Los exabruptos de Kino Martínez

Viernes 31 de diciembre de 2021

No es fácil de gestionar la situación de la hostelería en Euskadi. Es un sector extraordinariamente golpeado por un virus asesino que no conoce ni de fronteras ni de personas y ante el cual los gobiernos democráticos han de tomar medidas eligiendo entre dos males, el menor. Para eso se les elige. Y la moderación es una virtud y el exabrupto una falta de respeto y un error.

Kino Martínez en nombre de la hostelería tuvo el jueves palabras que desbordaban cualquier demanda y cualquier petición. Fueron un puro insulto a un gobierno legítimamente constituido y obligado a actuar ante una situación extrema. Llegó a culpar al ejecutivo vasco de no ser capaz de controlar la situación, (¿quién es él?) anunciando con jactancia la denuncia ante los tribunales a un ejecutivo al que la víspera, en reunión en Lakua, le habían pedido ayuda. Fue el colmo de la chulería.

Este viernes el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco le ha dado la razón al Gobierno rechazando el tremendismo del Sr. Martínez. Me alegro. El derecho no es más que el sentido común codificado, y ha funcionado el sentido común.

No argumento que el sector no haya de quejarse ni de reivindicar ayudas a un sector en crisis. No es eso. Pero en democracia las formas son el fondo y las formas de este señor son para no recibirle mientras no rectifique sus ataques. A él, no al sector.

Comparó la situación de los bares y restaurantes, lugares cerrados y algunos sin ventilación con el transporte público. Uno usa el transporte público por obligación no por ocio. No es comparable pues, el símil. Tampoco decir que si se cierran el Ocio Nocturno este se hará en otro lugar. Él no es quien para anunciar confrontaciones policiales o abusos de gente irresponsable. El ejecutivo vasco está para tratar de controlar un espacio y otro. No él.

Estamos viviendo una sociedad donde solo se reclaman derechos, una sociedad sin valores agudizado todo esto por  gentes vociferantes  y con malos modos que deberían medir sus palabras, tratar de buscar soluciones, reivindicar con argumentos lo suyo y no andar como el sietemachos por la vida.

Repito. Si el virus ha hecho daño al sector hostelero, que lo ha hecho, y si a la la hostelería se le cierran los locales tienen todo el derecho en pedir les paguen la avería, que además no creo sea excesiva el no estar acodado en la barra, no sumar más de diez personas en una mesa  y cerrar a la una de la madrugada el Ocio Nocturno. Más dura es la muerte y de esto se trata. De vida o de muerte. Ya el solo hecho de acudir a los tribunales nos proyecta una imagen extraordinariamente  lamentable de un representante que no busca soluciones sino solo la confrontación dañando con su actitud a un sector que cuenta con la simpatía social para ser ayudado.

Me alegro que el Tribunal le haya dado la razón al Gobierno Vasco y se la haya quitado a este vociferante y mal representante gremial. Haría bien en pedir excusas, cambiar de argumentación y comportarse como un ciudadano preocupado por la pandemia y en búsqueda de soluciones.

Si el 90% de la población vasca se ha vacunado  significa que el 90% de la ciudadanía es normal, busca soluciones y respeta lo que le dicen personas con autoridad. No ha sido el caso de este caballero que haría mejor en confinarse y tomar las uvas mirándose al espejo y que sean otros los que negocien con el gobierno las ayudas al sector.

Aldaya, paga y calla

Jueves 30 de diciembre de 2021

Acaba de fallecer José María Aldaya pero su muerte ha pasado bastante desapercibida cuando deberíamos haberle homenajeado y explicado a las nuevas generaciones como era la barbarie de unos individuos que bajo la sigla de ETA, mataba, secuestraba y robaba. ETB solo ha dado la noticia. Sin más. El hecho mereció un reportaje especial en la televisión pública pero hay alguien que sigue considerando más importante la retirada de un deportista que la muerte de una de las víctimas más representativa de aquellos años de hierro.

Elena Etxegoien lo ha hecho y merece  ser conocida  su reflexión. Fue ésta:

«Gora ETA militarra», «Los asesinos llevan lazo azul», «Aldaya, paga y calla»… y otras lindezas de ese tenor, qué boquita de piñón la de quienes, en organizada contra-manifestación, se plantaban justo enfrente… Iban dirigidas a quienes acudíamos a las concentraciones convocadas por los trabajadores de Alditrans para pedir la liberación de su jefe, José María Aldaya, secuestrado por ETA. Parece que no llevaban demasiado bien que la calle empezara a no ser su puto cortijo. Nunca olvidaré la dignidad y entereza de los tres hijos del empresario, un día y otro y otro más, aguantándose las ganas sujetando la pancarta. 

Lo secuestraron el 8 de mayo de 1995 y lo soltaron, 342 días después, el 14 de abril del año siguiente, han pasado ya 22 años, parece mentira… 

Pero a mi no se me olvidan ni los gritos ni la chulería ni las provocaciones, esas miradas de odio de tantos que ahora dicen defender lo que defendíamos entonces, sí, nosotros, «los hijosdeputa de enfrente». Pero también la sociedad, la abrumadora mayoría de la sociedad vasca, a la que nosotros sí representábamos. Que me digan ellos a quién, que me lo digan incluso ahora… Ah!! que no, que ya no merece la pena, que ya todo pasó, qué más da… cobardes siempre, siempre, pero no cuela, que aquí nos conocemos todos. Y por eso lo sé, y sé que ellos también lo saben, por eso mismo estoy convencida de que o la verdad, sin revancha ni mala fe, tal cual es, lo que fue, o no hay paso adelante que vaya en la buena dirección. Que no caben trampantojos en nombre de la paz y la libertad, ni uno sólo siquiera.

