Una de las peticiones de los «indignados», entre otras, es la eliminación de la inmunidad asociada al cargo. Me imagino se referirán a los diputados y senadores que según consagra Ia Constitución en el artículo 71-1 dice lo siguiente: «Los Diputados y Senadores gozarán de inviolabilidad por las opiniones manifestadas en el ejercicio de sus funciones».
Eso es lo que dice. Y me imagino que éste articulo trae causa de momentos en la historia en las que el poder real o quien lo ejerciera era tan arbitrario que si no le gustaba lo que un electo decía se lo cargaba o encarcelaba. La inviolabilidad no nace para cubrir corruptelas, sino para garantizar la libre acción política y la libertad de expresión. Confundirlo con la impunidad como parece que es lo que pretenden poner en cuestión todo, solo nos indica que su modelo es la acracia o una sociedad no regida por el derecho.
Pero puestos a ello podían meterse con otro artículo de la Constitución, éste especialmente grave. El 56-3 dice esta perla: «La persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”. ¿Por que los indignados no dicen nada ante esta patente de corso que ningún país europeo tiene en su Constitución. El rey pues es «irresponsable». No responde ante nadie. Ni ante Dios, ni ante la historia. Ante nadie. Y así nos va.
En relación a los diputados y senadores si alguien, fuera del ejercicio de sus funciones, delinque, tiene ante sí la figura del suplicatorio, que consiste en levantarle al parlamentario su inviolabilidad para que pueda ser juzgado. Así de claro.
De hecho hay ejemplos varios en esta legislatura de senadores que antes de que se pidiera un suplicatorio contra ellos, dimitieron, como el caso de Luis Bárcena, gerente del PP. O éste último (30 de mayo) de Lino González Melitón, un profesor de educación secundaria de Navalmoral de la Mata (Extremadura), socialista, que acaba de dimitir acusado de dos delitos de abusos sexuales a menores en 2008.
Deberían afinar un poco más los »indignados” ya que la acción política tiene sobrados instrumentos para hacer frente a casos de éstos que además nada tienen que ver con la política. Mucha de la razón que tienen la pueden perder si no son más rigurosos en sus críticas.