Jueves 10 de abril de 2014
Conozco a Miguel Ángel Arias Cañete desde hace mucho tiempo. En la pasada legislatura fue presidente de la Comisión Mixta de la Unión Europea. He viajado con él y comentado vida y milagros. Abogado del estado su primer destino fue Ceuta. Le encantan los coches antiguos y tiene en su agenda visitar la colección de Rolls Royce de Bizkaia. Tuvo una novia en Neguri, sentido del humor y de la ironía, conocimiento de la máquina comunitaria y don de gentes. Monárquico y muy español. Su presidencia de la Comisión no fue sectaria, dio juego a todos, y tras las intervenciones de los Grupos dejaba a los parlamentarios individuales que hablaran libremente de la cuestión. No es lo usual. Había uno que nos daba cada plasta de cuidado, pero a él le gustaba que la gente opinara. Y siempre tuvo claro que lo suyo era ser Comisario de la UE.Y lo será.
El martes fue al Senado a contestar preguntas. Se intuía su designación por parte del dedo mágico de Rajoy para ser el candidato. Tras las preguntas, al salir, fui a su escaño y hablé con él de Azkuna. Me contó que éste le había llamado para inaugurar, en las márgenes de la Ría, las obras que se habían hecho y que el alcalde quería hacerlo con el ministro. Y hablamos de su estancia en Bilbao aquel día y de cómo estando en Bakio y tener apalabrada una comida allí le llamó Azkuna porque quería almorzar con él. Y dejó todo para comer con Azkuna en una despedida no verbalizada. Y me puso muy bien al primer edil bilbaíno.
Estuvo afable y como descansado. En el Congreso la bronca catalana estaba al pil pil. Él, en el Senado, contestaba preguntas. No es mal candidato para el PP. Mil veces mejor que la Sra. Valenciano que ya fue eurodiputada y no hizo absolutamente nada. Ni ir. Pero la mejor es Izaskun Bilbao. Nadie ha trabajado como ella. Y ojalá debata con Arias Cañete. Será un buen debate. De altura y de Europa.