EL ESTRUENDOSO SILENCIO POR QUIEN DABA LA MANO DE FORMA CALUROSA

Domingo 23 de marzo de 2025

Ayer sábado 22 se cumplieron 65 años de la muerte en París, a causa de un infarto, del primer lehendakari, José Antonio de Aguirre y Lecube

Iban Gorriti publicó en Deia este recuerdo que hoy reproduzco.

El reloj vital del patriota vasco José Antonio Aguirre y Lecube se detuvo para siempre el 22 de marzo de 1960 en París. Por tanto, ayer se cumplieron  65 calendarios de aquel inesperado final. A continuación, el primer lehendakari fue sepultado en uno de los cuatro cementerios habilitados en Donibane Lohizune. El pasado domingo, sus correligionarios se acercaron al camposanto labortano de Aice Errota para conmemorar la efeméride.

Agirre, 65 años después

Su camarada Manuel de Irujo Ollo, un hombre nacido un 1 de enero, sostenía que “¡Hay tipos humanos…! José Antonio daba calor y se preocupaba de dar calor. Mire usted, hasta en la forma de dar la mano”. Ese ‘usted’ al que hacía referencia el icónico ‘nabarro’ se lo dirigía a Iñaki Anagasti Olabeaga, exsenador jeltzale. Irujo también fue parlamentario por Navarra durante la Transición española, asimismo diputado por Gipuzkoa y ministro durante la Segunda República.

En 1960, Anasagasti vivía en la calle Prim de Donostia, en casa de su amona y aitona. El 22 de marzo, evoca que “algo muy grave había pasado”. Él echa la vista atrás y se veía como un chavalito. “Me enteraba de poco, pero el recuerdo que tengo de ese día es que la pérdida de un familiar muy importante y querido se había producido en París”. Y, a continuación, un sentimiento de orfandad de sus mayores y de su entorno directo. “Hablaban muy bajo, era muy angustioso y llamativo. Se me grabó vívidamente”.

“El recuerdo que tengo de ese día es que la pérdida de un familiar muy importante y querido se había producido en París”

Había fallecido el presidente vasco, el lehendakari Aguirre, aquel “nefasto día”. “¿Qué va a ser de nosotros?, exclamaban angustiados”, rememora Anasagasti, quien casi seis décadas después va un paso más allá en su análisis contextual. “Perdida la guerra, perseguidos, multados, la existencia de un Gobierno vasco en el exilio presidido por una persona tan vital, tan cercana, les daba esperanza y seguridad y, sin embargo, el lehendakari había fallecido en un estruendoso silencio”, detalla quien en su etapa en la organización juvenil EGI en Venezuela –país en el que nació– publicó los discursos de quien había sido alcalde de Getxo y futbolista del Athletic. Su figura le interesó a Iñaki hasta el punto de que “hice un póster, ilusamente, con el objetivo de contrarrestar el del Che Guevara de la época”.

Ya a su regreso a Euzkadi, asiente que ha tratado de promover su recuerdo con estatuas, libros, bustos, nomenclatura, pegatinas, … “pues, por culpa de la dictadura, poco se sabía de él y había sido el primero, la referencia por antonomasia. Incluso en su juramento en Gernika, perdido en la niebla”, mantiene quien durante un tiempo anduvo muy cerca de “Don Manuel, coordinando su estancia en París, por lo que una noche, en casa de su sobrina Maite y ante un magnetofón, conversé con él informalmente, pues tenía la frustrada ilusión de saber más sobre nuestro primer lehendakari, y nadie mejor que él, que había sido diputado en el Congreso con Aguirre, así como estrecho colaborador en la guerra y en el exilio”.

De aquella jornada se acabaron publicando quince páginas de encuentro. Entre ellas, Irujo y Anasagasti entraban en harina desde el prisma de que el navarro siempre admiró a Aguirre, “porque entre otras cosas fue su amigo”. Quien fue ministro narró cómo lo conoció. “Desde luego; si no fue después de diputado no le faltaría mucho. Yo a José Antonio, hombre de Acción Católica, amigo de Herrera Oria, no le he conocido. Quiero decir que conocí a José Antonio Aguirre alcalde de Getxo y hombre puesto en la brecha al frente de las gentes activas de Bizkaia propugnando el Estatuto y propugnando la actividad vasca. De modo que realmente conocí al diputado José Antonio Aguirre”, diferenciaba.

