La denuncia de David Beriain sobre la dictadura venezolana

Lunes 3 de mayo de 2021

Pensé que con los cambios habidos en EITB  iba a mejorar en algo un servicio esencial como son  los servicios informativos de ETB. No es así. La información exterior es  mala y parcial y la vasca, en general, está demasiado  centrada en lo que Sortu ha elegido para erosionar al Gobierno Vasco como es la pandemia. Se dan casos de manipulación escandalosa. Quieren convertir una desgracia en la crisis del Gobierno Vasco. Y en eso están. Me encantaría se hiciera un estudio comparativo.

En otra línea, pero igual de grave, voy a poner el caso del periodista asesinado David Beriain que ha tenido amplio despliegue informativo porque el asunto lo merecía pero nos hemos quedado con la  sola copla de que le han matado por tratar de denunciar la caza furtiva en Burkina Faso, que es verdad, pero no solo hizo eso. Era toda una personalidad en sus denuncias tan valientes como bien hechas.

El navarro asesinado hizo muchas cosas más, y muy importantes que marcaron su perfil, que no han sido reseñadas o por falta de trabajar en la trayectoria  del periodista asesinado o porque no es políticamente correcto para ese falso mundo progre de algunos periodistas  denunciar lo que hizo Berian en Venezuela como esa denuncia descarnada sobre  la situación de un país bajo varias dictaduras, una de ellas la del secuestro.

En varios medios si lo han destacado ya que no hace tanto, en 2018 presentó «El Negocio del Secuestro en Venezuela» y en 2010 dio detalles de la estructura armada irregular que apoyaba al gobierno de Hugo Chávez más allá de los cuarteles. Si la democracia es un régimen de opinión pública, a la sociedad vasca se le hurtan estos datos.

La muerte de Beriain la lamentaron varias figuras reconocidas de la política y el periodismo, pues durante sus años de trabajo se dedicó a investigar sobre temas controvertidos. Sus reportajes, la mayoría de ellos audiovisuales, contenían denuncias sobre hechos de corrupción, delitos y conflictos armados.

David Beriain nació en 1977 en Artajona  y cubrió conflictos armados en Irak, Afganistán, Sudán, Colombia y Pakistán, desde 2002. Sin embargo, no fue sino hasta 2015, cuando dio un gran salto a la fama, al realizar una serie de documentales llamada Clandestino para Discovery Max. Uno de los más recordados es el reportaje Diez días con las FARC, porque consiguió ser uno de los pocos periodistas del mundo que compartió con la guerrilla colombiana frente a frente.

Una de las historias de la serie documental Clandestino, que logró su nominación nuevamente al Real Screen Awards, se tituló El Negocio del Secuestro en Venezuela; un capítulo donde reveló que los policías eran quienes dirigían la red de secuestros en el país. Su publicación fue en 2018 y en ese momento Beriain describió así la situación: «Hablar con un grupo de secuestradores que eran policías en activo nos desnudó de una forma estremecedora la realidad del país. En ese momento cobraban un salario de menos de cinco euros al mes. Se acaba de aprobar una ley que les impedía pedir la baja de servicio o abandonar el país bajo pena de ser acusados de traición».

Si bien el documental de 2018  hizo relucir su nombre entre los venezolanos, su primer trabajo en Venezuela se hizo en 2010 y se llamó Los Guardianes de Chávez, pieza en la que condensó la jerarquía militar del gobierno de Hugo Chávez y la admiración de sus seguidores por la lucha armada, la banda terrorista ETA, las FARC, entre otras cosas.

María José Ugarte ha sacado a relucir estos datos que deberían haber sido reseñados también a la hora de hablar de un gran periodista, desgraciadamente asesinado.

