Les molesta les digan que son los herederos de ETA

Miércoles 24 de marzo de 2021

He comentado más de una vez que Bildu no existe. Y es verdad. Solo existe nominalmente. Aquel autobús en el que se subieron Sortu de chófer, EA, Alternatiba y Aralar, en la actualidad el bus va solo y no tiene más pasajeros que el conductor puño en alto, una señora de EA en la parte trasera  que solo mira por la ventana, Matutes en el Congreso más con IU que con lo abertzale y  Aralar que se hizo el hara kiri. La idea no era mala pero sigue ocurriendo lo que le pasó al escorpión con la rana, al del veneno le pudo el carácter y con su  aguijón se cargó a la rana en mitad del río..

Y eso se ve. En el Congreso a Bildu les catalogan como los herederos de ETA y eso no le gusta a la Sra. Mertxe Aizpurua que habiendo sido directora de Gara le tocó publicar los comunicados de ETA justificando sus atentados. No digo que ella estuviera de acuerdo con ellos, ¡Dios me libre!, pero es normal que los de enfrente la vean con el ojo torcido sobre todo cuando ella jamás ha condenado a ETA y solo habla del diputado Muguruza asesinado en Madrid  y no de todos los parlamentarios muertos por ETA, amén de la comprensión que tienen todavía hacia los llamados “ongi etorris”.

Mertxe Aizpurua y todo el comisariado de Sortu saben de sobra que ETA se disolvió sin someter su trayectoria histórica a un criterio social de justicia. Es más, anunció que su proyecto seguiría siendo defendido por «el movimiento político que denominamos Izquierda Abertzale», que continuaría con su «función histórica’. Pues bien, en tanto que la izquierda abertzale ha asumido la sucesión de esa función histórica, a ella correspondería realizar la autocrítica colectiva que podría libe­rar la carga existencial que conllevaría el arrepentimiento individual.

Sin hacer los deberes y llevando esa motxila como si no existiera la portavoz parla­mentaria, su señoría Mertxe Aizpurua, ha advertido a los demás grupos del Congreso de que no aceptará que se les defina como «herederos de ETA», calificativo con el que suelen denominar a sus dipu­tados partidos como PP, Vox o Ciudadanos. Aizpurua hizo este aviso el pasado martes, en la última reunión de la Junta de Portavoces, a raíz de una moción de C’s que se debatía ese mismo día en el pleno para censurar la política de acercamiento de presos de ETA a cárceles vascas, política que apoya el PNV para normalizar la situación.. Los de Arrimadas se refirieron a Bildu como partido «herede­ro del terrorismo». Y es que no Bildu, sino Sortu lo es o digan de una vez que el comunicado final de ETA sobre la IA no va con ellos. Estar al plato y a las tajadas es muy típico de este mundo bipolar. Si pero no. O todo o nada.

Aizpu­rua aprovechó para quejarse de que la Mesa hubiera admi­tido a trámite la citada moción con una referencia que juzga «inaceptable», según consta  de la citada reunión de la Junta de Portavoces. Pese a que se le informó de que exis­ten precedentes en la misma línea que también han sido calificados por el órgano de gobierno del Congreso, Aizpu­rua criticó que existe «una doble vara de medir» y avisó de que a partir de ahora cabría referirse a otras fuerzas políti­cas como «herederas del fran­quismo o del fascismo», inci­diendo en que no van a tolerar este tipo de “injurias”. Por cierto lo de denominar al PP y a Vox herederos del franquismo es más cierto que  la primavera.

Por otra parte tiene razón, pero no sé como va a impedir que le sigan llamando así de no cambiar de una vez el registro con el que siguen actuando. Aizpurua tiene todo el derecho de quejarse pero debería ponerse a pensar si su mundo está a la altura del cambio que ha de tener la sociedad hacia ellos cuando siguen diciendo que las pintadas se quitan con acetona, los “ongi etorris” son recibimientos de justicia y ahí sigue el comunicado final de ETA recordándonos que ellos son sus herederos. Tienen una oportunidad de oro en su asamblea de mayo donde nos dicen que solo tienen diez años. ¿Lo harán?. Me da que no.

Nagore Alkorta no es José Mari Bastida para desgracia de Azpeitia

Martes 23 de marzo de 2021

En Azpeitia, localidad donde ETA mató a Inaxio Uria por la espalda, Txiki Muñoz, secretario general de ELA cerró la empresa Corrugados Gallardo hace nueve años. Durante estos años ha sido el monumento a una actividad que fue muy importante y que se iba achatarrando  con las inclemencias del tiempo sin que se le vieran ninguna posibilidad de salvamento. Era el  Titanic de Azpeitia y solo le quedaba esperar  algún reportaje audiovisual como el monumento a un trabajo del pasado cuyo cierre obligaba a la emigración.

