Acaban de editar un libro-entrevista con el Papa. Se llama “Luz del Mundo” y lo ha escrito el periodista alemán Peter Seewald que ha pasado de fundar un semanario de extrema izquierda y ser marxista hasta que le encargaron entrevistar a Joseph Ratzinger y al parecer éste se lo metió en el bolsillo hasta el punto que recobró la fe y debe ser el periodista de confianza del Papa. Por eso ha podido escribir este libro que entre otras cosas nos dice, que como muchos, el Papa tiene una bicicleta estática que le regalaron, pero que no la usa. Pero en el libro hay además alguna cosa de interés para los vascos.
Por un lado, el Papa confirma que la comparación que hizo en su viaje a España con los días de la Segunda República no fue una improvisación, pues repite tal cual la misma polémica idea. Dice “España es un país de contrastes dramáticos. Pensemos en el contraste entre la República de la década de 1930 y Franco, o en la dramática lucha actual entre la secularidad radical y la fe decidida”. Pero además destaca de forma inesperada que es un país “que hoy como ayer se encuentra en un gran proceso histórico, que cuenta además con una pluralidad de culturas que se encuentran, por ejemplo los vascos y los catalanes”.
Es una mención curiosa, pues no era necesaria, pero el Papa ha querido subrayar esa diferencia. No es un aspecto secundario en una situación como la que vive la Iglesia vasca, donde los nombramientos de los obispos de San Sebastián y Bilbao han causado tantas fricciones, y que está enmarcada en la tensión tradicional con el grueso de la Conferencia Episcopal. Ratzinger, que es bávaro y conoce la importancia de la identidad del territorio, parece sensible a estos aspectos. Si bien en otro pasaje del libro, hablando de las fuerzas centrífugas de la Iglesia, opina que “la tendencia hacia las Iglesias nacionales es un anacronismo en la sociedad globalizada”. “Una Iglesia no crece en la medida en que se atrinchera a nivel nacional, se separa y se encierra en un determinado sector cultural y lo absolutiza, sino que necesita “unidad”, apunta.
Ante esto último me quedo con el comentario del Papa sobre la pluralidad de culturas “por ejemplo de los vascos y de los catalanes”. Pues bien, Santidad. Anímese y como la Iglesia es universal deje que Bizkaia, Alava y Gipuzkoa, junto a Navarra más Laburdi y Zuberoa, tengan su ámbito de organización propio. Haga real lo que es real a nivel de calle. Y no haga como con la bicicleta estática que usted reconoce que a los 83 años es bueno usarla, pero no lo hace. Úsela, haga ejercicio y use también la realidad vasca. No le defraudará.