El Granma ya no flota

Domingo 2 de mayo de 2021

Iñaki Soto, director de Gara, está preocupado con el EAJ-PNV. El pasado domingo 18 de abril dedicó dos páginas de su periódico a decirnos con gran despliegue que “El PNV rebaja las tensiones de la sucesión enfadándose con el resto”. Al parecer la preocupación de este peneuveólogo es la de que desde Sabin Etxea se sigue la estrategia de la tinta del calamar. En esa onda el analista tiene su ranking de jelkides buenos, malos, aborrecibles y sospechosos, aunque su radar está imantado. Soto escribe que el PNV es ”provincialista“ y también que ”el PNV es un partido de orden que ha desparramado bolsas de basura por las plazas de los pueblos”. No habla de aquella infame campaña Puerta a Puerta y concluye que el mantra jelkide solo “tiene como estrategia de defensa del país que el que gobiernen ellos”. Al parecer Sortu es una cofradía religiosa cuyo reino no es de este mundo. A Urkullu le acusa de obseso y de Ortuzar dice que “no parece que está en forma. En las entrevistas comete errores y no da el nivel habitual“. ¡Caramba! No sabía que Gara tuviera un Ortuzómetro, aunque todo es posible. Ese  mismo domingo, Enric Juliana le hacía una entrevista en La Vanguardia al desganado Ortuzar que fue considerada trending topic en Catalunya. Josep Sánchez Libre me llamó diciendo que anhelan en Catalunya un discurso como el del presidente del EBB que sin abdicar de su ideario, ponía toneladas de sensatez en el quehacer político. Entiendo pues que a quienes siguen reivindicando la existencia de ETA, aplauden los recibimientos en clave heroica y justifican a ETA en base al “conflicto” este PNV les lleva los demonios y mucho más si Ortuzar les dice que lo de ellos es “socializar la frustración”. Andoni, eso no se hace. Pobres chicos. Ya sabes que el fin justifica los medios y desaprovechar miserablemente esta situación de emergencia para hacer un discurso constructivo sin confundir el rábano con las hojas, no está en sus prioridades revolucionarias. Sí, ya sé que no se pueden pedir huevos de helicóptero.

Haría mejor Soto en analizar lo que es Bildu, con una EA dividida y en los juzgados, gracias al pantano que ha sido para una invisible organización la asociación con Sortu. O esa manga ancha moral ante los Olarra que marcan  terreno en un medio que, me perdone Soto, es lo más parecido al órgano del partido comunista cubano, el Granma, nombre del barco que llevó a Fidel Castro y sus barbudos de México a Cuba en 1956, aunque reconozco me publicó una réplica a una sarta de ataques que me dedicaron un grupo de castristas porque les recordaba que llevar 62 años en el poder como los hermanos Castro, pasarse el mando sin elecciones libres, con presos políticos y a los 89 años a eso hay que llamarle dictadura y las dictaduras son tan malas las encabece Batista como Fidel. Al parecer algo difícil de entender cuando el pasado fin de semana Raúl le pasaba los bártulos al nuevo secretario general  Díaz Canel con el mero trámite de los aplausos. Algo que al parecer le entusiasma al secretario general de Sortu, Arkaitz Rodríguez que organizó un mitin-funeral  por el comandante  en 2016 en el puerto donostiarra,  levantando encendidamente el puño como si la Isla Santa Clara fuera Guantánamo. Pero esa es al parecer la referencia de este mundo que  envuelve en una ikurriña su marxismo leninismo de garrafa, a años luz de una socialdemocracia moderna y europea. Nos repetía D. Manuel de Itrujo, que ”todas las libertades son solidarias”, pero al parecer no para Sortu, que como en una tabla de quesos, eligen cuales son los derechos a defender, alejados beligerantemente del concepto de todos los derechos para todas las personas.

Si me permite Soto, un asunto que podía haber abordado Gara de cara a su debate ideológico, tan parecido al cubano, hubiera sido el análisis objetivo de lo que ha sido esa revolución cubana en 62 años. Lo apuntó en sus páginas J. M. Olarra deificando la figura del Che Gevara. No me extraña que con semejante seguidismo a una figura tan cuestionada los resultados de mayo para Sortu  van a ser un auténtico churro. Me quedo con lo que decía Joaquín Villalobos, un tipo lúcido, ex comunista y jefe guerrillero sandinista.

