RAFA Y ANTONIO HERNANDO

Sábado 9 de abril de 2016

467.16Rafael Hernando, Rafa, es el portavoz del PP en el Congreso de los Diputados. Nació en Guadalajara, aunque siempre se ha presentado por Almería. Separado de Elisabeta. Viajé hace años con ellos a Namibia.

 

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Antonio Hernando es el portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados. Es madrileño y estuvo casado con quien fuera la Delegada del Gobierno Vasco en Madrid en la legislatura de Patxi López. Es un tipo altanero.

Los dos Hernandos son el agua y el aceite.

Conozco a los dos, aunque más a Rafa. Lenguaraz, descarado, chulillo, un gallo de pelea, muy español, buen negociador, extremadamente de derechas, metepatas, poco sensible, más bien lo contrario, a los damnificados por la guerra civil, simpático y agudo. Te puedes ir con él a tomar una cerveza y lo pasas bien.

Antonio Hernando, es su cara contraria. Maleducado (entra en un ascensor y es incapaz de saludar), altanero, riguroso, sectario, nada respetuoso con los veteranos de su partido, buena cabeza, actor de reparto muy malo y cursi. Lo vimos ayer como lo habíamos visto antes anunciarnos que era un buen día, y ayer que no se levantarían hasta el amanecer sabiendo que estaba mintiendo.

¿Quién en su sano juicio podía pensar que de esa reunión a tres, ese menage irreal, esa cama redonda chapuza antitodo podía salir algo coherente?.

Ni Antonio Hernando que trató de engañarnos con sus cursilerías.

Hoy ha aparecido con otra cara, la suya, tras el agua fría de Pablo Iglesias que por una vez ha estado muy bien al decirle a Pedro Sánchez. «O Ciudadanos o nosotros». Ingenierías metafísicas de arroz con pollo, las mínimas.

Y sale Antonio Hernando poniéndole a Iglesias a bajar de un burro. Puro teatro. Como lo fue cuando nos dijo aquello del anuncio de Isabel que «iba a ser un gran día, hoy comemos con Isabel».

No sé qué hará ahora Pedro Sánchez. Alguien le ha llamado Judas. Y no se equivocaba. Traicionó a Madina y a Pérez Tapias, traicionó a Susana Díaz, traicionó a Rubalcaba, traicionó a Felipe González, traicionó a Tomás Gómez y si pudiera traicionaría a Rivera solo por decir que ha pasado una sola noche en La Moncloa. Lo de este hombre es enfermizo.

Siendo el cuarto por Madrid, con noventa votos, ha tratado de engañarnos a todos pudiendo haber buscado algo más sensato, realista y lógico dentro de la posibilidad que le daban sus cartas si de verdad quisiera darle un empujón a su querida España.

No hubiera estado mal  haber propuesto abordar, sin posturas de adolescente, los cuatro problemas perentorios que tiene este herrumbroso estado: su recentralización política desconociendo que existen tres naciones, su inaguantable corrupción, su injustísima distribución de la riqueza, y una Justicia lenta, corrupta y domesticada.

Aborden de verdad estos cuatro temas, asuman una legislatura corta, y déjense los dos Hernandos, Pili y Mili, de echarse los trastos a la cabeza.

Se lo agradeceremos

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