¡Vaya renovación!. Eguiguren sigue y se cargan el derecho a decidir.

Martes 12 de febrero de 2013

Se celebró el tan mentado Congreso del PSE que venía precedido de una palabra mágica: renovación. Y aunque cada partido puede hacer lo que crea conveniente conviene comentar lo más llamativo de una renovación que no ha pasado por cambiar a un sonado Sr. Eguiguren de la presidencia del partido a pesar de todos sus cantos a pasar a la descansada vida de los que huyen del mundanal ruido y de sus amistades con Arnaldo Otegi. Puro cuento.

Lo llamativo ha sido la no presencia en la ejecutiva de Pastor y de Mikel Torres, el despeje de Odón Elorza y Santano a pesar de que querían plantear «el derecho a decidir» como los catalanes. Nada que ver el PSE, con el PSC. Y eso que Eguiguren es amigo de Arnaldo.

Y aunque la pelea esté en Álava entre un leninista y un socialdemócrata, Charli Prieto terminará ganando la batalla porque cualquier aparato es mucho aparato.

Tonia Etxarri destacaba las pocas discrepancias internas que ha habido en este Congreso con presencia de Rubalcaba, que tiene sus ojos puestos en Patxi López.

La incorporación de tres nuevos valores municipales no consiguió desviar la atención hacia la “troika” del congreso. López, Ares y Eguiguren. Las mismas caras para un discurso a la defensiva que confía más en el desgaste del PP en La Moncloa que en su propia capacidad de regeneración. La “falta de credibilidad” que se aplica en los últimos meses a propios y extraños y que vale tanto para hablar de la “marca España” en Europa como para referirse a las cuentas de Bárcenas salpicando al PP o a la precipitación de Rubalcaba al pedir la dimisión de Rajoy, también se ha proyectado en el congreso de los socialistas vascos sobre la cabeza de Patxi López.

El exlehendakari tuvo que aguantar intervenciones muy críticas este fin de semana. Por haber pactado el gobierno de Ajuria Enea con el PP también. Pero, sobre todo, por haberse olvidado del partido durante su mandato, lo que facilitaba la propuesta del exalcalde de Vitoria sobre la conveniencia de instaurar la
bicefalia en el partido. Los descontentos se lamentaban de que no se estuviera poniendo las condiciones necesarias para la regeneración democrática. Muchos delegados no ocultaban su malestar ante la forma de proceder de Patxi López en los debates en las comisiones por su afán de injerencia “sin consultar con la gente”. Los secretarios generales de la margen izquierda están algo revueltos.

Y a veteranos como José Miguel Abarrategui no le pudo convencer de que la forma de asegurarse la reelección no exhibía algunos “tics” cubanos. Pero la sangre no llegó a la ría. Después de haber perdido cerca de 100.000 votos y de haber reducido su peso institucional a ocho ayuntamientos, los delegados eran conscientes de que no podían permitir que la bronca llegase a las votaciones. Y, finalmente, el informe de la gestión registró tan solo ocho “noes” de 267 papeletas afirmativas y 41 en blanco. Su desgaste personal tan solo ha perdido nueve puntos, aunque la nueva ejecutiva fue acogida con 100 votos de castigo.

Nada de renovación y un pobre debate.

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