“La guerrilla cubana no necesitó un gran desarrollo militar. Los rebeldes entraron a La Habana con sólo unos cientos de hombres. El Che fue un mal estratega, su plan en Bolivia era absurdo y por eso fue derrotado. Hay evidencia fotográfica y testimonial de que fue capturado vivo, de que se rindió sin «luchar hasta la última gota de sangre» como exigía Castro. Él mismo dijo a sus captores: «No disparen. Soy el Che Guevara valgo más vivo que muerto». Por otro lado, su imagen de hombre bueno se contradecía con su gusto por los fusilamientos en la sierra y en la Revolución. En 1964, durante un discurso en Naciones Unidas, dijo: «Hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando». En su mensaje a la Tricontinental en 1967 dijo: «El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar». Esta cara cruel de Guevara dejó de destacarse y muchos, la verdad, ignorábamos esa parte de la historia. Sin embargo, las evidencias de guerrillero inepto, cobarde y de hombre sanguinario no impidieron su santificación como icono revolucionario heroico, representante del bien”. Es al parecer lo que le gusta a Olarra.

Fidel Castro fue un desastre como jefe de Estado. Usando un concepto marxista se puede afirmar que fue incapaz de desarrollar las fuerzas productivas en Cuba y, más bien, fue el destructor de éstas. Castro es el padre de una economía parásita, primero de la Unión Soviética y luego de Venezuela a la que esquilma y controla. En verdad la economía cubana funcionaba mejor con la dictadura de Batista que con la de Castro. Conforme a datos de la Organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas (FAO), el promedio de producción de caña de azúcar por hectárea en el mundo es de 63 toneladas métricas y el de Cuba es 22. En un artículo del Granma titulado «Añoranza por la reina», publicado el 7 de febrero de 2007, se decía que desde 1991 la producción de piña había descendido 30 veces. Son datos. Como también que Batista fue un dictador.

Sobra información pero abundan los ciegos que no quieren ver. Durante años, intelectuales y funcionarios de organismos internacionales aceptaban los progresos en salud y educación del socialismo cubano, pero pocos ponían atención en que éste no tenía sustento económico propio sino en el subsidio soviético. Esto permitía repartir sin producir. Los cubanos han pagado esa falsa igualdad no sustentable con pérdida de libertades y con hambre cuando se acabó el subsidio. Han soportado seis décadas una dictadura que justifica su fracaso por la existencia del demonio imperialista hablando de un bloqueo cuando es un embargo, fácilmente desmontable si hubiera elecciones libres. Se lo dijo personalmente Obama a Raúl Castro en La Habana. No les interesa. Solo mantener la dictadura que sustenta su poder controlando a los cubanos con el miedo, la necesidad de sobrevivir y el escepticismo de que un cambio es posible.

Un cubano que vive en  Euzkadi por disentir comentaba que “si el capitalismo imperialista es malo y el socialismo castrista es tan bueno, yo me pregunto ¿por qué las caravanas de centroamericanos solo quieren ir a Estados Unidos en vez de ir a Nicaragua, Cuba o Venezuela?. Y ¿porque siendo el socialismo real tan magnífico, tuvieron que poner en Berlín un Muro para que la gente no se fuera?”. Esa es la clave de la que no hablará nunca Granma ni Gara.  

Nuestro Arnaldo Otegi ha hecho público un tw que dice: ”Saludamos al Partido Comunista Cubano en su 8 Congreso PCC. Agradecemos a Raúl Castro su inmensa tarea al frente de la dirección. A la nueva dirección le deseamos éxitos en su encomienda y que salgan fortalecidos. Son un referente mundial en  favor de la humanidad y el socialismo”.

A confesión de parte, relevo de pruebas. No me invento nada. Para mi Raúl Castro es el ejemplo de un dictador que recibió el poder nepóticamente de su hermano y ha conculcado diariamente los derechos humanos de los ciudadanos cubanos. Si eso es un ejemplo mundial en favor de la humanidad y del socialismo, ¡pobre humanidad y pobre socialismo!, aunque entiendo el tw en clave de referencia comunista, con todo lo que esto significa. Me encantaría que lo consagren en su próximo y hermético congreso, además de descalificar al PNV y a Urkullu. No sé por qué me da que estamos ideológicamente en las antípodas. Pero todo tiene arreglo. Hasta el Covid.

