Lunes 22 de septiembre de 2025
El pasado sábado, el EAJ-PNV, recuperó su espléndido edificio en el número 11 de la Av Marceau de Paris. Todo un hito desde que nos fue arrebatada aquella posesión por la fuerza en 1951. Mucha agua ha corrido bajo los puentes del Sena siendo cientos las iniciativas que hemos mantenido en esta justa reivindicación. Mociones, interpelaciones, peticiones, una placa en el pasillo de la entrada, recuperar toda la documentación que no se quemó de milagro, traer el reloj y el mapa de Arrue así como el busto del lehendakari, un acto en la sede con el vigilante embajador de España presente y mosca, amén de artículos e intervenciones varias.
Tras el pacto con Aznar esta fue nuestra primera reivindicacion en 1996 ya que nos la querian comprar pero no devolver y nos negamos a ello.
No sin cierta sorpresa decir que no fuimos invitados al acto de recuperación del sábado,personas que hemos estado muy vinculadas con esta reclamación desde siempre.Los organizadores estaban en su derecho de no hacerlo y no vale decir que había una invitación general.El hecho no estuvo bien y rompió ese concepto de Landaburu de partido-familia. ¡Qué necesidad de una desconsideración tan llamativa!. He sido burukide del BBB, del EBB, de la Asamblea Nacional y cuidábamos mucho estos actos simbólicos propios de partidos asentados y de larga trayectoria. Es fundamental reconocer vivencias de tan alta intensidad porque honrar,honra.Si se quiere,claro.
Y como desconozco la lista de los presentes el sábado, ni tengo por qué saberlo, ni si estuvo presente la familia Errazti, traigo a colación las vivencias en esta casona de esta familia Errazti que en su día me lo hizo saber y escribí esto:
“El pasado domingo 19 de junio escribí, bajo el título «Faltó José Antonio de Aguirre» un artículo en el que narré el viaje reivindicativo que hicimos seis parlamentarios a París y nuestra visita al número once de la Avenue Marceau, sede en la que funcionó el despacho del Lehendakari Aguirre durante su exilio. Sabiendo que iba a omitir involuntariamente algún nombre, usé el del lehendakari creyendo englobar a todos sus colaboradores, aunque era consciente que iba a cometer alguna injusticia, como así fue. Pero, bendita omisión. Ella ha servido para que la hija de la familia que vivió en aquel edificio me enviara una fotografía donde aparecían parte de los que habían trabajado en aquella Delegación y la siguiente carta que habla por sí sola. Dice así:
«Después de leer con mucho interés su artículo ´Nos faltó José Antonio Aguirre´ en DEIA del domingo 19 de junio pasado, me permito dirigirme a Vd. para aportarle algunos datos que posiblemente desconozca.
En setiembre de 2001, D. Raúl Onaindia del bufete de abogados Ibarrondo-Lamikiz se puso en contacto conmigo a través del hijo de Ander Barrutia, gran amigo de mi aita, solicitando que tanto mi ama Sorne Unzueta (en los documentos oficiales Primitiva) como yo, testificáramos primero ante notario y posteriormente en el Juzgado para dejar constancia de las circunstancias y hechos que acaecieron en París y de los que fue actor y testigo mi aita Gregorio Errazti Araluze.
Ama declaró en el Juzgado de Getxo el 9 de abril de 2002 (con 101 años) y yo lo hice en el Juzgado de Bilbao el 18 de abril de 2002.
Adjunto incluyo una fotografía obtenida en la sede de la delegación de Euzkadi en la rue Singer en el año 1952, que me la proporcionó Mercé Just, hija de Neguri que trabajó como secretaria bajo la dirección de mi aita en la OPE (Oficina Prensa Euzkadi) en la Avenue Marceau. He intentado ponerme al habla con ella sin conseguirlo, para ver si me podía dar alguna información más.
Nuestra familia vivía en la vivienda de la portería del 11 avenue Marceau y el día que nos expulsaron de la casa, al no tener a donde ir, nos acogió en su domicilio la familia de Neguri (Reyes Just) que vivía en las afueras de París, a dos de mis hermanos y a mí. Allí estuvimos los tres meses de verano. Nuestros padres tuvieron que alojarse en un hotel.
