El Ama de Urkullu

Domingo 28 de octubre de 2012

Le preguntaron al Lehendakari Aguirre,  todo un orador  que  además había sido diputado en las Cortes republicanas y joven político  que desde su escaño  había oído cientos de discursos parlamentarios, cuál era para él la mejor  intervención que había escuchado.

Y José Antonio de Aguirre contestó: “El discurso de la madre hablando de la enfermedad de su  hijo”.  Lógicamente un buen discurso de los que impactan  tiene que tener no solo erudición, sino sobre todo sentimiento y cuando algo se verbaliza desde lo muy hondo, eso se transmite y la gente lo capta a la primera.  Fue una respuesta gráfica, redonda y muy acertada porque uno puede olvidar lo que se dice y de lo que  se habla, pero no de lo que se siente.

Este recuerdo me vino el sábado 27 cuando zapeando caí en un reportaje de Informe Semanal en TVE  sobre los vencedores de las elecciones de Galiza y Euzkadi.

En la primera parte se hablaba de Núñez Feijoo y de la influencia  que ejerció en él  su abuela.  Hablando de ella dijo el presidente de la Xunta que le había enseñado a no vivir pendiente de acumular cosas materiales.  “Toda su vida vivió de alquiler y apenas tuvo nada pero fue feliz e hizo felices a los demás”.  Una buena observación.

La segunda parte del reportaje hablaba de las elecciones vascas  y  se refería a Iñigo Urkullu. La novedad del reportaje consistió en que hablaba su gente de Alonsotegi y como conozco de toda la vida a Manu Galíndez, sabía casi lo que iba a decir.  Y habló Ildefonso, otro amigo de Iñigo que destacó el fondo cristiano no solo de Urkullu  sino de las gentes del PNV. Me pareció una muy buena observación pocas veces dicha. Finalmente habló su ama.  Y me acordé de lo  contestado por Aguirre.  Respondió la Sra. Flori  Renteria  que al día siguiente de las elecciones, el lunes 22 de octubre,  Iñigo fue  a su casa en Alonsotegi, tras visitar en el cementerio la tumba de su aita, y la madre del futuro Lehendakari contó a la televisión  que se abrazaron, se emocionaron y cada uno volvió a su cotidianeidad. Pocas palabras para describir un sentimiento expresado en  solo un gesto. No hacía falta más.

 

Fue un bonito y logrado reportaje que destaco.  No solo hay que criticar sino también reconocer, porque cuando se hacen las cosas bien hay que destacarlo. Informe Semanal hizo un buen trabajo Y la madre de Iñigo Urkullu narró una vivencia que es todo un editorial.

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