Hace 25 años: Cuando Aznar invitó a Arzalluz a Génova 13

Sábado 1 de mayo de 2021

Con este título y esta foto La Vanguardia ha  publicado  hoy sábado  este trabajo de Ander Goyoaga.

La frase  de Arzalluz , mentada en el inicio, fue un rejón que el presidente del EBB lanzó a Felipe González por haber tenido paralizado el estatuto de Gernika desde 1982.Y la presencia del EAJ-PNV tenía tres motivos. Abordar o no el final de ETA, pactar con un partido histórico duramente enfrentado y de alguna manera cubrir el flanco nacionalista a CIU. Si el PNV no hubiera pactado con Aznar, CIU hubiera estado muy incómoda y el acuerdo al primer enfrentamiento hubiera hecho aguas.

El trabajo de la Vanguardia es éste:

Un 30 de abril de 1996 el PP y el PNV cerraron el apoyo de los ‘jeltzales’ a la investidura del primer presidente popular

ANDER GOYOAGA

El pacto Aznar-Arzalluz de 1996 dejó una frase que aún hoy se recuerda en la política vasca: «He conseguido más en 14 días con Aznar que en 13 años con Felipe González». El titular lanzado por el entonces líder jeltzale sintetizaba la confluencia de intereses que permitió una alianza hasta entonces insospechada que se resquebrajaría tres años después.

El pacto de investidura PP-PNV se terminaría de cerrar un 30 de abril de 1996, hace ahora 25 años, después de una intensa negociación que se dio por muerta en varios momentos. Los contactos habían comenzado al día siguiente de las elecciones generales del 3 de marzo de aquel año, en las que los populares sacaron 15 escaños al PSOE.

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JOSEP GISBERT

Junto a Aznar y Arzalluz, en las negociaciones participaron algunos históricos como Jaime Mayor Oreja, Mariano Rajoy, Rodrigo Rato y Álvarez Cascos, por la parte popular, e Iñaki Anasagasti o Juan José Ibarretxe, por el lado jeltzale. Mayor Oreja y Juan José Ibarretxe, entonces vicelehendakari del Gobierno Vasco, llegaron al acuerdo definitivo un 29 de abril. El histórico pacto se selló un día después.

A diferencia del pacto entre PP y CiU, que se rubricó en el Hotel Majestic de Barcelona, éste se cerró en la sede popular de la calle Génova. Xabier Arzalluz lo explicó públicamente ante los medios de comunicación en la rueda de prensa que sucedió al acuerdo. “He venido aquí porque he querido. Me parece normal venir a la casa del partido grande, con el que hemos pactado”, indicó, tras señalar que los populares les habían ofrecido otras alternativas.

La comparecencia, en la sala de prensa de Génova 13, despertó un extraordinario interés. “Arzalluz hizo parte de su intervención en euskera y uno de los periodistas le preguntó si sabía dónde estaba. Arzalluz respondió: ‘Esto de aquí detrás son las gaviotas del PP, y este edificio, la sede del PP en la calle Génova. ¿No es así? ¿Usted cree que no sé con quién estoy pactando?’”, recuerda Iñaki Anasagasti, entonces portavoz del PNV en el Congreso.

El PNV sacó adelante aquel acuerdo con la oposición de algunos miembros de su Ejecutiva, buena parte de su base social y de su principal socio en el Gobierno Vasco. El Ejecutivo del lehendakari José Antonio Ardanza estaba sustentado por un Gobierno de coalición formado por PNV, EA y el PSE. El secretario general de los socialistas vascos y consejero de Justicia, Ramón Jauregui, vaticinó que el pacto crearía tensiones en el Gobierno de coalición.

En todo caso, un eventual apoyo a Felipe González era una vía muerta. Para el PNV era inviable continuar apoyando a un PSOE que vivía sus horas más bajas, acechado por varios escándalos de corrupción y por los GAL. Arzalluz subrayó en aquella rueda de prensa en Génova 13 que Aznar había acordado “sin complejos, de una forma que el PSOE no fue capaz”, al tiempo que recordó que en 1993 habían apoyado “gratis” a Felipe González.

