuestró  a un  empresario, lucha proletaria, Aingeru Berazadi. Nosotros en la calle Egaña publicamos el comunicado del EBB. Cuando bajamos al sótano cinco policías nos detuvieron y estuvimos tres días en las celdas de aquellas fuerzas represoras. Berazadi fue asesinado y tratado como un perro. Tras esto  y a partir de ahí, Joseba Goikoetxea se volcó en el trabajo de crear una infraestructura organizada. Charlas, proyectar la película “Los Hijos de Gernika”, renacimiento de los batzokis, ponencias, reparto del Euzkadi, manifestaciones…Iba y venía. Fue una persona clave. Pasó al naciente cuerpo de la Ertzaintza y el 22 de noviembre  de 1993, siendo sargento mayor y cuando llevaba al colegio a su hijo, en el semáforo de la calle Tíboli, ETA lo mató. Hace ahora 28 años. No les gustaba su eficaz trabajo policial.

En 1996 el PNV decidió apoyar la Investidura de J. M. Aznar a cambio del desarrollo estatutario, consolidación del Concierto Económico y nacimiento de Euskaltel. Para HB éramos unos grandes traidores. Hicieron una campaña feroz. En 1998, el Consejero de interior Txabi Balza me llamó a su despacho. ”Mira esto. Tienen todos tus movimientos y los de tu familia. Te han elegido. Eres objetivo fácil y la argumentación es que traicionas al pueblo vasco haciendo poco menos que de mayordomo en el Congreso. Solo  les falta poner fecha. Te vamos a poner escolta”. La tuve trece años. Me cambió sustancialmente la vida. Ahora Otegi dice que hay que cambiar presos por presupuestos. hacer política en Madrid ya no es de mayordomos, pero yo estuve a punto de seguir los pasos de Joseba Goikoetxea, seguramente por alguno de estos presos que ya tenían el dedo en el gatillo. Afortunadamente puedo contarlo, pero Joseba no. Unos magníficos profesionales lo evitaron. Ellos si pueden ahora ser mayordomos para sacar a “sus”presos. Yo no podía negociar nada para todos los vascos. Ellos sí y solo lo suyo.

Ya sé que hay que mirar al futuro, perdonar, limar asperezas y hacer política pero mientras ese mundo antipolítico pone carteles como los de la foto, nos dicen que genéticamente estamos programados para defender al gran capital y hacen actos como los del lunes en Aiete que son una auténtica farsa, cargados de un cinismo rechazable, toda  una indecencia teniendo en cuenta el charco de sangre y el inmenso dolor causado, aunque  ellos no pueden pronunciar la palabra condena. Ya lo dijo Otegi en Eibar “no  se trata de  tener razón, sino tener éxito”. Están como locos  en tocar poder, como locos aunque encubran su falta de un programa serio en el NO. Ante eso no seré yo quien contribuya a su éxito con mi aplauso. Ya nos lo decía Ajuriaguerra. ”Los malos son fuertes, porque los buenos somos débiles”. Y no van a cambiar si seguimos aplaudiendo sus avances milimétricos.