Reina, que algo queda.

Martes 21 de septiembre de 2021.

Gabriel Otalora escribió en Deia un interesante y distinto artículo sobre la monarquía española. Le agradezco reconociera al final del mismo que esta batalla empezó hace tiempo y que no todos de los actuales críticos estaban en esa sintonía sino en la del total vasallaje, cosa que le daba alas a un rey extraordinariamente corrupto.
El Anacronismo monárquico se basa en su carácter hereditario y vitalicio, así como en la inviolabilidad que garantiza la irresponsabilidad penal del Rey en el desempeño del cargo. Tampoco parece lo más democrático que cualquiera no puede postularse para ser Rey o Reina mientras que sí puede hacerlo para dirigir un partido político y presidir el gobierno.

Los intentos de tumbar la monarquía española parten de que representa un sistema arcaico. Las dinastías son vestigios del pasado, con sus miembros reducidos con frecuencia al papel de floreros. En teoría es posible cambiar de modelo en España, pero los redactores de la Constitución diseñaron un proceso lo suficientemente complejo como para que nunca fuera puesto en marcha. En realidad, el meollo de la Corona española es que está vista como la piedra angular de la unidad estatal y nacionalista (patriotismo constitucional le llaman ahora), lo cual dificulta todavía más cualquier propuesta de modelo republicano. Aun así, sería bueno conocer el apoyo real -nunca mejor dicho- que tiene hoy esta monarquía, sobre todo porque se dejó de preguntar en 2015 después de que los escándalos de Juan Carlos I hundieran su popularidad.
Si la institución tiene sus defensores a) por motivos simbólicos (está dentro del orden constitucional democráticamente votado), b) emocionales (el recuerdo -sesgado- de que la anterior República fue un desastre; y c) por motivos operativos (es una institución muy barata), hay razones en contra que no es posible soslayar:
a). La monarquía española forma parte de la Constitución de 1978 ante el riesgo evidente de que el resultado de la votación entre monarquía y república hubiese sido a favor de la segunda. Adolfo Suárez estuvo listo hurtando esta posibilidad sabiendo lo que decían las encuestas contra el modelo monárquico atado por Franco. El referéndum constitucional se centró entonces entre democracia sí o democracia no. Ojalá que la monarquía se hubiese votado aparte.
b). En cuanto a que la anterior república española fue un desastre, hay que tener en cuenta la presión antidemocrática que le vino encima, sin que esto oculte sus puntos negros. Porque con este mismo criterio, solo acordarnos de Fernando VII ya sería suficiente para invalidar para siempre a la institución monárquica.
c). La Casa Real tiene un presupuesto de 8,4 millones de euros en 2021, siendo teóricamente la jefatura del Estado más barata de la Unión Europea. Pero no es verdad, ya que varios ministerios (Hacienda, Presidencia, Defensa, Interior€) manejan cantidades para gastos de la Corona. Un ejemplo: la Guardia Real al completo se presupuesta en la partida del Ministerio de Defensa. Además de la mínima transparencia sobre cómo se utilizan los dineros asignados a la Corona, esos 8,4 millones. A todo lo anterior hay que añadir otras razones de peso que apremian al cambio de modelo:
d). El anacronismo monárquico se basa en su carácter hereditario y vitalicio, así como en la inviolabilidad que garantiza la irresponsabilidad penal del rey en el desempeño del cargo. Tampoco parece lo más democrático que cualquiera no puede postularse para ser rey o reina mientras que sí puede hacerlo para dirigir un partido político y presidir el gobierno. Con razón Pablo Iglesias, exlíder de Unidas Podemos, describe a la monarquía como el «acceso a la jefatura del Estado por fecundación»; aquí no somos iguales ante la ley.
e.) La razón principal para defender a la monarquía española es que la han convertido en el escudo patrio de la unidad, incluso bastantes políticos y ciudadanos de a pie cuya opción electoral es el PSOE. Todo lo demás es accesorio y prescindible, también las urnas, para medir su legitimidad y la cada vez más evidente -presunta- corrupción entre sus miembros.
f.) Esto de la corrupción regia abrasa lo suyo, aunque casi todos los partidos estatales se esfuercen en poner paños calientes encima del pus dejando a la vista una crisis de confianza respecto a la institución real. Todo gira en torno a Juan Carlos, incluso lo que ocurrió en torno a Iñaki Urdangarin y su esposa, que sigue en la línea sucesoria de la Casa Real. Aquel es el máximo exponente de opacidad, privilegios y abusos que pueden convertirse en delitos tras las investigaciones del fiscal del Tribunal Supremo sobre cohecho, tráfico de influencias, delito fiscal y blanqueo de capitales. La guinda rosa la puso la princesa y amante Corinna Larsen cuando aseguró que Juan Carlos I cobró comisiones ilegales en el extranjero, y que a ella le «traspasó» cien millones de dólares.
Lejos quedan los días en los que la monarquía española vivía un idilio con la ciudadanía, cuando la prensa ocultaba sus excesos, los políticos miraban para el otro lado -excepto Iñaki Anasagasti- y la élite económica le agasajaba en busca de otros privilegios e influencias. Ahora Juan Carlos sigue dañando a la maltrecha Corona de Felipe VI mientras vive como un califa para demostrarnos que la monarquía española está fuera de este tiempo y del necesario control.

