Confieso que he estado mordiéndome las teclas hasta ahora. Estas, digo, las de la columna, porque en ese desfogadero llamado Twitter ya he soltado un par de cargas de profundidad sobre el folletón del chalé que se han agenciado en Galapagar los que juraban —o sea, perjuraban— que nunca vivirían, vaya por Marx, en un chalé. No tenía la intención de pasar de ahí, pero la espiral de circunstancias y declaraciones psicotrópicas en que ha derivado el asunto me impide mantener por más tiempo la abstinencia.
También es verdad que no sé decirles qué es lo que más me desconcierta, cabrea o aluciflipa de todo el episodio. Quizá, que los superiormente morales nos riñan porque se supone que esta es una cuestión menor que no incumbe más que a los propietarios del casuplón. ¡Nos ha jodido el 50 aniversario de mayo del 68 con las flores! Menuda puñetera manía de dictarnos lo que es noticia y lo que deja de serlo. Si tan chorrada es, no se entiende que los émulos (ex)vallecanos de Juan Domingo y Eva Perón hayan montado un plebiscito para que su disciplinada grey avale sus querencias burguesotas. Qué bochorno, a todo esto, la sumisión perruna exhibida por los que saben que el que se mueve no sale en la foto. ¡Con lo feroces que son cuando los que incurren en fuera de juego son otros! ¿Será aplicable aquí lo de no morder la mano que te da comer que tanto les gusta balbucear a los monopolizadores de la dignidad planetaria?
Por lo demás, menuda guasa que dos de los seres tenidos por la hostia en verso de la politología no fueran capaces de oler la zapatiesta que se montaría por dar rienda suelta a sus caprichos.
La verdad es que ellos solos se han montado una buena, si estos nuevos salvadores de los parias no hubiesen sido tan bocazas, la compra del chalet no habría pasado de ser un pequeño rife- rafe y un gra recochineo por parte de la caverna.
Ya pronto empezaron a despedazarse por el poder y poco después con golpe de Estado incluido (Bescansa, Errejón)
Ahora resulta que la compra de una casa va a ser el detonante para que tengan que inventarse otro diccionario que cambie el significado de la palabra «casta»
Por la boca muere el pez y estos de boca y postureo no andan mal dotados.
Irene Montero es psicóloga no politóloga
Podemos es un bluf. Aquí mucho blablabla con el derecho a decidir para acabar cagaditos junto al PSE.
Allí mucho blablabla con que me compro la ropa en Alcampo y todavía convivo con los muebles de mi abuela no como los de la «casta» y resulta que la «gente» genuina se compra un casoplón de 2.000 m/2 con piscinón y casa de invitados.
Que se apunten al PSOE de una santa vez y terminamos antes.SIN-VER-GUEN-ZAS.