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Sábado 5 de diciembre de 2020

Este domingo se  producirá en  Venezuela una de  las muchas farsas del régimen chavista de Maduro. Como la oposición ganó por mayoría hace dos años las elecciones a la Asamblea Nacional cuyo presidente es Juan Guaidó, lo primero que hizo fue sacarse de la manga una Asamblea Constituyente, no reconocida por nadie, para anular todo lo que aprobaba la Asamblea Nacional. No contento con eso ha convocado para este domingo una elección fraudulenta para tener su propia Asamblea Nacional y acabar con Guaidó. Para ello ha inhabilitado a la oposición  dando  incluso   por hecho su victoria. Eso no lo hacía ni Franco. ¿Resultado?. Ningún país democrático reconoce estas elecciones fraudulentas, no envía observadores y vuelve a solicitar unas elecciones libres, democráticas y verificables.

La fotografía es de cuando había democracia y alternancia en el poder en Venezuela y ayudaba para acabar con la dictadura franquista. Y viene bien recordarlo en los cincuenta años del Juicio de Burgos, un juicio militar sin garantías que se volvió contra el propio régimen.

En la foto se nos ve en la secretaria del Centro Vasco recibiendo a líderes sindicales venezolanos que paralizaron toda la actividad portuaria de carga y descarga de los barcos que llegaban al puerto de La Guaira procedentes de España como protesta. Fue una acción más de las muchas que se hicieron, como protestar ante la residencia del embajador y del consulado franquista en la calle Real de Sabana Grande. Allí estuvimos todos.

Destaco de la foto, además de los sindicalistas que fueron llegando y del acto de solidaridad que se organizó en el Centro Vasco con presencia de  diputados de cada partido, la figura de Julián Atxurra, algorteño, cuyo hermano Kepa acaba de fallecer, txistulari, constructor y en ese momento directivo del Centro Vasco. Hombre muy generoso que ayudó con sus oficinas a la existencia  de la Radio Euzkadi clandestina. También al médico Bingen Amezaga, ex presidente de Euzko Gaztedi del Centro  Vasco e hijo de D. Vicente Amezaga renombrado polígrafo vasco. Esta también Gotzon Lakatza, hombre muy activo en el Centro Vasco cuyo aita era eibarrés y su ama de Deba. Y estoy yo en tiempos de presidente de Euzko Gaztedi de Caracas, una organización que fue muy activa en aquellos años. Y es que  aquel Centro Vasco de Caracas era un horno en mil actividades de todo tipo, entre otras muchas, ser el eco de lo que ocurría en Euzkadi y ayudar en la medida de nuestras posibilidades. Ahora nos toca ayudarles a ellos que viven una situación de dictadura angustiosa.

Los paraguas no son para el exilio

Viernes 4 de diciembre de 2020

La Fundación Sabino Arana tiene un buen archivo que continuamente mejora. Sus dependencias siempre están llenas de historiadores, estudiosos, gente que busca datos. Y por eso es bueno que la documentación no se pierda. Tiene al frente historiadores que catalogan y archivan el material donado.

Suelo ir cada cierto tiempo. Ayer tocó y llevamos  seis archivadores, una carpeta con el debate de Investidura de Felipe González de 1986 y una colección de bastones y paraguas del exilio. Había uno de avellano con ikurriñas bordadas en el pomo francamente bonito. Y, en las carpetas, un poco de todo. Correspondencia de José M. Lasarte a Rezola, carpeta de Ceferino de Jemein, actas de reuniones con Indalecio Prieto y personalidades inglesas  que tenía en una caja que rescatamos Peru Ajuria y yo en un viaje que hicimos a Paris a la Delegación de la Rue Singer. Encontré actas del BBB presidido por Juan de Ajuriaguerra de 1977, documentación del Movimiento Europeo y de los Federalistas, publicaciones de todo tipo, correspondencia con gudaris, peleas  con Margallo, correspondencia y actas de los primeros viajes permitidos en 1976 y 77.

Todos tenemos en casa una fotografía, una publicación, una carta, algún recuerdo. En la Fundación lo reciben con interés y queda al servicio de la historia del país. Animo a entregar documentación.

¿En qué  sitio va a estar mejor?.