NO, una bandera no es trapo.

Lunes 20 de septiembre de 2021.

Seguramente habrán escuchado este comentario de seudo apátridas, seudo intelectuales, seudolistos, que están por encima de estas pequeñeces: ”Para mí una bandera es un trapo”. Para ti. Para mucha gente no. Y si la gente está, incluso dispuesta a morir por ese trapo, lo mínimo que se puede exigir es respeto.
Lo estamos viendo en Afganistán. Tenían su bandera oficial. Con ella iban a las Olimpiadas y ornaba su silla en la ONU. Con ella vivieron y se presentaron ante el mundo. Es tricolor, negra, roja y verde. Pero han llegado los talibanes y han impuesto la suya, blanca y negra con la inscripción de “No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta”. Y la han impuesto a pesar de que miles de afganos al principio se manifestaban, riesgo incluido, con su tricolor. Veíamos también a un chaval como se la quitaban de la moto. La han impuesto. Fuera la tricolor. De eso sabemos algo por aquí.
La ikurriña fue bandera oficial por acuerdo del democrático gobierno vasco de 1936. Llegaron los militares franquistas y la quitaron y persiguieron. Fraga dijo que había que pasar por encima de su cadáver antes de que la enarbolásemos. Y ahí está libre y airosa. Es lo que deseamos a los afganos.
El dibujo es de El Roto en El País del 24 de febrero de 2007. Es expresivo. Ahora en Afganistán la bandera es de quien la agita. Se multa, encarcela y mata a quien enarbola otra. Pero vendrán tiempos mejores. La tricolor afgana volverá.
Conclusión. La bandera no es un trapo, es un símbolo. Y los símbolos encierran resúmenes de muchas cosas. De vida, de historia, de afectos, de gentes buenas, de un paisaje y de una actitud. Ojalá la veamos de nuevo pronto aunque los imbéciles de turno sigan diciendo que una bandera es tan solo un trapo.

La Estatua de las tres mentiras

Domingo 19 de septiembre de 2021.

