Pío García Escudero despide la X Legislatura y nos nombra

Sábado 17 de octubre de 2015

pio-garcia-escudero_despedida senadoFrisaban las tres de la tarde del jueves 15 de octubre. Tras una mañana debatiendo los últimos proyectos de ley, finalizaba la X legislatura tras cuatro años y 81 plenos como recordó el presidente.

El último debate había sido el fiel reflejo de lo que habían sido cuatro años de mayoría absoluta del PP. José Manuel Barreiro contra todos los demás portavoces: Jokin Bildarratz, Oscar López, José Montilla, Carlos Martí, Josep LLuis Cleries, Salvador Sedó, Ester Capella, Alberto Unamunzaga, Marimar de Julios, Jordi Guillot…Se trataba de convertir el Tribunal Constitucional en una guillotina inhabilitadora a las ansias de libertad de una Catalunya que esa mañana recordaba el 75 aniversario del fusilamiento del president  Lluis Companys y había acompañado al presidente Artur Mas a declarar ante la Audiencia de Barcelona.

Pero a pesar de este duro enfrentamiento, quedaba ya el adiós y eso lo expresó cabalmente el presidente de la Cámara Pío García Escudero. Quedaba pues, tras el humo de la batalla, el factor humano.

Sin nombrar a casi a nadie nos nombró a Rut Martínez y a mi persona, cosa de agradecer en momento tan solemne.

Estas fueron sus palabras:

Señorías, antes de proceder a la votación de las enmiendas y del proyecto de ley, si me lo permite, y sin que sirva de precedente, a este turno de portavoz le voy a añadir el turno del presidente. Saben ustedes que el presidente del Senado raras ocasiones tiene para dirigirse al plenario, solamente en el Pleno primero de constitución de las Cámaras y en el Pleno de su elección, y hoy yo voy a hacer abuso y uso de mi prerrogativa.

Voy a comenzar diciéndoles a todos que para mí ha sido un honor y un orgullo poder presidirles estos cuatro años y que nunca le agradeceré suficientemente a mi grupo que me propusiera el día 13 de diciembre de 2011 para presidir esta Cámara. Quiero darles las gracias a todos, incluida la benjamina Cunyat que nos acompaña hoy y que tenemos prohijada entre todos también. Quiero dar las gracias por muchísimos motivos y, además, a muchas personas y a mucha gente, y ayer tuve que hacer un listado para no olvidarme de nadie, y seguro que me voy a olvidar de todos. Les quiero dar las gracias a todos porque la palabra de esta mañana en el debate ha sido comodidad, cómodos, el que se siente cómodo, el que se tiene menos cómodo. Quiero decirles que me he sentido muy cómodo presidiendo los plenos, presidiendo la Cámara, presidiendo la institución, y que me he sentido muy ayudado también por todos ustedes en todas las labores de presidencia del Senado.

Voy a comenzar con el capítulo de agradecimientos agradeciéndoles a todos ustedes su trabajo. El trabajo que han desarrollado aquí en los plenos, en las comisiones, en las ponencias; un trabajo importante, un trabajo poco reconocido fuera de estas paredes, fuera de esta Cámara, pero un trabajo esencial para lo que ha sido esta legislatura, para lo que han sido estos cuatro años. Quiero agradecer el trabajo también de mis compañeros de la Mesa, de los miembros de la Mesa, su trabajo en la dirección de la institución a lo largo de la legislatura, su trabajo también secreto, callado, prudente, pero que ha permitido que todo funcionara como es debido. A los portavoces de los grupos, su trabajo también al frente de cada uno de los grupos, pero desde luego la colaboración que han prestado en las reuniones de las juntas de portavoces, en el desarrollo de los plenos, el buen ambiente que ha habido siempre, en todo momento, no solamente en las reuniones de las juntas de portavoces, sino también en el día a día, en el hora a hora del transcurrir de toda la legislatura.

A los funcionarios, y espero no olvidarme de ninguno, nuestras taquígrafas, nuestras estenotipistas, nuestro taquígrafo Javier, que es un lujo, por su trabajo también constante en acompañarnos en los plenos y en las comisiones, los esfuerzos que tenían que hacer cuando hablaban la senadora Martínez o la senadora Franco para seguirlas (Risas). Creo que al final les han cogido la velocidad y el ritmo, porque son fantásticas.

