Este ha sido uno de los muchos gritos que se corearon el lunes por la noche en La Puerta del Sol, llena de banderas republicanas. Reivindican la “Democracia Real”, no la monárquica, sino la real. Y gritan cosas muy duras contra los partidos y los políticos. A uno de ellos, desencajado, le vi generalizar estos conceptos con epítetos tales como:”Asquerosos, cerdos, corruptos, abominables, fusilables” y otros muchos adjetivos parecidos. No dudo que en la política haya tipos como esos, pero en los ojos desorbitados y en la generalización de los insultos estaba su debilidad argumental.
Algunos han querido comparar lo que está ocurriendo con “Democracia Real”, este mini fenómeno, con lo acontecido en el norte de Africa. Craso error. Sería comparable en todo caso, a lo hecho por aquella juventud bajo el franquismo, cuando en el estado español no había ninguna de las libertades y solo represión. Aquí, mal que bien, hay elecciones, hay posibilidad de votar a todas las opciones, desde la extrema derecha a la extrema izquierda, y el 22 votará todo el mundo que quiera. Hasta los de Bildu. Y que si a los jóvenes de la Puerta del Sol no les gusta nada de lo que hay que funden su propia plataforma, su partido, su coalición, o lo que sea. Son libres de hacerlo. Pero demagogias, las menos.
Se por otra parte que mucho de lo que piden, es de justicia y del género lógico, y que siguiendo a Steven Hassel, se sacuden la pereza y actúan cuando el agua les está llegando a la barbilla: paro, corrupción, falta de perspectivas, sociedad blanda sin valores ni principios, pero tienen la fuerza del voto y de la movilización contra los intereses mediáticos, contra una banca sin alma, contra unos banqueros que se enriquecen con la miseria ajena, contra los imputados en las listas electorales. Y me parece bien que se luche contra todo eso con las ideas claras, porque si no, cualquier aventurero los va a emborrachar y llevar al huerto. Hay miles de ejemplos de ello.
Pero no está de más pedirles que su argumentación sea sólida y no el cúmulo de improperios del de los ojos saltones, al que se le unía a su cabreo un odio infinito con una incultura oceánica.
Asimismo y al calor de todo ésto y del grito que encabeza este post, añado que uno de los mitos a batir es el de esta monarquía de esclavos felices que tiene España. Escuchaba estos días las comparaciones de lo sucedido con Straus Khan con lo que le ocurrió a Berlusconi y sus velinas, al presidente de Israel y su encarcelamiento, a Clinton con la becaria, al ministro Profumo, y así una serie de reyes, príncipes, presidentes de gobierno y jefes de estado pero, como no podía ser menos, omitían cualquier alusión al rey de España, un Borbón al que la clase política española disculpa a cuenta del “borboneo” que no es más que chulería, irrespeto a la mujer, prevaricación y probada obsesión sexual. Las aventuras de Juan Carlos con Bárbara Rey, el asalto a la casa de ésta por parte del Cesid para borrar pruebas, la aventura extramatrimonial del rey con la anticuaria de Barcelona, sus aventuras en el extranjero, han sido de una corrupción de cloaca pero todos ellas muy celebradas, permitidas y calladas por Adolfo Suarez, Felipe González, Calvo Sotelo, Aznar y Zapatero, y toda la prensa “bienpensante” de este país, que sabían de pe a pa que esa imagen de familia bien avenida del monarca era todo un cuento chino de irrespeto a su mujer y a la gente decente. Pero ahí está el doble de Straus Khan dando la mano y contando chistes malos. Por eso me ha parecido muy bien que estos grupos saquen estos pareados contra institución tan caduca y tan protegida por la censura. Ojalá así, a la gente se le empiece a caer la venda de los ojos y al monarca esa careta de dignidad que él, ni su familia, merecen.
Y en cuanto a lo de la compra, no estaría mal. El otro día le oí a José María Iñigo contar que le preguntó un día a la reina si sabía freir un huevo. La respuesta, seca y cortante fue: NO. Como queriendo decirle, ”¿Cómo es posible que me pregunte usted esta plebeyez?”. De ahí que me parezca genial que griten en la Puerta del Sol y por las esquinas eso de “Juan Carlos Y Sofía a ver si hacéis la compra algún día”. Ya era hora.