En el corazón de la privilegiada universidad de Harvard se alza una estatua que desmorona cualquier atisbo de rigor académico. A su alrededor, bibliotecas con millones de libros, residencias que acogieron a estudiantes y edificios históricos entre los que deambula, quizá, la futura élite intelectual. Una estatua se alza frente al University Hall, en el centro del campus de Harvard. Se trata de un bronce dedicado a John Harvard, el clérigo que en 1638 fundó esta prestigiosa universidad, frente a la ciudad de Boston. Al menos así reza en la inscripción. Ni es demasiado espectacular ni destaca por sus dimensiones. Sin embargo, es la tercera figura más fotografiada de Estados Unidos, después de la Estatua de la Libertad y el Monumento a Lincoln. ¿Por qué?
Porque todo es mentira.
Ni John fundó Harvard, ni Harvard nació aquel año. Es más, ni siquiera esta talla por la que desfilan a diario cientos de lumbreras cargados de libros se parece al susodicho, del que jamás se guardó una imagen. Son las tres célebres mentiras que ofician como uno de los curiosos reclamos turísticos de Harvard Yard, como se llama el corazón del campus de esta institución que los colonos británicos asentados en la Bahía de Massachusetts convirtieron en 1636 en la primera universidad de su futuro país.
Salvando las distancias me parece que esta estatua debería ser el símbolo de Bildu con sus tres mentiras. Ni es una coalición de partidos, ni se ajustan a parámetros democráticos en relación con la violencia a la que no condenan, ni toman en cuenta nada de lo que dice el Lehendakari Garaikoetxea. Algo que quizás deberían haber previsto los dirigentes de EA cuando optaron por aliarse, con todo su derecho con el “partido comunista de las tierras vascas” nombre que no me invento ya que así se llamaron los amigos de Sortu que en su DNI tienen claro que el fin justifica los medios, que el centralismo democrático no admite más que un puño de hierro en el mando y que al compañero de viaje le dejan en la cuneta cuando le han sacado todo su jugo. Hoy Bildu es un puré de patatas bien triturado con sabor absoluto de lo que es Sortu, una organización que no termina de desprenderse de su vieja mochila, que sigue admirando todas las dictaduras del llamado socialismo real del mundo, que es incapaz de aprobar el primer año del bachillerato democrático y que como obsesión tiene en su diana al EAJ-PNV en una labor incomprensiblemente destructiva. O todo o nada. Ya lo dijo el camarada Lenin. ”Sin teoría revolucionaria, no hay práctica revolucionaria”. Y zamparse a EA es la mejor demostración de lo que comento, aunque yo sea harto sospechoso. Quien no es dudoso es su fundador Carlos Garaikoetxea quien les acaba de decir lo siguiente:
“No estoy a favor de la confusión de la integración o del hecho de compartir ideologías incompatibles con una concepción democrática plena. La dirección de Bildu ha confundido la necesidad de una cooperación nacionalista a la integración en la coalición EHBildu en la que hay una diversidad ideológica enorme. Desde la extrema izquierda de un disidente del Partido Comunista –en alusión a Alternatiba- hasta defender la Cuba castrista como modelo a seguir (Arkaitz Rodríguez)”. A confesión de parte, relevo de pruebas.
No es un tema banal lo que ha ocurrido y del que no quieren hablar, ya que esta integración a la brava nos fotografía bien quien es Sortu, sobre todo para los ingenuos, respetando a tantos y tantos en ese mundo que no entran en detalles y deben permanecer callados aunque no les guste nada lo que ven. Ya con el Puerta a Puerta nos ilustraron de su acción autoritaria desde las Instituciones.
No nos fiamos
El pasado 14 de abril se debatió una iniciativa de E. Podemos en relación con el 90 aniversario de la República española en el Parlamento Vasco. A ese texto el EAJ-PNV presentó una enmienda expresando el compromiso con los principios del republicanismo y en la que se declara que el pueblo vasco constituye un sujeto jurídico y político con derecho a la libre determinación. La iniciativa salió adelante con los 31 votos de los parlamentarios jeltzales y la abstención de EHBildu. Su gran argumentación fue que no se fiaban del PNV. Normal. Ya en 1990 hicieron lo mismo. Es asimismo una buena foto de situación en momentos en los que agitan el modelo catalán y quieren hacer de la ponencia de autogobierno su gran batalla política en la que se demuestre que el PNV es simplemente un partido autonomista dentro de la Constitución española. Critican al PSE y a todos los que no les sigan a pie juntillas a ellos, más vascos que lo demás, desconociendo que fue Sabino Arana en 1895 quien dijo que “Euzkadi era la Patria de los Vascos” y no Arkaitz Rodríguez aunque la palabra Euzkadi la silencian, como la palabra condena, por el significado que tienen. Ante eso el presidente del EBB Andoni Ortuzar les dijo: ”EH Bildu denuncia que hay un veto del PSE, pero si uno escucha a Maddalen Iriarte, llega a la conclusión de que el veto lo pone la Izquierda Abertzale. O abrazamos los demás su texto o no hay acuerdo”.
