Fue el 15 de agosto de 1981 en Caracas, en la Iglesia Nuestra Señora de la Consolación en Santa Mónica. Nos habíamos conocido en el Centro Vasco y habíamos asimismo trabajado juntos en Euzko Gaztedi, la organización juvenil de aquella casa donde organizábamos conferencias, dábamos películas, íbamos de excursión por toda Venezuela y a sus playas, editabámos un periódico, teníamos grupos de dantzaris, los sábados baile en nuestro local con futbolín y bar, y todas las actividades propias de la juventud con su vertiente política de manifestaciones contra el juicio de Burgos, condenas a muerte etc. Un horno político de gran pedagogía. Y, secretamente, con Radio Euzkadi, emisora clandestina transmitiendo diariamente en onda corta en clave de resistencia vasca dirigida a Euzkadi así como manteniendo el Gobierno Vasco en el exilio.María Esther había terminado su tesis sobre el Lago de Valencia y se había licenciado en Biología y yo era parlamentario en Gasteiz en el primer Parlamento tras el Estatuto. Cuarenta años que pasan como un suspiro en unas vidas muy marcadas por el exilio de nuestros aitas, por la actividad de aquel Centro Vasco que actuaba como un pueblo Vasco en libertad y por la vorágine que ha vivido Euzkadi en este abrir y cerrar de ojos. Y si, la mejor decisión de mi vida.
El 11 de agosto de 1988 se inauguraba, frente al Abra, un busto del algorteño Vicente Amezaga Aresti, intelectual que tuvo que desarrollar su gran obra de escritor, traductor y polígrafo en su exilios de Argentina, Uruguay y Venezuela tras haber sido el Director de Primera Enseñanza del neonato Gobierno Vasco presidido por el alcalde de Getxo José Antonio Agirre, del que era concejal, y a las órdenes del Consejero de Justicia y Cultura Jesús María de Leizaola. Amezaga, como juez de paz fue quien casó por lo civil a la pareja Agirre-Zabala.
La primera responsabilidad de Amezaga fue defender a los niños del peligro de los bombardeos. Nada más ser nombrado director, el 4 de diciembre mandó abrir la primera ikastola bajo el Gobierno Vasco en Plentzia. Así comenzó un sistema vasco de educación que fue el primer paso para el resurgir del euskera y de la cultura vasca.
Pero la guerra truncó todos los esfuerzos de aquel gobierno ya que la dictadura se encargó de cerrar todas las ikastolas y la incipiente Universidad Vasca así como perseguir el euskera, idioma que lo había aprendido y que lo puso a trabajar traduciendo obras al euskera de los clásicos. Desde Shakespeare a Goethe pasando por Cicerón, Juan Ramón Jiménez y Oscar Wilde.
Casado con Mercedes Iribarren sus hijos han seguido a su padre en su labor intelectual. Arantza Amezaga, escritora y madre de Xabier Irujo historiador, Mikel Irujo, consejero del gobierno navarro, así como Pello y Enekoitz. El médico Bingen que fue presidente de Euzko Gaztedi, Mirentxu, promotora del Centro Vasco de Washington y casada con el historiador Bob Clark, Begoña, donostiarra de pro y Xabier, recopilador de la obra de su Aita.
Tuvo a su cargo en Donibane Garatzi la colonia de niños en La Citadelle y de allí, tras declararse la II Guerra Mundial tuvo que exiliarse a una América que le acogió y reconoció sus grandes méritos intelectuales.
El ayuntamiento de Getxo, presidido por Javier Sarria, estudió la personalidad, la obra y la vida de su ilustre hijo encargó al artista José Luis Butrón la erección de un busto que lo ubicó en lugar tan estratégico mirando al mar por el que tuvo que marchar al exilio. Aquella Corporación, al parecer tenía más sensibilidad que la actual, ya que enviada una carta a la alcaldesa sobre un busto del Lehendakari Agirre, dicho ofrecimiento está a la espera de contestación. Más tarde y asimismo el alcalde Barquin, a solicitud, creó un concurso histórico para estudiar el paso de Agirre por el ayuntamiento.
Su hijo Xabier ha hecho una gran labor de recopilación de su obra y nos la cuantifica en estos datos:
Libros publicados 6
Obras Publicadas en Editoriales: 22
Traducciones al Euskera desde 6 idiomas: 74
Artículos de Prensa 4 Países: 163
Poesías en Euskera 63
Poesías en castellano 44
Reseñas Biográficas 37
La Semana Vasca Uruguay artículos 31
Conferencias 43 Países: 91
Total Obras en distintas áreas: 592
La Editorial Xamezaga tras una exhaustiva Compilación, Edición, Publicación y Difusión Internacional a través de 16 Actos de Donación Obras Completas de Dr. Vicente Amezaga Aresti, en Bibliotecas de 4 países
Se pasa el puente de San Antón y subiendo a Miribilla está la calle Santiago Aznar quien fuera concejal de Bilbao, primer Consejero de Industria y Navegación del Gobierno del Lehendakari Aguirre en 1936 y el consejero socialista que propuso en el seno del Gibierno Vasco la ikurriña como enseña oficial. Desde entonces es la bandera de todos los vascos. Él tenía problemas en los barcos con el enarbolamiento de los mismos y optó por proponer la enseña más conocida y aceptada. La foto es del domingo. Me la ha enviado su nieta Itxaso y su bisnieta Victoria. Aznar tuvo dos hijos, Santi y Esther, que fueron «niños de la guerra» en Inglaterra y que tras vivir en Francia, Londres y México acabaron en Venezuela de donde son estas nietas Itxaso y su hija Victoria. Su aita Santi tuvo siete hijos, Garbiñe, Xanti, Maite, Ainara, Iñaki, Itxaso y Karmele.Todos viven en Euzkadi salvo Ainara que vive en Estados Unidos. La dictadura madurista les ha hecho volver a la tierra de sus aitas. Santiago Aznar fue Consejero diez años dimitiendo en 1946 estando en México. Su hija Esther tuvo tres hijos, Mirentxu, María Esther y Joseba, todos viviendo en Euzkadi. La esposa de Santiago Aznar, Felicidad Aguirre nació en Irún. La guerra y el exilio les aventó hacia América pero las vicisitudes de la política ha agrupado a la familia de nuevo en Euzkadi. Aznar fue encargado por el gobierno Vasco junto a Leizaola y Astigarrabia de evitar la destrucción de Bilbao y las industrias como se pretendía el 19 de junio de 1937. Lo lograron pero pagaron con persecución y exilio aquella conducta. Era de elemental reconocimiento que Aznar tuviera una calle en la ciudad donde nació así como que las nietas se sientan tan orgullosas de ello.
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