EL HIJO DEL LIDER BUBI EN LA CATEDRAL

Miércoles 10 de febrero de 2016

Iñaki con los BugisSábado 6 de febrero. La Gran Vía bilbaína rebosa de máscaras, caretas y disfraces. Es Carnaval. Paso y miro asombrado y reflexiono sobre  lo que a la gente le gusta disfrazarse. Pero voy a la calle del P. Lojendio, al Centro de los jesuitas  Ellacuria donde también  está Onda Vasca. A las seis hay una misa en recuerdo de Laesa Bita Rope, líder Bubi, inspirador y dirigente máximo del Movimiento para la Autodeterminación de la Isla de Bioko (MAIB). Lo asesinaron en Costa de Marfil  hace diez años, por orden expresa de Teodoro Obiang Nguema. Era un líder nato y Obiang sabía lo que hacía cuando lo asesinó. Había estudiado economía en Zaragoza, especializándose en Gestión de Cooperativas. Posteriormente, ampliará su formación en Francia y en los Estados Unidos.

En misaEn primera fila estaba su viuda Lidia con sus cuatro hijos, dos ya adolescentes, y dos chavalitos. Ella es Juntera en la Junta Municipal de Begoña y participa muy activamente. Entre el público Jon Urrutia, que vino de Lekeitio al acto. Es burukide con ella y fue director del IVAP.

La misa la concelebraron el  jesuita vasco Xabier que ha pasado cuarenta años de su vida en el Congo y el P. Eduardo, párroco de Ortuella, Bubi. Recuerdo que con José Ignacio Unda hicimos una gestión ante el obispo Larrea para que le dejaran venir a Euzkadi. Era carne de represión por ser claro y valiente. Monseñor Larrea se portó muy bien.

Bita 2006-2016La  sala  se llena. Me pongo al lado de José M. Etxeberria  que lleva la secretaría de la Comisión de Exteriores del PNV  y es hombre dedicado a esta tarea  desde siempre. Y está José Ignacio Unda, que estuvo en la Comisión de la Energía y en el Consejo de RTVE y a quien en su día le pedí hiciera un seguimiento y  nos preparara  preguntas al gobierno en los años noventa. Y tiene muchas y comprometidas historias con ellos.

La misa es muy coloquial. El P. Xabier dice, para ejemplificar que Jesucristo se rodeó de dos apóstoles de extracción popular, que San Pedro era un bocazas. Y glosa la figura del líder desaparecido así como el P. Eduardo. Lo hacen con el corazón en la mano.

Termina la misa y allí mismo comienzan unos parlamentos muy emotivos.

El acto lo hubieran querido hacer en Madrid donde hay muchos Bubis, pero  la  viuda quería se hiciera en Bilbao. Y de Madrid ha venido Anacleto con su espigado hijo, un  joven con muy buena formación. Es la apuesta de futuro. Anacleto es el alma de esta relación con el PNV. Y habla  Atanasio, que recuerda al líder asesinado como hombre valiente, solidario, discreto, inteligente, con formación y con la idea clara de cómo trabajar. Lo hizo empoderando a los campesinos y organizando la Liga de Cooperativas, proyecto financiado por la Agencia de Desarrollo Internacional, con el cargo de gerente de la filial de Bioko, bajo la supervisión de los técnicos norteamericanos impulsores del plan. Honorato destaca como fue él quien logró que todos los grupos y grupitos se unieran y crearan el MAIB.

Interviene su sobrino Nicanor recordando cuando iba a su casa y cierra Anacleto, compañero de fatigas del líder. Se emociona y nos abruma con su mención continua al PNV. Anacleto viene a todos los Aberri Egunas y con él siempre hemos trabajado estupendamente. Recuerda que cuando le conocí le debí decir que yo también como ellos, era Bubi. Y es que la Isla de Bioko es Bubi y el continente Fang, y los que mandan en su isla son los Fang, como lo fue Macías y lo es Obiang.

Termina el emotivo acto. Nos sacamos esta foto con la viuda y con Anacleto, Unda, Etxeberria y yo. Los asistentes dan cuenta a unos pintxos. La sede jesuítica es una buena anfitriona. Le pregunto a Lidia por sus hijos. Están estudiando bien, saben euskera y uno de ellos, me dice, está en la Catedral. Pienso que o es monaguillo o seminarista. «No» me corrige. Está con los alevines del Athletic. Y lo dice muy orgullosa.

Salimos del acto impresionados y emocionados y con la sensación de que tenemos que hacer mucho más por ellos. Son gentes luchadoras, muy respetuosas, agradecidas, estupendas.

En la calle seguía el carnaval.

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