Martes 29 de abril de 2014
Este pasado domingo el Papa Francisco ha canonizado de una atacada a dos Papas, Juan XXIII y a Juan Pablo II ante medio millón de personas, obispos, cardenales, jefes de estado y el anterior Papa. El Vaticano a tope.
A Juan XXIII le llamaban el “Papa bueno” y debía serlo. Llegó y revolucionó con su Vaticano II todo aquel mundo cerrado del anterior Papa Pio XII. Y murió pronto y relativamente joven para la edad media de los Papas. Siendo Nuncio en París visitó Pasaia de la mano de Monseñor Laboa y mantuvo varias conversaciones con Javier Landaburu pues la Nunciatura en París estaba pegada a la Delegación Vasca. Y a nadie le ha extrañado que lo hayan hecho santo.
A Juan XXIII le sucedió Paulo VI, el cardenal Montini, un intelectual que a raíz del fusilamiento de Grimau y de la voluntad de expulsar al obispo Añoveros se las vio tiesas con el régimen de Franco que no le podía ver ni en pintura. Pero a éste no le han hecho santo. A Paulo VI le sucedió el cardenal Albino Luciani que tomó el nombre de Juan Pablo I y enamoró a todo el mundo con su sonrisa nada más asomarse al balcón principal. Al mes había fallecido. No sabemos si por el susto de lo que había visto, o por el peso de la púrpura, pero fue una lástima que se fuera tan pronto pues venía con la escoba entre las manos.
Tras Juan Pablo I vino el polaco Wojtyla, Juan Pablo II, que a éste si le han hecho santo a cuenta de un milagro rocambolesco. Murió hecho un guiñapo con las botas puestas después de haber visitado medio mundo. Se dice que su presencia en Polonia influyó en la caída del régimen. No creo fuera tan determinante.
Visitó España varias veces y pasó pocas horas en Loyola y no tuvo jamás de los jamases ninguna postura valiente contra la jerarquía española cuando atacaba sin piedad a los obispos vascos que parecían para el Madrid cavernario unos etarras más. Y la conducta que tuvo con el P. Arrupe, Prepósito General de los jesuitas fue demoledora. Al hombre lo maltrató como maltrató en público a Ernesto Cardenal en su viaje a Managua. ¿Y este señor es santo y Pablo VI y Juan Pablo I, no?. Aquí hay algo que no se explica.