“Era un hombre que, cuando hablabas con él, sentías que solo le interesabas tú; y hasta en la forma cálida de dar la mano”

Cuestionado Anasagasti sobre cómo ha evolucionado la figura de Aguirre y su discurso en estos 65 años, el exsenador estima que no lo ha hecho en sus principios, sin embargo, “en las formas mucho” y apostilla que “como decía Irujo era un hombre que, cuando hablabas con él, sentías que solo le interesabas tú; y hasta en la forma cálida de dar la mano. Y, sobre todo, atendía a todo el mundo. A día de hoy hablas con ciertos políticos que si te atienden pasa una mosca y siguen a la misma, ni escriben y no contestan llamadas. Y en lo ideológico, no le importaba presentarse como un cristiano social y defender esta ideología”. Y, ¿cuánto de Sabino Arana había en Aguirre? “Bastante, como toda aquella generación que llamaba a Sabino ‘El Maestro’. Le hizo el prólogo a Pedro Basaldua a su libro con la biografía de Sabino y su padre, Teodoro Aguirre fue pasante de Daniel Irujo cuando este fue el abogado defensor de Arana”.

En aquella charla que acabó registrada en un libro titulado ‘Entre la libertad y la revolución’, quedaron claras diferentes posiciones ideológicas. Una de ellas fue que el tiempo de Aguirre en la Cortes, en Madrid, mientras Irujo y otros compañeros se hacían cargo de la acción parlamentaria del día a día, “José Antonio se centró en el Estatuto, en sacar adelante el primer Estatuto vasco de la historia. Y lo escribió en su libro Entre la Libertad y la Revolución. Los discursos de José Antonio no son muchos, pero son buenos, y como además hablaba con tal convicción, con tal afirmación, que la gente le tenía simpatía. ¡Hay tipos humanos…! José Antonio daba calor y se preocupaba de dar calor. Mire usted, hasta en la forma de dar la mano”.

HOY TOCA CUATRO CON EL GANADOR DE UN GRAMMY

Sábado 22 de marzo de 2025

Hoy, con María Esther y Mikel Arruabarrena, junto a Desiré y a muchos aficionados a esta guitarra de cuatro cuerdas tan representativa  de Venezuela,    estaremos en el Salón el Carmen de Indautxu (Simón Bolívar Kalea 4)  a las 8 en el concierto  que ofrecerá Jorge Glem en una gira por solo tres capitales, una de ellas Bilbao. Lo digo porque no hace falta ser venezolano para asistir. E invito a los que les gusta un magnífico concierto de cuatro, puedan acudir.

Datos para el que quiera: vicbandproduccionesmail.com.

WhatsApp 62405604b4

El cuatrista, mandolinista y productor musical Jorge Glem, ganador del Grammy Latino y nominado al mismo, es sin duda uno de los tesoros musicales de Venezuela. Nacido en Cumaná, Venezuela, Glem, que actualmente reside en los Estados Unidos, se ha propuesto con un claro y decidido propósito de presentar el cuatro venezolano como un instrumento universal. Su asombroso talento y propósito le han permitido compartir escenario con figuras de renombre mundial como Paquito D’Rivera, Jordan Rudess, Rubén Blades, Carlos Vives, Calle 13, Natalia Lafourcade, Gaby Moreno, Guaco, Desorden Público, Ensamble Gurrufío, Gualberto Ibarreto, Sofía Rei, Etienne Charles y muchas otras importantes personalidades de la música, logrando la fusión de este tradicional instrumento en géneros como el jazz, la salsa, el bluegrass, el rock y el pop.

Jorge Glem es también miembro fundador del aclamado conjunto C4Trio, que ganó un Grammy Latino por su álbum «Tiempo al Tiempo», con el reconocido salsero Luis Enrique. Además de esta segunda victoria en los Grammy Latinos, este dinámico conjunto ha sido nominado en tres ocasiones anteriores para este premio y ha sido nominado a los Grammy en dos ocasiones.

En 2017 Glem, en ese continuo esfuerzo por dar a conocer el cuatro al mundo, inició un movimiento llamado #4CuatroMusic a través de las redes sociales que alcanzó más de 1k publicaciones en sólo 3 semanas. Sin duda, el cuatro es más que un instrumento para este prodigio de la música. Es una parte de él y a través de su interpretación, es capaz de alcanzar una voz global.