Josemari Aldaya, secuestrado, torturado durante 342 días «por negarse a efectuar la aportación económica requerida para sacar adelante la lucha por la liberación de Euskal Herria (País Vasco)» -sic-, hay que joderse…

Nunca, nunca en mi nombre.

Josu Bergara, 86 años.

Miércoles 29 de diciembre de 2021

Josu Bergara cumple este miércoles 29, 86 años. Quien fuera, Juntero, parlamentario, secretario del EBB, Consejero, Diputado General celebra su onomástica con buena salud, mente despejada y yendo cada viernes  a comer  con un grupo del Athletic a discutir de todo y arreglar el mundo. Pasea, lee, oye música, va a los conciertos, es un gran melómano y el órgano del Euskalduna está ahí por decisión suya, y a veces se indigna por lo que ve pero su habitual discreción traga algunas insensibilidades o faltas de respuesta. Trabajó en la empresa privada en Santander, Gasteiz y Bilbao entre 1964 y 1977 donde ocupó puestos relevantes. Casado con Rosa M. Eder, tiene tres hijos, Carlos, Josu y Mikel y una hermana, Mariemi que vive en Gasteiz.

Su ama procedía del caserío Ugarteko que estaba donde se encuentra en la actualidad el campo de fútbol de los Salesianos. Juan Mari Atutxa bautizó la Comisaría Central de la Ertzaintza con ese nombre a sugerencia de Bergara. Ese es el motivo del nombre de Ugarteko. Josu le regaló un cuadro del caserío que no sabe si seguirá ahí.

Josu Bergara nació en Deusto en 1935. Su aita fue un gudari herido en la guerra. Iban en un coche conducido por él cuando un avión les ametralló. De los cinco se salvaron Teodoro Aguirre, hermano del Lehendakari y él, al que le lesionaron el codo. Tres murieron. En el hospital de Getxo les atendieron muy bien. No quería quitarse las botas pues llevaba quince días con ellas puestas. Al final les dieron un puro. Nos contaba  lo del puro  diciendo que seguramente era porque estaba con el hermano del Lehendakari. Estuvo en el batallón Larrazabal, con mi aita, aunque los jóvenes del batzoki de Deusto iban a la compañía Arbola Gaña del batallón Arana Goiri. Tras la guerra lo castigaron  en un Batallón de Trabajadores y, como entendía de mecánica, trabajó  en el Parque Móvil.

Con semejante historial la compañía Braso lo mandó como viajante a Valencia donde su hijo Josu, con cuatro años, dio sus primeros pasos escolares  y con 9 vivieron en Sevilla. Volvió y como es cabeza cuadrada estudió ingeniería doctorándose. Ajuriaguerra dejaba solo a los ingenieros que le tutearan. Fue el primer presidente, tras la clandestinidad, de la Organización Municipal de Deusto, y elegido burukide del BBB en febrero de 1977. Trabajó con Ajuriaguerra en la ponencia de organización de la salida del PNV de la clandestinidad. Fue miembro de aquel primer Bizkai Buru Batzar presidido en 1977 por Ajuriaguerra y luego por Antón Ormaza. Como miembro de las primeras Juntas Generales de Bizkaia en 1979 fue portavoz del Grupo EAJ-PNV.

En 1980 fue elegido parlamentario por Bizkaia  del primer Parlamento Vasco y elegido coordinador del Grupo EAJ-PNV. Le llamábamos “el sargento Bergara”  y yo iba con él y con varios al Parlamento en su Seat 127 al que llamábamos “la Bergaresa”. Tras la  división del PNV en 1986 fue elegido secretario del EBB. El con Carmelo Sáenz de la Maza y Rafael Suso, bajo la dirección de  Xabier Arzalluz, adecuaron  el partido a los nuevos tiempos y organizan la Asamblea de Zestoa y la del Arriaga que inicia la recuperación electoral del PNV tras aquel trauma de la división y es lo que actualmente sigue funcionando como estructura. Creo que Xabier Barandiaran con su planteamiento de escucha activa debería en primer lugar haberle escuchado a él.

De la secretaria del EBB, Josu Bergara pasó en 1991 al Gobierno del Lehendakari Ardanza como Consejero de Obras Públicas y Transportes. El Metro de Bilbao, Puertos, la transferencia de Aguas, carreteras, el Bec, el Palacio Euskalduna, el Guggenheim con Ortuondo, EITB en su actual ubicación en relación con Andoni Ortuzar, saneamiento de la Ría de Bilbao, Zabalgarbi y diversas infraestructuras tienen su huella. Elegido Diputado General de Bizkaia presidió la Diputación dos períodos entre 1995 y 2003.

Con semejante caudal de experiencias siempre me dice que no escribirá sus memorias, ni sus reflexiones con lo que nos perderemos una parte importante de la historia de estos cuarenta años. Seguramente porque nadie se lo ha pedido. Este nuevo  año, en el que se  anuncia un trabajo de relanzamiento del PNV en su 126 aniversario, creo que se  debería crear una especie de Foro de la Experiencia, movido por gente joven, para que todo este caudal de vivencias no se pierda. Si decimos que la cadena no se rompe, este eslabón está por contar antes de que los de Sortu nos ilustren como se ha hecho y se debe hacer la política en este país.

El dibujo que ilustra este post es de K-Toño Frade. Se lo obsequiaron en el 2003 sus colaboradores de Acción Social con un lema que lo define bien.

“Bizkaino  lo quiero, corto en palabras pero en hechos largo”.

Ese ha sido y sigue siendo, Josu Bergara, un afiliado, un militante jelkide del EAJ-PNV. Una buena persona. Un servidor público.