Afortunadamente y como un milagro ignaciano, parece que los sucesores de aquella empresa quieren volver a levantar la actividad desde aquellas cenizas, pero, aunque el Gobierno Vasco y la Diputación de Gipuzkoa están a favor, el ayuntamiento de Azpeitia (mayoría absoluta de Bildu) está en contra, alegando  la necesidad  de cumplir un plan urbanístico como si los planes urbanísticos no se pudieran modificar en beneficio de darle vida a un muerto con todo lo que eso significa. Vida, trabajo, futuro, arraigo, apuesta medioambiental…

No es cierto, sino absolutamente falso, que el plan urbanístico impida lo que se quiere hacer. Solo hace falta voluntad política, cosa que Bildu no la tiene.

Bildu, Ela y Lab  son los primeros en pedir cuentas de todo y sobre todo al gobierno Urkullu, y al PNV. Y pongo ese título, referido al alcalde Bastida  porque me acuerdo de aquel  inquieto regidor  del EAJ-PNV, Jose Mari Bastida, que era una auténtico harrapatari para el pueblo. Era ese su trabajo. Mejorar Azpeitia, que es lo que toda corporación democrática tiene que hacer a no ser que, como en el Puerta a Puerta de las basuras prime lo ideológico por encima de cualquier otra consideración.

Lo  malo fue que democráticamente, los ciudadanos de Azpetia eligieron a Bildu y aquí están las consecuencias. Elección democrática por supuesto, pero con personas inflexibles al frente que siempre apuestan por el todo o la nada. Y siempre gana la nada. Entre 200 puestos de trabajo y los inducidos, el dogma por el dogma.

Si Corrugados no puede volver a poner en marcha la empresa, ya sabemos de quien es la responsabilidad, aunque la disfracen de falsa legalidad.

Pero veamos en que consiste el asunto.

El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) aprobado en 2013, – contempla que alrededor de una tercera parte de los terrenos que ocupa Corrugados Azpeitia, en concreto la zona de acería, dejen de ser de uso industrial para pasar a residencial y servicios-

El Plan General no prohíbe de manera expresa la reanudación de la actividad de Corrugados Azpeitia en las actuales instalaciones, hasta la elaboración de un Plan Especial que lo determine y que, a día de hoy, no parece existir. En concreto, se afirma que: «No se declara a priori ningún edificio y uso en situación de fuera de ordenación. Podrán continuar desarrollándose los usos y actividades existentes y autorizarse obras e instalaciones de renovación, optimización y refuerzo hasta la aprobación del Plan Especial que establezca un régimen de fuera de ordenación adecuado a las necesidades productivas de la explotación industrial existente».

Por lo tanto parece que no existe, en principio, un asunto de legalidad en términos estrictos y si de una voluntad municipal para acompañar o no el desarrollo de un proyecto industrial a muy corto plazo, desde la certeza de que el grupo Cristian Lay, -los nuevos propietarios de Corrugados Azpeitia-, no ve viable el traslado de las actuales instalaciones a la zona de Trukutxo por motivos de coste, ya que supone triplicar los 50 millones de euros con los que está dispuesto a arrancar las actuales instalaciones, y el retraso al menos de dos años que supondría la construcción de una nueva acería. Unas plantas, que salvo en Estados Unidos, -donde precisamente el grupo azpeitiarra Sarralle va a construir una acería para Arcelor Mittal y Nippon Steel-, y Asía, no se están poniendo en marcha en los últimos años en Europa, como consecuencia de la delicada situación que ha vivido el sector siderúrgico.

Por otra parte, no parece sensato pensar que el Gobierno Vasco, competente a la hora de dar la autorización medioambiental para la reanudación de la planta, y la Diputación Foral de Gipuzkoa estén en disposición de saltarse el status quo legal por el mero capricho de recuperar una actividad industrial y una empresa que fue uno de los ejes donde pivotaba no solo la economía de Azpeitia, sino también la de la comarca del Urola, por la situación de crisis económica en la que nos hallamos. Al margen de la generación de riqueza que en cascada puede suponer para Gipuzkoa, como es el caso del puerto de Pasaia, donde hace ocho años era uno de sus principales clientes, hasta el punto de que, trasladando su actividad a la realidad de hoy, el 30% del tráfico de la dársena guipuzcoano tendría como origen y destino Corrugados Azpeitia.

