Hussein Tantawi, 75 años, ministro de defensa desde 1991, es el jefe del Consejo Militar de Egipto. Es además Mariscal de Campo (mayor rango del ejército egipcio), pero a pesar de todas estas rimbombancias, le apodaban “el caniche de Mubarak». El mote lo dice todo.
No sé lo que estará pensando ahora Mubarak de su caniche, porque no sé si le ha enseñado los dientes, o está ahí para liderar de verdad una transición o para tratar de que no se rompan muchos platos y las cosas cambien para seguir todas iguales.
El ministro de Defensa egipcio, Mohamed Hussein Tantawi, estará al frente del Consejo Supremo Militar, que ha asumido el poder tras la renuncia del presidente Hosni Mubarak. Ningún militar había sido tan fiel y sumiso al líder egipcio como el titular de Defensa y, al mismo tiempo, cumplir un papel tan trascendental como el que le espera a Tantawi: el de liderar la transición hacia una democracia. En las últimas dos semanas, Tantawi estuvo en contacto directo con el secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates. Ambos estudiaron el plan de salida de Mubarak. Este general de 75 años simboliza como nadie la división existente entre la cúpula militar, que se debatió durante semanas entre ser leal al régimen o satisfacer las demandas del pueblo y las presiones internacionales. Tantawi intentó controlar también a la oposición durante el proceso de cambio. Con Mubarak todavía en el poder se le pudo ver en la plaza de la Liberación, como un claro signo de que el Ejército no iba a enfrentarse a los manifestantes, a los que pidió que abandonaran las protestas de forma pacífica.
Veremos qué pasa. Bueno es dar una oportunidad a la paz, pero este Mariscal de Campo convertido de Caniche de Mubarak en el Bull Dog de la democracia, debería hacerle caso a la ministra Trinidad Jiménez que habiendo aupado hasta ahora al Raís, amigo del rey Juan Carlos, dice lo siguiente: «Queremos que en Egipto se abra un camino a la democracia de forma rápida, ordenada y pacífica” habiendo expresado «la disposición de España para cooperar en la nueva etapa que tanta emoción y esperanza han despertado en Egipto».
España que también ha sido durante treinta años el caniche de Mubarak dice ahora estas falsedades. Treinta años ensenándoles cómo mantener una dictadura para ahora, en diez minutos, ofrecerse a enseñarles cómo funciona una democracia.
Y es que además de Mohamed Hussein Tantawi, Europa, Aznar, Zapatero y Trinidad todos han sido los caniches de Mubarak. ¡Qué vergüenza!
Los intereses priman sobre las libertad y cualquier otra cosa.
El caniche de Mubarak bien podría inspirarse en la fraudulenta transición española para que sin romper con lo anterior el sistema político cambie lo justo para crearse una democracia a su medida.
No le hacía, Senador, en esa faceta de «profundo conocedor» de la realidad de países como Egipto, a lo Miguel Ángel Moratinos. Y ese que, como ciudadano, sé bien poco de muchos de los políticos que me representan, mal que bien.
Como ni tengo información privilegiada sobre lo que esté ocurriendo en Egipto, ni paso de ser un ciudadano del común, o sea muy ignorante de casi todo, haré bueno el dicho: «La ignorancia es muy atrevida.»
Y mi atrevimiento llega hasta a cuestionar el tono de muchas de las noticias que nos sirven por radio y por televisión, también por Internet, sobre Egipto y lo que allí viene sucediendo en las últimas semanas.
Cuestiono la importancia del enfrentamiento entre la población egipcia y su sistema político, un gobierno militar autoritario desde la época del coronel Nasser hasta hoy mismo, con independencia de lo que allí tengan por una Constitución.
Teniendo en cuenta la poblaciónque aglutina el área urbana de El Cairo, las muchedumbres congregables en la plaza de los encuadres televisados no dejan de ser un número más bien escaso; teniendo en cuenta los más de 80 millones de habitantes de Egipto, el volumen de población implicado en las distintas revueltas es parco en cuanto a los participantes y muy reducido en cuanto a los núcleos urbanos en que se han desarrollado las protestas, por más que se hayan producido muertos y heridos.
Cuestiono el carácter espontáneo de las algaradas, «de la revolución egipcia» en la curiosa terminología que se ha popularizado en los medios occidentales porque las manifestaciones de los Hermanos Musulmanes en los últimos días,dejan claro para mí que su mano estaba bien presente en el desarrollo de los acontecimientos.
El ejército egipcio invoca el interés nacional para reclamar la vuelta a la actividad ordinaria, el restablecimiento de las corrientes turísticas que tanto aportan a la economía del país y la regularidad en la navegación por el Canal de Suez.
Tengo la impresión de que las revueltas de Egipto no pasarán de un episodio más de la turbulenta historia del país pero que nova a alterar gran cosa la realidad allí existente.
Unos meses más, quizás unos años y podré reconocer en cuánto me he equivocado. Las sociedades musulmanes puede que utilicen términos idénticos a los occidentales – democracia, Constitución, y otros muchos -pero sería prudente, me parece, que cayéramos en la cuenta de que los contenidos que asocian a esos términos coinciden escasamente con los que solemos asociar en los países en que pretendemos que el derecho nos gobierne y sea un derecho laico, no la cobertura jurídica de un Estado de concepción teocrática infeudado a ningún profeta.
Pero puedo equivocarme, naturalmente.
Saludos, Senador.