EL ESCULTOR DE LA ESTATUA DEL LEHENDAKARI

Viernes 21 de marzo de 2025

Mañana sábado 22 de marzo se cumplen 65 años del fallecimiento en Paris del Lehendakari Agirre, el primer Lehendakari de nuestra historia.

El año pasado me dediqué por un mes a contar vivencias de él  y siento que a pesar de los actos que se organizarán en Donibane Lohizune, donde está enterrado, una nación irredenta como la nuestra no trata bien a estas personalidades que cada uno en su ámbito trabajaron por forjar  una identidad en momentos de crisis casi existenciales.

Y lo malo es que las nuevas generaciones pasan de todo esto. Hoy lo importante es lo efímero, el que hay de lo mío, la superficialidad. Es lo que hay Una pena. Ante eso en esta ocasión cuento la historia de la estatua en la  Plaza Elíptica recordando que ni en Donostia, ni en Gasteiz y menos en Iruña, hay un recuerdo parecido. Si lo hay en Donibane Lohizune frente a la que fuera casa de Telesforo Monzón donde fueron velados sus restos, rodeada la casa por una gran cantidad de vascos emocionados ante el gran vacío que causó su muerte. El busto de Lucarini lo recuerda.

La estatua de Bilbao que está en la zona peatonal de la calle Ercilla, frente a la Plaza Elíptica (un bilbaíno que se precie nunca la llamará Moyua). Se puso allí por su cercanía con el hotel Carlton donde tuvo su despacho oficial en plena guerra.

Un día le pedí al  alcalde Azkuna que me recibiera en su despacho. Me puso día y hora y nada más entrar me dijo con su habitual trato directo. ”¿Qué quieres?”.

“Solo hacerte una pregunta, si te parece” le contesté. ”Dispara”.

“¿Tú sabes donde nació el Lehendakari Aguirre? “le pregunté para su mosqueo.

-Por supuesto. ¿No lo voy a saber?. En la calle La Cruz del Casco Viejo”.

“¿Por qué me preguntas esa chorrada?”

-Pues porque fue el primer Lehendakari de la historia de los vascos, nació en Bilbao y no tiene una estatua. Acabo de llegar de Paris y allí tienen estatua hasta los gatos. Y aquí, y con respeto, solo Tonetti en el Parque de Doña Casilda”.

-Me miró fijamente y contestó. ”Tienes razón. ¿Quién  es  hoy en día el mejor escultor  realista. Yo no quiero una piedra con un agujero y el artista me diga que esa mierda es José Antonio”.

-Coincido con la apreciación, pero no tengo ni idea.

-A ver pónganme con Javier Riaño.

Javier Riaño era el director de Bilbo Arte y le contestó que el mejor era Francisco López Hernández, de la escuela realista de Madrid.

-Pues ese, cerró Azkuna.

Efectivamente lo era. Había nacido en Madrid, profesor de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Cuando Riaño contactó con él, un hombre  nacido en 1935  que le dijo que sabía quién había sido el Lehendakari. En ese momento trabajaba en los frescos murales de la catedral de los Ángeles en California.

La fotografía es de la visita que le hicimos en su taller madrileño Jon Sánchez y yo el 16 de septiembre del 2003. Sánchez era concejal del ayuntamiento y Azkuna quería saber cómo iba la obra de casi dos metros, casi treinta centímetros más que el Lehendakari. Nosotros habíamos querido un Aguirre de 32 años que fue cuando le eligieron presidente pero optaron por una fotografía de los años cuarenta, cuando salía de un funeral en Paris en la Iglesia de la calle de Gros Cailloux. Un abertzale me dijo que tenía un cierto aire desvalido propio del exilio. Sombrero y paraguas.

Jon y yo quedamos impactados por la sencillez del maestro López y de su esposa Isabel Quintanilla que era asimismo una artista fantástica y los dos hacían una pareja de  primera. Estamos en la foto junto al molde y con él en esa fotografía.

Esta es pues la historia de esta estatua que sirve de escenario de muchas fotografías pues no quisimos ponerla en una base alta, precisamente para eso. Para que la gente la tocara. Y vaya si la tocan. Hasta el PP lo hizo en unas de sus celebraciones.

Eran los tiempos en los que se podían hacer estas cosas.

A Bilbao le falta una estatua del Lehendakari Leizaola, segundo lehendakari, jefe de hacienda del ayuntamiento de Bilbao en tiempos del crack de la Unión Minera, el hombre que la salvó de su destrucción.

Francisco López falleció en enero de 2017. Nadie nos enteramos.