Ayer no se hablaba de otra cosa en las calles vascas. Por lo menos, en las de la demarcación autonómica. Venga arriba y abajo con la ponencia. Que si los de EH Bildu habían dicho tal, que si los del PP cual, pero que los del PNV y el PSE opinaban que pascual, si bien era cierto que el de UPyD —al que se citaba por el nombre y dos apellidos— había dejado bien claro que tracatrá… Cada esquina, cada farola, cada terraza cubierta o sin cubrir, cada cola de la pescadería, cada ascensor eran réplicas a escala del parlamento donde ciudadanos y ciudadanas cruzaban elevadísimos y documentadísimos argumentos favorables, contrarios o entrambasguas sobre la cuestión. Ni el precio de los abonos del nuevo San Mamés, ni si hay que echar a Montanier a pesar de la resurrección de la Real, ni si la nevada del martes fue la más gorda del siglo, como dijo Maroto, o solo una más. El único asunto de debate, charla, coloquio o comadreo era la ponencia. Así, en genérico, sin añadir lo de “paz y convivencia”, que a estas alturas no hacen falta más detalles porque aquí el menos versado tiene un doctorado en la cosa.
Lástima que no sea ni medio verdad. Lástima, en realidad, que sea totalmente falso, y que hasta estas líneas estén condenadas de antemano a la lectura del cada vez menos numeroso puñado de muy cafeteros que manifiestan cierto interés sobre la materia. ¡Pero eso es tremendo, don columnista! ¿Cómo es posible que a un cuerpo social se la traiga al pairo algo tan esencial como el cierre de las heridas del pasado, muchas aún sangrantes, y la construcción de un futuro a prueba de recaídas? Tengo mis teorías al respecto, no necesariamente condenatorias, pero me falta espacio para exponerlas. Solo sé que ocurre. Y estaría bien que se dieran por enterados y enteradas quienes ayer en el Parlamento vasco volvieron a hacer de la ponencia una excusa para lucirse… cuando lo triste es que casi nadie los miraba.
Harta que debe estar la concurrencia de unos grupos que han utiilizado ese debate históricamente para ejercer un ineficaz pataleo del «y tú más», que han olvidado que no se debe utilizar la sangre y las balas para obtener réditos políticos y electorales. Eso cansa.
http://casaquerida.com/2013/02/15/a-la-rica-transparencia/