Domingo 8 de noviembre de 2015
La imagen que tengo de López Uralde es buena. La asocio a Greenpeace y a aquella inteligente machada de presentarse en el Palacio Real de Copenhague vestido con un elegante smoking y acompañado por otros dos activistas, una haciéndose pasar por su mujer y el otro como escolta, para protestar en la Cumbre del Clima en Dinamarca el año 2009, como si fuera el “Jefe de Estado de la Madre Tierra”. No lo pasó bien pues los daneses a pesar de sus aparentes sensibilidades sobre todo lo que huela a lo verde y a la protección del medio ambiente demostraron que a la hora de la represión no estaban muy lejos de Fernández Díaz.
Nuestro grupo tomó varias iniciativas para que aquella represión carcelaria fuera levantada cuanto antes.
Luego le he visto deambular sin rumbo fijo con su Equo y presentarse a todas las elecciones posibles sin sacar casi nada. Equo ha demostrado ser solo una peana del personaje, de nuestro Juantxo. De partido Verde, nada. Solo una sigla.
Le conocí personalmente este año en Salamanca. Al PNV le habían invitado a ir a una mesa redonda en su Universidad y aparecí yo por aquellos predios y ya conté lo que me pasó con la representante de Podemos que se negó de mala manera a contestar una pregunta de una universitaria sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela.
Y allí, antes de aparecer en la sala hablé con él. Me dijo que era donostiarra y que su aitona había sido del PNV y había estado represaliado, perseguido y exiliado y que su familia provenía del mundo nacionalista. Y le vi tan grandón y tan articulado y con la historia épica de una familia perseguida que pensé. «No sé cómo este caballero no está en el PNV pues a la hora de defender el medio ambiente no creo tener la menor diferencia con él si hablamos de ballenas, de Garoñas, de transgénicos, de…..»
Así las cosas le he visto hace poco, por puro cálculo, darle una patada al líder de IU, Alberto Garzón que quería montar una Unidad Popular donde podía entrar cómodamente su Equo, pero seguramente a su falta de ideología le guste más «asaltar los cielos» que penar en un grupo ideológico, no tan personal como Podemos, pero con más salidas.
De ahí que aceptara inmediatamente lo que Madrid decidió en relación con las candidaturas vascas. Primero de lista por Araba. Ordeno y mando y echar por la borda lo que decidían los vascos. Él estaba a decir: sí señor a Podemos España, que a lo propuesto por el secretario general vasco. Nada nuevo bajo el sol.
Roberto Uriarte lo veía como un candidato potente para Bizkaia y no a Eduardo Maura, un maquiavelillo amigo personal de Pablo Iglesias pero no previó que Juantxo se iba a plegar con entusiasmo a lo que le dictaban de la Villa y Corte al instante y no a Podemos Euzkadi.
Este domingo, en la Plaza del Arriaga, los ingenuos antiCasta, víctimas de la Casta madrileña con Uriarte al frente, han dado un paso atrás evidenciando que ahí está el aparato español con toda su centralidad de martillo pilón a tope, demostrando que los vascos no pintan nada, que son un partido español más y que nada hay más antiecológico, pero más confortable, que vivir del dedo madrileño. Pero ¿para qué sirve la ideología si estos me aseguran el escaño que llevo años dando vueltas para conseguirlo?.
Juantxo, el ecologista que está en contra de la caza de las ballenas, ha demostrado que si está de acuerdo con la caza del vasco pelma que defiende su mejor derecho como Uriarte. Ha jugado a caballo ganador y a decir amén al dedo mágico español con lo que me dice que él no está ya para defender nada, sino para ser elegido, y ante una demanda correcta como la de Uriarte y un dedazo como el que le proponen el, que podía haberlo cambiado todo, se queda con su candidatura alavesa y su escaño en la Carrera de San Jerónimo para «consolidar el ecologismo político». El fin señores, para Equo en Podemos, justifica los medios. Es lo que dicen los arponeros de las ballenas.
Ya vemos por donde pasa este ecologismo de taberna.
Nada nuevo bajo el sol.
Lo aparente nuevo en lo ecológico es más viejo que Carracuca.
Eso sí. Don Juantxo será un elegante diputado en Cortes. Y no se extrañen que saque alguna bandera pirata en cualquier sesión. Pero no irá más allá.
Me da pena por la memoria de su aitona.