Tras las elecciones del 3 de marzo, el propio González había garantizado un “discreto silencio” si PNV y CiU apoyaban la investidura de Aznar.

El pacto de investidura se cerró con acuerdos fundamentalmente en tres frentes: desarrollo del Estatuto de Gernika, una metodología acordada para el cálculo del cupo vasco («ni una peseta más, ni una peseta menos», se dijo) y acuerdos concretos como el surgimiento de la operadora vasca de telefonía Euskaltel.

Sin embargo, detrás del acuerdo había también intereses de fondo, tanto de populares como del partido jeltzale.

A pesar de que ha quedado para la historia la sensación de que los votos del PNV eran imprescindibles para la investidura de Aznar, lo cierto es que a esas alturas de la negociación no era así. Una vez que los populares cerraron sendos pactos con CiU y Coalición Canaria, la investidura de Aznar se garantizaba la mitad más uno de los apoyos del Congreso. En opinión de Iñaki Anasagasti, el PP hizo otros cálculos de fondo.

 “Mayor Oreja quería contar con el apoyo del PNV ante un posible escenario de negociación o no negociación con ETA. Además, al principio de las negociaciones, tras las elecciones, les interesaba que estuviéramos para condicionar a CiU. El propio Puyol y Duran i Lleida entendían que era un valor que el PNV estuviera en el pacto, y así lo habían pedido”, indica.

Además, en opinión de Anasagasti, Aznar pretendía tejer alianzas que facilitasen el rumbo de la legislatura y permitiesen trasladar una imagen pactista y abierta de un PP capaz de llegar a acuerdos plurales.

“En primer lugar, porque Aznar y su equipo no tenían ninguna experiencia de Gobierno. En segundo lugar, porque entendían que el pacto les daba un valor. Hay una anécdota ilustrativa de la importancia que Aznar daba al pacto con el PNV. Él mismo planteó una cuestión colateral que nosotros no habíamos puesto encima de la mesa: el traslado del Guernica de Picasso a Euskadi. ‘Voy a hacer todo lo posible para acercarlo al País Vasco y sacarme una foto con el Guernica en Bilbao, donde nació mi padre, porque eso servirá para pasar la página de la Guerra Civil’. Además, se dio la circunstancia de que Arzalluz era un maestro en la distancia corta y se los metió a todos en el bolsillo”, añade.

En la famosa rueda de prensa de Génova, el propio Xabier Arzalluz subrayó lo que desde su óptica aportaba su partido: «Ponemos algo más que cinco votos. Somos un partido antiguo, democrático, y en algunas ocasiones pisoteado por la derecha española».

El PNV, por su parte, tenía el convencimiento de que era mejor llevarse bien con el nuevo inquilino de la Moncloa, una máxima que se ha mantenido hasta ahora y con las únicas excepciones de las dos mayorías absolutas del PP.

En todo caso, había una segunda cuestión de fondo. Arzalluz la explicó 20 años después en un artículo publicado a colación de los rumores que, en 2016, ponían encima de la mesa la posibilidad de un acuerdo entre Rajoy y el PNV. Iñaki Anasagasti lo ratifica.

“El PP había sido muy agresivo con el PSOE con el tema de la negociación con ETA en Argel y los escándalos del GAL. Arzalluz lo que quería era involucrar a la derecha en que el tema de ETA podía tener una solución dialogada. Quería acabar con el bloqueo que existía, sobre todo teniendo en cuenta que en las negociaciones estaba Mayor Oreja, que terminaría siendo ministro de Interior. Arzalluz pensó que podía haber alguna vía para acabar con la violencia”, explica.

El entendimiento entre PP y PNV se terminó de romper en mayo de 1999, en el contexto del pacto de legislatura entre PNV, EA y EH que invistió a Juan José Ibarretxe, un acuerdo que sucedió a la declaración de Lizarra-Garazi y a la tregua declarada por ETA en septiembre de 1998. No obstante, el entendimiento que se había escenificado aquel 30 de abril en Génova se había empezado a resquebrar más de un año atrás.