La protesta mundial que montamos los vascos

Jueves 3 de diciembre de 2020

Al ser el juicio a puerta abierta hubo tiempo de movilizar la opinión mundial. El franquismo comenzaba a entrar en agonía, aunque todavía le quedaban cinco años, y el Juicio de Burgos fue la espita que al saltar movió la opinión mundial para salvar 16 vidas y para protestar contra el franquismo.

Para aprovechar políticamente el juicio ETA secuestró el 1 de diciembre de ese año al cónsul honorario de Alemania en San Sebastián Eugen Bheil, equiparando su suerte a la de los procesados sobre los cuales pendía la pena capital, lo que atrajo aún más la atención internacional. Sin embargo, los encausados celebraron una reunión poco antes de comenzar el juicio y decidieron condenar el secuestro por entender que podía perjudicar a las movilizaciones en curso al desviar la atención del mismo.

En Catalunya el 12 de diciembre, trescientos artistas e intelectuales catalanes se encerraron en la abadía de Montserrat y lanzaron un manifiesto en el que pedían la amnistía total, libertades democráticas y el derecho a la autodeterminación. En Madrid un centenar de abogados se encerró en el Palacio de Justicia, y en León, durante el Congreso de la Abogacía española se leyó un comunicado de los presos vascos y se aprobaron, entre otros puntos, la desaparición de las jurisdicciones especiales y la abolición de la pena de muerte. También se produjeron en toda España y en Euzkadi, encierros y manifestaciones multitudinarias contra este proceso y pidiendo la libertad de los procesados, así como protestas universitarias y otras manifestaciones relacionadas con conflictos sociolaborales que sumaban a sus reivindicaciones la demanda de amnistía. En Europa las informaciones y editoriales en los  medios de comunicación a favor de los encausaos incluyeron el apoyo de intelectuales como Jean Paul Sartre. Paralelamente  se produjeron movilizaciones de protesta contra la dictadura franquista en distintas ciudades europeas y sudamericanas, así como ataques a delegaciones y embajadas españolas. En Caracas, fue Euzko Gaztedi del Centro Vasco de Caracas quien dirigió la manifestación ante la residencia del embajador y ante el consulado español en la calle Sabana Grande. Pedimos permiso en nuestros trabajos y universidades para movilizar a todos los vascos de Venezuela logrando que desde el Presidente de la República a los diputados y hasta a los  estibadores, se solidarizaran con la protesta resumida en lo que el diario El Nacional publicó como editorial. ”Bolívar, nieto de vascos”. Aquellos fue un detonante tremendo para movilizar a todo el mundo.

Ante aquella protesta internacional, el almirante Carrero Blanco se dirigió a las Cortes españolas el 21 de diciembre en su calidad de vicepresidente del Gobierno afirmando que cualquier foco de subversión sería desarticulado. A lo largo de su discurso trató de explicar cómo el terrorismo no era consecuencia de circunstancias internas, sino la estrategia que el comunismo seguía para suscitar múltiples guerras simultáneas, consecutivas y entrelazadas.

Celebradas aquellas navidades con semejante tensión  el 25 de diciembre de 1970, ETA liberaba al cónsul alemán y el 28 de diciembre el fiscal hacía públicas las sentencias con la confirmación de las seis penas de muerte iniciales y tres más, en total nueve sentencias de muerte, quinientos diecinueve años de cárcel y multas por valor de seis millones de pesetas. Pero fue tal el clamor internacional que el dictador a sabiendas que la clemencia sería interpretada como debilidad, el 29 de diciembre se reunió el Consejo del Reino y el 30 el Consejo de Ministros en El Pardo, acordando por unanimidad conmutar las penas de muerte por las inmediatamente inferiores en grado.

Siete años más tarde, todos los procesados conseguirían la libertad tras la amnistía general de 1977 y aquellos cinco condenados por asesinato antes de ser amnistiados, fueron expulsados de España (Izko, Uriarte, Onandia, Larena y Dorronsoro).

Le salió muy mal aquel juicio a la dictadura gracias a que todos trabajamos para que los 16 condenados salvaran sus vidas, incluyendo a nuestros dos ancianos que se fueron a Roma y  que este mundo jamás ha reconocido su empeño.

Fue la victoria de una causa justa, dijo el Lehendakari Leizaola desde Paris.