Al secretario general, el secretario general es el alma mater de esta casa. Él y su equipo de letrados son una ayuda imprescindible para que nuestro trabajo pueda salir adelante permanentemente. Por tanto, estaremos todos inmensamente agradecidos, no solamente a Manuel Cavero, sino también a todo el equipo de letrados, por sus ayudas, su comprensión, y en algunos casos su paciencia también para con nosotros a lo largo de estos cuatro años.

Los ujieres, los policías, que nos han acompañado en estos 81 plenos que hemos tenido en esta legislatura y todos aquellos funcionarios también de la casa que están fuera del hemiciclo, que están cada uno en su despacho, que están cada uno en su labor correspondiente y que han permitido también que hayamos llegado con éxito al final de estos cuatro años.

Les voy a pedir una cosa a los que se van, a los que no van a repetir, a los que sí van a repetir o a los que vengan nuevos, que se les diga también: estén orgullosos de haber sido senadores, de haber sido senadoras, estén orgullosos de su trabajo, estén orgullosos del Senado. Yo siempre digo que es verdad que el Senado es una cámara incomprendida, que es una cámara mal conocida, incluso que es una cámara denostada, y no es de ahora. Desgraciadamente, esto viene desde hace ya muchos años, desde el día en que la Constitución de 1978 dijo que el Senado tenía que ser la cámara de representación territorial, pero no dijo ni cómo, ni por qué, ni cuándo había de hacerse. Pero sepan ustedes que el Senado ha cumplido sobradamente, no solamente esta legislatura con el trabajo de todos nosotros, de todos ustedes, sino desde el año 1978 el Senado ha cumplido sobradamente con las competencias que le daba la Constitución como cámara de segunda lectura, como cámara de reflexión. En algunos casos, extraordinariamente. Lo decía hoy el senador Díaz Tejera en su despedida, la tarde de ayer fue modélica, cuando debatíamos, cuando aprobábamos los trabajos de las ponencias de estudio, de las comisiones especiales, algo que siempre ha caracterizado a esta Cámara, que siempre ha sido brillante, que siempre ha ido abriendo caminos, marcando pautas en muchísimos aspectos, gracias al trabajo que aquí se ha venido realizando. Ya digo que no solamente en esta legislatura, sino históricamente también.

Decía el senador Anasagasti que estuvimos a punto de sacar adelante la reforma, es verdad. Es verdad que esta Cámara tiene que ser reformada. Estoy de acuerdo con el senador Guillot, no podía decirlo cada vez que el senador Guillot subía a la tribuna y decía: yo abogo por la reforma del Senado, y abogo por la reforma de esta Cámara, porque es necesaria. Es verdad, pero es muy difícil. Se ha intentado muchas veces. Esta vez, la ponencia que ha estado trabajando a lo largo de estos cuatro años ha estado a punto de conseguirlo. Ha sido una pena que no se haya podido conseguir porque el trabajo ha sido muy bueno, ahí queda el trabajo. Yo espero que en la próxima legislatura, finalmente, se pueda conseguir.

Termino diciéndoles que la política y el ejercicio de la política es una actividad apasionante y apasionada. Dentro de unos minutos, cuando terminemos de votar y yo levante la sesión de este último Pleno, cuando se apaguen las luces de este hemiciclo y se quede vacío, todavía quedarán los ecos de un debate apasionante y de un debate apasionado que acabamos de tener con muchas posturas, muchas maneras de ver las cosas. Eso quedará aquí, quedará en los Diarios de Sesiones, pero cuando todos estemos fuera, quedará para siempre también algo que se ha ido forjando, que se ha ido trabajando, que se ha ido haciendo a lo largo de estos cuatro años y es la relación personal, es el compañerismo, es la amistad. Se ha ido forjando entre todos, independientemente del grupo parlamentario, de la ideología, de la procedencia. Creo que entre todos hemos forjando un ambiente, como digo, de compañerismo, de amistad que va a durar para siempre. Yo les deseo a todos lo mejor. A los que no vuelvan espero que los volvamos a ver, a los que vuelvan los veremos, pero a todos les deseo lo mejor. Termino como empecé, dándoles a todos las gracias, muchas gracias de corazón, y diciéndoles hasta siempre y, como dicen en México, que les vaya bonito a todos. (Fuertes y prolongados aplausos con todos los señores senadores puestos en pie).

Muchas gracias.

 

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