Gregorio Peces Barba fue diputado en representación del PSOE en 1977. Como tal formó parte de la ponencia constitucional, ponencia que excluyó al PNV por cálculo del PSOE que no quería que un profesor de derecho constitucional de la talla de Tierno Galván formara parte de aquella ponencia en representación de su entonces partido el PSP. Posteriormente fue presidente del Congreso de los Diputados y rector de la Universidad Carlos III.
Peces Barba no hay ocasión en la que hable en la que no nos meta un rejón incluso sin venir a cuento. La última en el programa de TVE «Informe Semanal» del pasado sábado.
El programa dedicaba una de sus partes a glosar la maravilla del «Cambio express Constitucional» hecho de un viernes a otro viernes. En una semana, la intocable, la hicieron añicos. ¿Y cuál era el argumento de Peces Barba?. Decía el otrora orondo diputado que bajo el régimen de Franco se organizaron varios referéndums que obtenían a veces más del ciento diez por ciento de votación y que ellos, los ponentes ante eso decidieron fortalecer a los partidos políticos. Que un demócrata y un profesor de derecho constitucional argumente de semejante manera es como para echar a correr. Pues lo dijo y se quedó tan pancho el patético Peces Barba que cuando le nombraron la palabra autodeterminación casi le da un soponcio España es una y el que no está de acuerdo que se aguante. Este buen señor me recuerda al mariscal Hermann Goering que decía que cada vez que oía la palabra cultura echaba mano del revólver.
En el debate y desde el estrado de oradores, el diputado del PNV Josu Erkoreka afirmó que «ya que no nos dejan defender nuestras enmiendas, déjenme al menos explicar la enmienda vetada». Denunció que «ha sido inadmitida con argumentos pseudojurídicos que no tengo empacho en calificar de peregrinos», aunque «lo importante es la voluntad política que se oculta» tras este rechazo, que según él era «vetar esta enmienda». Se trata, concluyó, de «un atropello más de los muchos que salpican el carrusel de arbitrariedades en que se ha convertido esta reforma. El PSOE y el PP nos aplican la ley del embudo, la parte ancha para ellos y la parte estrecha para los demás».
Poco importó, toda vez que, ya durante la celebración del pleno, las 19 enmiendas que pasaron el corte fueron decayendo, una detrás de otra, de nuevo a causa del rodillo constitucionalista. Entre ellas, la iniciativa del PNV que pretendía “explicitar en la Constitución la singularidad de los territorios forales vascos, ya que en el mapa que han dibujado PP y PSOE solo se habla de comunidades autónomas y entes locales». Así lo explicó Josu Erkoreka, quien, una vez confirmado el portazo del Congreso, dijo no entender cómo «los diputados vascos de PP o PSOE pueden oponerse a esta enmienda». Lamentó, por tanto, que «a partir de esta reforma, no sabemos qué régimen o reglas se van a aplicar a los territorios forales, causándoles una grave inseguridad y perjuicio».
Bueno, pues esto es lo que hay. Una modificación chapucera, cerrada y antidemocrática de una Constitución que va a dejar a los ayuntamientos sin un euro para invertir. Pero no importa, que ¡Viva España!. De eso se trataba.