He ido hoy a la entrega de los Premios de la Fundación Sabino Arana en el Arriaga con mi hija Naiara. Llevo años yendo con ella tratando de que algo se le quede, aunque sea por ósmosis, a esta adolescente de una gala de dos horas donde se premia y reconoce el esfuerzo, la solidaridad, la pasión, el trabajo y el enraizamiento con los valores de una sociedad de gente especial. Y este año, como todos, la Gala no ha defraudado. Por cierto, estos Premios nacieron en mi casa en una reunión con Koldo Mediavilla e Iñigo Camino, entonces director de la Fundación.
Hay que decir que el Teatro estaba lleno hasta la bandera y que la presentación del acto por Anne Igartiburu en euskera y castellano, le ha dado todo el chic que tiene esta buena profesional. En la animación, Demodé Quartet un cuarteto muy original con canciones en inglés y en euskera. La del pajarito de Mikel Laboa, con un arreglo muy moderno, ha gustado mucho.
Y tras las palabras de Atutxa, la entrega de los premios. El primero a Frank Gehry. Ha contado como tras una comida en el López de Haro los promotores le llevaron a La Alhondiga para que allí construyera el Museo y nada más llegar les dijo que no le gustaba el sitio. Le llevaron después a Artxanda y él desde la cima dijo: ”Alli”. Pero allí era propiedad privada y hubo que hacer de todo para complacerle. Alabó la integridad de los vascos.
La triatleta bilbaína Virginia Berasategi se ha emocionado y ha emocionado a la sala contando lo que es para ella llevar la ikurriña en el corazón en cada una de sus pruebas. Ignacio Sánchez Galán ha sido el tercer premiado en nombre de Iberdrola. Le conocí cuando era el director de ITP en Zamudio y es hombre cercano que defiende las raíces de esta gran empresa en Euzkadi. Empresa que supone el 2% del empleo en Euzkadi y que aporta anualmente del orden de 500 millones de euros a las haciendas vascas. Tras el acto le he dicho: ”Espera a lo que te diga Intereconomía”.
Helena Taberna, la directora de cine, ha ido con sus dos hijos y su marido y ha recordado a su ama y a su aita y a la necesidad de contar bellas historias. Yoyes, la Buena Nueva, Extranjeras, Nagore, son algunas de sus premiadas películas. El Grupo Gureak se ha metido a la gente en el bolsillo. Al escenario además de su presidente han subido dos chavales que han sido ayudado por Gureak en su excelente trabajo de inserción laboral. El presidente ha subrayado que no le gusta la palabra discapacidad ya que cada uno tenemos nuestras capacidades. El por ejemplo, no podría hacer lo que hace Virginia Berasategi, ni lo que otros de los premiados pero sin embargo él, como todos, tenía otras capacidades y a ellas se aplicaba.
Y finalmente ha cerrado Pedro Miguel Etxenike agradeciendo un premio que, digo yo, se ha tardado cierto tiempo en otorgársele siendo merecedor de él hace tiempo. Ha recordado a todo quisqui, aunque ha tenido asimismo silencios sobre personas que en su vida han sido muy significativas. Eso pasa cuando uno se pone a mencionar. Afortunadamente no se ha olvidado de su familia, allí presente. Pero ha valorado el euskera, y ha reivindicado el derecho a decidir, así como que ha contado partes interesantes de su vida. Afortunadamente no nos ha hablado de la física cuántica, de la que es un cerebrito diciendo que en ésto es mejor que nos superen a que nos sigan. Ha estado apasionado y muy seguro de si mismo. Todo un mitin. Etxenike se sintió honrado por el premio pero es también verdad que el premio se honra otorgándoselo a Etxenike.
Y terminó el acto con la fotografía oficial en el escenario. Y en menos de dos horas, a casa.
Estuve en el acto entre Iñigo Lamarka e Ibon Areso con quienes he comentado aspectos de una gala que a todos nos ha gustado, y que nunca aburre, ni desmerece. Es un acto bien planteado, fino, del que sales estimulado como vasco por el tipo de premio y por los premiados, sean o no vascos. Y he saludado a Juanjo Pujana quien me ha comentado contento como se ha afiliado de nuevo al PNV y como va en las listas, como apoyo de la candidatura del PNV de Elorrio. Me alegro mucho. He saludado a Idoia Mendia y he visto de lejos a la consejera Urgell al lado de José Luis Bilbao. No se que habrán pensado cuando a Frank Gehry se le entregaba el premio, aunque me lo imagino.
Un éxito anual más de un Premio que es un gran escaparate de un nacionalismo institucional respetuoso y reconocedor del mérito ajeno. Zorionak.