Gregorio Errazti Araluze (9 de mayo de 1901 – 25 de noviembre de 1953), natural de Bilbao, afiliado en la Junta Municipal de Abando desde 1920 perteneció a Juventud Vasca de Bilbao desde 1917. Fue presidente de Mendigoizale Batza.
Realizó la evacuación de valores de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad Municipal de Bilbao donde ocupó el cargo de Director accidental. Fue nombrado director de Solidaridad de Empleados Vascos en Bilbao con fecha 1 de mayo de 1937. Se trasladó a Cataluña al servicio de la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao y de la delegación del Gobierno de Euzkadi en Barcelona. Estuvo en el refugio de Capbreton (1939).
En Lourdes, por encargo de D. Juan de Ajuriaguerra, trabajó en la Resistencia durante la II Guerra Mundial como responsable de un grupo de vascos entre otros Leizaola, Barrutia, Esturo, Aizarna, Gandiaga, Sorne Unzueta (única mujer del grupo) (1941-1944)
En enero de 1945 se trasladó a París donde fue llamado por Leizaola para trabajar en esa Delegación del Gobierno de Euzkadi. Trabajó con Felipe Urkola en labores administrativas de Euzko Deya y de la impresión del boletín de la OPE. El, asimismo, se encargaba de colocar la ikurriña en el balcón del edificio en fechas señaladas como los Aberri Eguna.
En la lista de las personas que nombra en su artículo he echado en falta el nombre de aita. Sé que puede entrar en ´tantos y tantos vascos de París´, pero pienso que aita no era uno de tantos. Era un hombre sencillo, trabajador, auténtico jeltzale que vivió y trabajó en esa casa desde enero de 1945 hasta la expulsión del edificio. No me cabe duda de que él fue uno de los que cantó el Gora ta Gora en la despedida de ese edificio. Ya enfermo de cáncer de estómago (la familia creemos que originado por tantos disgustos) siguió trabajando en la Delegación de la Rue Singer algún tiempo. Enfermo terminal volvió a Bilbao el 20 de noviembre de 1953 muriendo el día 25, en el cincuenta aniversario del fallecimiento de Sabino Arana.
De ama, Sorne Unzueta (Utarsus) fallecida en enero del presente año con 104 años se han ocupado bastante nuestros medios de comunicación.
Aita, que era trabajador incansable, que no le gustaba figurar, y que murió joven hace ya más de 50 años, pasa totalmente desapercibido.
Espero que esta información le sea de utilidad y aprovecho la ocasión para saludarle y dejarle constancia de mi apoyo particularmente en esta causa.
Porque sabemos que las batallas que se pierden son aquellas que no se dan…´´
Miren Sorne Errazti Unzueta
Efectivamente. Gregorio Errazti permite constatar el ejemplo de tantos jóvenes truncados en su futuro por una guerra cruel que no buscaron y que les estalló encima obligándoles a perderlo todo, ser perseguidos, abandonados, y, sin embargo, perseverar en la defensa de una idea democrática para su patria.
Y, tras el advenimiento de la democracia en 1977, un espeso manto de silencio cayó sobre lo que hicieron. La cadena se rompió con ellos. A partir de 1975 no había pasado nada. Todo era nuevo. La Memoria no era la identidad. No había víctimas del franquismo. Sólo de ETA. Y, sin embargo, venga a hablar de los derechos del pueblo vasco. Y lo hacían, precisamente, lo que más trabajaron por silenciar a estas generaciones que con sus maletas viejas, sin pasaporte, sin casi poder mantener a su familia, sobrevivieron como pudieron.
Por eso esta carta es invalorable. En ella late una de las tantas y heroicas historias de vidas de gentes y familias anónimas que sufrieron persecución por Euzkadi al ser consecuente con su lucha. Demuestra que tras esas paredes de la Avenue Marceau hubo una modesta pero digna institucionalización vasca manteniendo enhiesta la ikurriña y las instituciones frente a la dictadura y la opresión, y demuestra lo poco cariñoso que se ha sido, por parte de las actuales instituciones hacia quienes les precedieron en el anonimato y en la precariedad económica.
Ojalá se hiciera justicia con aquella generación del silencio.
Eskerrik asko Miren Sorne.