Cuando el 11 de junio de 1937, se reanuda la ofensiva contra el «Cinturón de Hierro», el futuro de Euzkadi en la guerra estaba decidido. El Ejército vasco, carente por completo de aviación, se encontraba impotente para frenar las continuas oleadas de aviones italianos y alemanes que asolaban el frente y las ciudades vascas.
En esta situación, un día después, el 12 de junio, el «Cinturón de Hierro» se rompe en Gaztelumendi, por la loma Urkullu, y una vez dentro de la zona protegida, las tropas fascistas comienzan a bombardear Bilbao con proyectiles perforadores.
Ante la proximidad de las tropas rebeldes, en la medianoche del día 13, se celebra una reunión en el Hotel Carlton presidida por el Lehendakari Aguirre. Montaud afirma que Bilbao es indefendible, ya que se ha perdido el control de las milicias, y no existen medios para defender las alturas de los montes entre los que se encuentra cercado Bilbao.
El cerco de Bilbao
Tres días después de la ruptura del «Cinturón», es atacado Artxanda, quedando en poder del enemigo la zona comprendida entre Santo Domingo y el fuerte Banderas.
Una vez conquistada la zona montañosa de Artxanda, las tropas de Franco toman posiciones en el monte Pagasarri, con lo cual el cerco de Bilbao queda completo. Existía una única salida: la carretera que bordea el Nervión desde Bilbao hacia Zorroza. Será por esta, y al amparo de la noche, por donde se evacuará la población civil y los batallones que tenían orden de hacerlo.
Desde la sede del Partido Nacionalista Vasco en la Gran Vía bilbaína, se podían ver las luchas que se libraban en Artxanda y ante la proximidad del peligro, se decide evacuar a las personas inútiles para la guerra, pero que por su significación nacionalista, podrían sufrir represalias. De esta manera salieron de Bilbao cincuenta personalidades, entre las que se encontraba Elías Gallastegi.
En estos momentos, y en algunos sectores, también cundió el pánico comenzando las deserciones. Un claro ejemplo de esto lo encontramos en que al intentar evacuar en el Ciscar a cincuenta conocidas mujeres, el encargado de la operación, Lucio Artetxe, se encontró con el problema de que gente significada políticamente, había ocupado el lugar de éstas en el barco, negándose a bajar a tierra.
Últimos combates
Todas estas operaciones de evacuación, se encontraban con la dificultad de que desde el monte Banderas, las baterías franquistas controlaban toda la carretera del Nervión. El Lehendakari Aguirre consciente de las trabas para la evacuación de Bilbao se dirige a sus habitantes por última vez. Al atardecer del 16 de junio, Aguirre llama a los gudaris para que lancen un contraataque que facilite la evacuación de la población civil. Así, al caer la noche del día 16, tres batallones: el Kirikiño, el Itxasalde y el Itxarkundia, fueron enviados a las alturas de Artxanda, para un esfuerzo final.
Las armas con que contaban las tropas vascas eran fusiles, algunas ametralladoras, granadas de mano y algún mortero del 81. Con estas armas, la noche del 16 al 17 de junio, se abrieron paso y recuperaron el Fuerte Banderas, Berriz, Artxandasarri, el Molino y el camino de Artxanda hasta el cruce de Santo Domingo, aguantando durante todo el día 17 los continuos ataques de las tropas de Franco.
Este mismo día 17, el Gobierno Vasco se divide en dos grupos, quedándose en Bilbao Leizaola, del Partido Nacionalista Vasco, Aznar, del Partido Socialista y Astigarrabia del Partido Comunista.
Leizaola, secundado por Rezola y por la mujer de éste, Aurora, desea entregar la ciudad de la forma más civilizada posible. Ordena volar los puentes, sabotear las fábricas de productos bélicos y evacuar la población hacia el oeste, al mismo tiempo que impide incendios y pillaje, como el intento, por parte de milicianos, de dinamitar la Universidad de Deusto y la iglesia de San Nicolás. El civismo de Leizaola, llega al punto de poner en libertad a los presos de la cárcel de Larrinaga y trasladarlos a la cuesta de Begoña, para que pudieran reunirse con los suyos. Esta operación la realizó el comandante Gorritxo del batallón Kirikiño con un grupo de gudaris, escoltado por el batallón Otxandiano.
Mientras tanto, el Ejército vasco, que se había replegado hacia las Encartaciones, acabará disolviéndose, y los batallones de gudaris se concentrarán en Santoña. En Bilbao quedaron la Ertzantza y algunos batallones vascos, entre ellos el Gordexola, bajo las órdenes de Leizaola, para evitar el pillaje y los desórdenes.
Sin encontrar resistencia, entre las 5 y las 6 de la tarde, del 19 de junio de 1937, las tropas fascistas ocupan Bilbao.
¿No merece Leizaola una estatua en Bilbao?.