Ese accionar dogmático de la política no fiándose de nadie y no aceptando algo intrínseco al pacto como es la discrepancia y el gradualismo, es de nota. La expresión de que no se fían del PNV es clarificadora. De ellos si hay que fiarse cuando no quisieron las elecciones el 12 de julio, cuando tras la desgracia del vertedero de Zaldibar acusaron al Gobierno Vasco de la tragedia y a Urkullu de asesino en sus manifestaciones y posteriormente de miserable, o cuando en Azpeitia no se puede poner en marcha Corrugados negándose a cualquier negociación lógica en beneficio del pueblo, o tras el desvergonzado montaje político contra Jon Darpon y M. Jesús Mugica o también tras expresiones de chiste de Jaimito como que las pintadas se quitan con acetona, la culpa de los botellones la tiene el neoliberalismo o el descubrimiento de Laura Mintegi “a la policía se le tiran botellas porque va, si no va, no le tiran”. Todo esto sin una defensa de la Ertzaintza, trabajando en los márgenes porque saben que en el núcleo de la sociedad vasca no generan confianza así como ELA y LAB, que ni acuden a las reuniones y solo hablan de confrontación y huelga, mientras en Madrid apoyan a Sánchez y en Euzkadi adversan los presupuestos. Con semejante palmarés que solo demuestra que no se puede hacer política sin un determinado código ético, vamos a tener un otoño caliente en cuanto a una oposición rabiosa mientras el país sale de la pandemia como un cohete. Y no meto en el mismo saco a los miembros de EA, al antiguo mundo de Aralar y a todos aquellos que nunca votarán al PNV pero son abertzales democráticos. No. Estamos pues y tan solo ante una cúpula que no desentonaría en La Habana, Managua o Caracas. No han olvidado nada, no han aprendido nada. Y, si dudan de lo que digo, relean lo dicho por Carlos Garaikoetxea u observen los “ongi etorris” como apología de personas que asesinaron en nombre “del pueblo vasco”. Están demostrando con hechos que no se puede hacer una política seria con ellos en absolutamente nada. La lista anterior habla más que mil discursos puño en alto. Y en solo un año.
Sorpresas
Cuando escribo estas líneas he escuchado en Radio Euskadi y en ETB designar a Pablo Casado como líder de la oposición. No es la primera vez. No sé si en EITB hay un libro de estilo o quien dice esto no sabe de lo que habla. No existe “líder de la oposición”. Casado es líder de su partido, nada más. El PNV no lo tiene como su líder, ni ERC, ni Junts, ni nadie salvo el PP. Y las designaciones tan gratuitas y ligeras no son neutras. El que en una Radio Televisión Pública Vasca se hable así, clama al cielo.
Quien sí es líder en lo suyo es Mikel Aiestaran. Su trabajo periodístico en Afganistán, yendo a Kabul y a lugares de guerra y represión es de quitarse el sombrero. Y es preciso decirlo.
Como decir que se han cumplido cuarenta años del regreso del “Guernica” desde Nueva York y no se ha reivindicado. Tan sencillo como decir que si las bombas fueron para Gernika, el cuadro debería estar en la Villa destruida. Si para los patriotas españoles La Villa martirizada es España, ese simple dato les debería permitir colocar el lienzo en Gernika. Pasaron de lo que dijo Picasso de “cuando volviera la República” a “cuando volvieran las libertades” y de ahí a decirnos que España es Madrid. Creo que hay que seguir y seguir con la reivindicación o que le quiten el nombre que motivó la razón del cuadro.
A quien no le quitan el nombre es a Kosovo, con quien han jugado al fútbol. Se puede correr tras un balón con un país inexistente pero no reconocerlo. Tómese el dato.
Y, finalmente. Falleció Mikis Theodorakis, una personalidad inmensa de lucha, de resistencia ante los coroneles griegos, de compositor, de hitos como Zorba el Griego con Anthony Quinn, de icono. Un artistazo que estrenó su primera Opera “Medea” en el Arriaga de Bilbao en 1991. Bandas sonoras de películas y ese dato que nos acerca el personaje a Euzkadi. En ETB, ni mención, en el resto, fue más importante el fallecimiento del batería de los Rolling, que también, aunque sin el mismo relieve. Algo está pasando en la cultura y en la memoria en este país. O se priorizan banalidades, o no se tiene ni idea de casi nada, o no se quiere cuidar eso que tanto se dice que somos eslabones de una cadena. En todo caso, malo. Inquietante.