Des-cambio

¡Ay, el gobierno del cambio en Navarra, y nosotros, que lo quisimos tanto! Incluso para los que salimos satisfechos en la media de lo que ocurrió el domingo es imposible que no nos sintamos frustrados ante la pérdida de un instrumento que en los últimos cuatro años había servido objetivamente para mejorar la realidad de la Comunidad foral. Como en el verso de Kavafis, no podremos decir que fue un sueño. Ahí están los datos y los hechos contantes y sonantes que demuestran que durante un tiempo hubo unas mujeres y unos hombres que se empeñaron en buscar otro modo de gestionar el día a día de los ciudadanos.

Ocurre, me temo, que como recuerdo tantas veces, ninguna buena acción se queda sin castigo. Eso, claro, añadido a la abrumadora evidencia de que determinadas cuestiones se llevaron muy mal. Porque es muy fácil echar la culpa al empedrado, pero basta media migaja de sinceridad para ser capaces de reconocer los cómos y los porqués del enorme chasco. ¿Que no es momento de buscar culpables? Cierto, pero por si algún día se vuelve a presentar una conjunción similar de astros propicios, sería de gran provecho un diagnóstico autocrítco acompañado del correspondiente propósito de enmienda.

Sospecho, sin embargo, que pido demasiado. De donde no hay no se saca. Así que no queda otra que aguardar los próximos acontecimientos. Quién sabe. Con suerte, esta vez el PSN tiene arrestos para estar a la altura de las circunstancias y hace lo que no hizo en tantas otras ocasiones. O tal vez Madrid le marca otro camino. Las actitudes y las declaraciones previas no parecen augurar que vaya a ser así. Y es una tremenda lástima.

I más D igual a…

Tremendísimo drama, mazazo a la línea de flotación del progreso, brutal acometida al bienestar de las generaciones futuras y me llevo una: según el Eustat, la inversión de la CAV en I+D (sin pecado concebida) descendió un 0,3% el año pasado. ¿Cómo? ¡Pero eso es imposible! ¡Si hace dos semanas sacaron bajo palio a Patxi López en el programa más chachi y más piruli de la tele como apóstol único e indivisible de la financiación de cerebros! Como ya chamullé en esta misma columna, miles y miles de especta-tuiteros lanzaban jubilosos “¡vivas!” de 140 caracteres al enterarse de que al norte de la tierra del “¡Que inventen ellos!” había una Arcadia donde los hombres y mujeres consagrados al saber reciben trato de estrellas del balompié y no tienen más que pedir por esa boquita para que les pongan un laboratorio complemente equipado con vistas al inspirador Cantábrico. Qué menos, por otra parte, en un paraíso gobernado por el cráneo privilegiado que descubrió que el principio de Arquímedes no era uno sino varios.

La faena es que hayan llegado los datos a pinchar el globo. Pero no me contaré entre los que la cojan llorona ante la disminución de la pasta destinada a lo que para mi no es más que una suma de letras que luce más de lo que alumbra. Me resulta muy llamativo que gente que se dice de ciencia y de razón pronuncie la ecuación (a veces añadiendo otra i al final) como si fuera un conjuro o un mantra que acarree la buena fortuna. Del mismo modo que no comparto la letanía que sostiene que un país que lee mucho es un país avanzado porque la tal lectura masiva puede ser el Marca o el Hola, tampoco comulgo con la idea de que cada euro asignado a la investigación nos será devuelto multiplicado en prosperidad. Dependerá, digo yo, de qué y cómo se investigue.

Pero no me hagan caso. Ya sé que en esto soy minoría absoluta y herética. De hecho, tras el punto final, me aguarda una merecida hoguera.