El fracaso de la operación de reactivación de Corrugados Azpeitia, en caso de que se produzca, puede significar el deseo de algunos de renunciar al ADN industrial de este país que ha hecho posible, gracias al esfuerzo de nuestros antepasados, de ser lo que somos y que, -como estamos viendo-, más resistentes que otros en la mayor crisis económica jamás conocida en el mundo. Es muy lícito que algunos no quieran seguir con el modelo industrial conocido hasta ahora, pero de la misma forma deben plantear nuevas alternativas que, a día de hoy, no parecen existir. Mal que les pese la industria es la base de nuestra estructura económica para generar un tejido productivo que tiene como resultado un mayor estado de bienestar social.

Y todo ello englobado en una apuesta medioambiental que sirva de referencia en Europa, pese a los de la pancarta.

¿Y si el problema fuera Madrid?

Lunes 22 de marzo de 2021

¿Y si el problema no fuera ni Catalunya ni España? ¿Y si el problema fuera Madrid? No Madrid como ciudad, ni como conjunto. Madrid como lugar donde una pequeña élite improductiva siente peligrar sus privilegios. La casa real, el corpus político, la ingente cantidad de funcionarios de alto rango, la cúpula militar, los miembros de los consejos asesores de las mayores compañías del país, la plana mayor de la judicatura superior, conferencias episcopales, cortesanos mediadores e intermediarios con el poder, etc, etc, etc.

Es una masa poblacional que no produce absolutamente nada, pero en cambio precisa de unos recursos enormes. Ese grupo, que es reducido comparativamente, acumula una gran cantidad de poder y de capital. Antaño, para sufragar los gastos de esa aristocracia indolente existían los diezmos, hoy los impuestos.

Porque la primera necesidad de ese grupo es su propia subsistencia. Esa élite es la que ha vivido y vive en una realidad paralela, donde las crisis son poco menos que fenómenos meteorológicos y donde Madrid es principio y fin de aquello que ellos entienden como España. Infraestructuras radiales, sobre estructuras alrededor de la capital que deben ser rescatadas, ejes del Atlántico o del Mediterráneo que deben pasar por Atocha, son muestras de lo que digo. No conciben un modelo territorial que no rodee la Puerta del Sol, pero además han sido incapaces de generar un proyecto de Estado que aglutine a lo que ellos llaman la periferia que cada vez más, es aquello más allá de la M-30.

El único objetivo común que han sido capaces de enhebrar es el odio hacía lo que ellos llaman los nacionalismos periféricos. Eso si que lo han ejercido con maestría. La excusa ha sido que quieren romper España pero en realidad es el miedo a su propia subsistencia. Para un habitante de buena parte del país es más dañino el mantenimiento de esas estructuras improductivas que la posibilidad de que el estado se fragmente. 

Pero eso se ha ocultado de forma brillante. En realidad hay capas sociales de esas periferias que han colaborado profusamente con esa élite, para conseguir su parte del pastel. Buena parte de la actual parálisis del procès de debe a que está en manos de esas élites locales colaboracionistas con el núcleo improductivo de la aristocracia (por llamarla de alguna forma). 

Llevo tiempo pensando que si conseguimos desarticular ese palco del Bernabeu, con sus sucedáneos locales, seremos capaces de articular un espacio habitable. Si no es así, la única opción es huir. Cuando se habla de federalismo, que ha sido mi opción durante muchos años, se ignora esa realidad. Sin el desmantelamiento de la élite improductiva alrededor de la villa y corte, no es posible un cambio de modelo territorial. Y creo que incluso para los indepes debería ser una lucha prioritaria. La izquierda estatal debería darse cuenta que con la lacra de todos esos vividores, es IMPOSIBLE, cualquier avance. 

Hoy por hoy, me parece que una buena herramienta de producir ese cambio y de expulsar a esa élite extractiva que vive del resto, es el proceso de independencia, no por ninguna cuestión identitaria simplemente porque España, con su actual modelo de epicentro único, no sobrevive sin Catalunya, de ahí su resistencia.

Si el 20% del PIB estatal desaparece Espanya tendrá que cambiar de modelo de gestión, si o si. Eso sin olvidar que no podemos dejar el proceso en manos de los colaboracionistas que siempre han sido lacayos advenedizos de ese núcleo. 

Creo que España estará más cerca del federalismo con un cisma independentista que sin él. Pero si alguien me convence de que hay un proyecto para acabar con esa élite extractiva, improductiva e hipercentralista, me alisto ya mismo. Estic convençut que és així. Molt ben explicat. Crec que és instructiu per indepes, però i sobretot, per persones que potser no volen la independència de Cat. LLEGIU-HO i sobretot, PASSEU-HO

Nombre del comentarista: Sony