Lunes 2 de abril de 2018
Ramón Rabanera fue muchas cosas en Araba, entre ellas Diputado General ocho años, secretario del Senado y diana de ETA en varios atentados que estuvieron a punto de costarle la vida. Foralista y defensor del Concierto coincidí con él en el Senado y en tertulias en ETB y en la Ser. Tiene sentido del humor, una buena carcajada y es un tipo cercano y cordial. Español, alavés y vasco, por ese orden, su partido comete el error de prescindir de él cuando conoce mejor la política y la situación alavesa y vasca mejor que todos ellos juntos.
Digo ésto porque cuando su partido le despidió con una cena al dejar el Senado me invitaron a aquella despedida y fui con González de Txabarri que había coincidido con él de Diputado General así como con Bergara y Sodupe. Y fue una velada agradable salvo por algo que le comenté a varios del PP. La actitud fría y hasta maleducada de Maroto a quien yo no conocía más que de los informativos.
“No te preocupes-me dijeron-ya se le pasará. No olvida que os unisteis contra él y le quitasteis su gran caramelo que era la alcaldía de Vitoria”.
Pues sí. Pero aquello fue por el discurso racista del Maroto alcalde en contra de los emigrantes y a cuenta de la RGI. Sabía que excitar los bajos sentimientos de la gente de forma demagógica da réditos electorales y él los usó a conciencia y ganó, pero los demás nos pusimos de acuerdo para que no gobernara Gasteiz un discípulo de Le Pen y no lo ha olvidado.
De allí saltó a la política madrileña donde ha destacado por su discurso áspero, duro y antinacionalista.
Ayer mismo le pidió al PSOE hiciera posible que con cinco votos facilitara la aprobación de los presupuestos generales del estado para estar a salvo del “chantaje” del PNV. Curiosa forma de hacer amigos y curiosa manera de entender la política. Negociar para Maroto es chantajear.
¿Y qué es lo suyo?.
Fácil de contestar: Odio militante de un político avinagrado y racismo español de esos que dicen que los nacionalistas mejor estarían en una isla desierta, así como cosas y deseos mucho peores.
Le ha contestado torpemente Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, argumentando que son un partido serio y que frivolidades ninguna. Y para redondear la luminosa frase dice que estos presupuestos son ideológicos y tendentes a un estado social “low cost”. ¡Bravo por el análisis!.
Sánchez no tuvo el menor problema en avalar la aplicación del 155 en Catalunya y ahora le pide a Rajoy se someta a una cuestión de confianza. Y es que él no quiere negociar nada. Él lo que quiere es dormir en La Moncloa, y no pierde el tiempo con bagatelas.
Aires huracanados soplan en la política española con estos dirigentes tan de de “low cost”.
Unos con odio y otros sin programa alguno para nada.
Menos mal que nos queda Cristina Cifuentes.

