Sábado 13 de octubre de 2018
Iñaki Durañona es un hombre «fronterizo». Nacido en Bilbao, apasionado con su Athletic, pero incrustado en la «muga» del Bidasoa desde su adolescencia. Tuvo que exiliarse junto a su familia a raíz de la guerra civil y, poco después, cuando apenas había cumplido veinte años, participaba activamente en las actividades del Partido Nacionalista Vasco en Laburdi. Bien en Euzko Gaztedi, bien colaborando con la existencia de la mano de Joseba Rezola. Como explicaba Primi Abad, Durañona fue uno de los hombres fundamentales en la puesta en marcha y funcionamiento de Radio Euzkadi de Muguerre.
Radio Euzkadi ha sido, junto a las emisoras comunistas, la única que ha enviado sus mensajes desde el exilio. «La Voz de los Vascos», como también es conocida, tuvo dos etapas bien marcadas: la primera, entre 1946 y 1952, fecha en la que el entonces ministro del Interior francés, François Mitterrand, ordenó su clausura. La segunda etapa, ya en Venezuela, se inicia ya en la década de los 60.
La importancia de Radio Euzkadi es múltiple. Por un lado, va a servir como animadora política en Hegoalde, proporcionando informaciones y consignas vedadas por la represión franquista. Por otro lado, va a ser portavoz del Gobierno vasco en el exilio. En este sentido, la emisora jugó un papel destacado en las huelgas generales de 1947 y 1951.
-DEIA: ¿Cuándo se crea Radio Euzkadi?
-IÑAKI DURAÑONA: En 1946, tras el regreso a Europa del Gobierno vasco. Es entonces cuando, por valija diplomática, se trajo el aparato emisor.
-D.: ¿Cuál era el funcionamiento?
-I. D.: Esto funcionó de la siguiente forma. El responsable de la misma fue Joseba de Rezola. Él fue quien se encargó de la instalación, buscó un lugar discreto y lo encontró en el presbiterio de Mouguerra, donde el abbe Jean Pierre Boucayer cedió su casa. Entonces se buscaron dos comentaristas: Duñabeitia y Mendiola. El programa se confecionaba en Donibane, en Villa Briseys, sede del Gobierno.
El principal colaborador de Rezola en Radio Euzkadi fue Ander Arzelus, miembro del Gipuzko Buru Batzar, que acababa de llegar exiliado a causa de sus actividades en la Resistencia. Al mismo tiempo, Arzelus era el responsable de la programación en euskera. En la redacción, como mecanógrafo, trabajaba Leonardo Salazar.
-D.: ¿Cómo era la programación de Radio Euzkadi?
-I. D.: La programación habitual se componía de dos editoriales. Uno en castellano y otro en euskera. También se incluían las noticias que nos proporcionaba OPE. Asimismo, se incluían comentarios de diversas personalidades del exilio y del interior. Entre éstos, Javier de Landaburu, José María de Lasarte, José Ignacio Lizaso, Irujo o Luis Ibarra, «Itarko», que fue presidente del Consejo Delegado en el interior.
-D.: ¿Cómo se recibían las noticias del interior?
-I. D.: Bueno. Esto era muy discreto. Los Servicios del Gobierno no tenían una línea que se efectuaba por aquí, por la ría del Bidasoa, que no tuvo ningún percance en todas sus actuaciones. El mérito de esta línea correspondió a un hombre que falleció hace unos años en el Hospital de Baiona, Garayalde. No sólo pasaron correspondencia, trajeron a multitud de personas, como Sánchez Guerra, por orden del Gobierno. Ahora bien, José Antonio Garayalde pertenecía a Servicios. Los Servicios del Gobierno fueron fantásticos. En este sentido hay que des tacar, una vez más, a Pepe Mitxelena. Un hombre totalmente entregado a la causa.
Un incidente con los franceses
-D.: ¿Era Radio Euzkadi una emisora legal?
-I. D.: No, ¡qué va! Simplemente estaba tolerada por el Gobierno francés. Incluso hubo un incidente con el Servicio de Contraespionaje, la DST cuando éstos descubrieron una emisora que funcionaba en Anglet en casa de un oficial francés. Le detuvieron y declaró que pertenecía a los Servicios del Gobierno vasco. Nos tuvieron allí toda la noche. Nos preguntaron dónde estaba la emisora. Al final nos dijeron que aquel interrogatorio -puesto que la Policía francesa sabía perfectamente donde estaba el emisor de Radio Euzkadi— respondía a una requisitoria de sus colegas españoles. El incidente no tuvo mayor trascendencia.
-D.: O sea que, a los franquistas, les preocupaba la emisora…
-I. D.: España interfería todo lo que podía las emisoras. Hacían unos ruidos que hacían casi imposible escucharlas. El simple hecho de captar la nuestra era difícil, ya que nuestro transmisor era de poca potencia. No llegábamos a muchos sitios y, como decía, el menor ruido hacía que no se pudiese captar.
De Mouguerre a Ziburu
-D.: En un momento determinado la emisora tiene que ser trasladada, ¿no?
-I. D.: Sí. Pasó de Mouguerre a Ziburu, muy cerca de la casa de Rezola.
-D.: ¿Cuánto tiempo estuvo usted en Radio Euzkadi?
-I. D.: Estuve, aproximadamente hasta el año 50. Lo dejé por causa de mi segunda detención por la DST. Pero, ésta era debido a cosas diferentes. Por el contacto que teníamos con los ingleses. Nos vigilaban. Yo ni me había dado cuenta, y cuando iba a trabajar una tarde a las oficinas del PNV, me detuvo un inspector. El comisario, que era el mismo que nos había interrogado cuando lo de la emisora, me interrogó sobre nuestros contactos con los británicos. Me dijo que era muy grave lo que estábamos haciendo. Que informar a un país extranjero estaba penado por la ley.
Por: Koldo San Sebastián
DEIA (5 de Mayo 1991)