Caray con Murcia. Una chusca moción de censura —para colmo, pifiada— provoca la convocatoria de elecciones en Madrid y, en segundas nupcias, la salida del gobierno español del vicepresidente Iglesias para hacer frente al mal diestro que encarna Isabel Díaz Ayuso. Los que tenemos por vicio y por oficio comentar la actualidad no damos abasto con tanto material. Sería hasta divertido, si todo esto no ocurriera al cumplirse un año de una pandemia que ha provocado cien mil muertos en el conjunto del Estado. Eso, por no hablar de los estragos económicos y anímicos. Que no es cuestión de venirse arriba en la demagogia facilona, pero quizá no debería escapársenos el contexto. Se diría —yo lo digo— que están primando más los intereses electorales egoístas que la búsqueda de soluciones a las toneladas de problemas del común de los mortales.
En todo caso, ya que está servido el espectáculo, ocupemos nuestra localidad. Más allá de las palabras bonitas de primera hora, quiero ver cómo el PSOE, con 37 escaños, y Más Madrid, con 20, se dejan llevar del ronzal a una candidatura liderada por Podemos, que a día de hoy tiene 7. Y por lo demás, si se consuma el karate a muerte en la Puerta del Sol, me permito señalar que Iglesias y Ayuso son grandes catalizadores de votos a favor, pero ojo, también en contra.