Domingo 30 de noviembre de 2025
Mikel Ortíz de Arratia
De forma inexorable, el pasado de nuestros comercios, se va muriendo en nuestras calles.
“Tienda antigua que se cierra un pasado irrecuperable que se entierra”
Una parte del espíritu de Bilbao pasa a ser historia cuando un secular comercio tiene que echar la persiana por falta de continuidad. ¿Qué podemos hacer para que la Villa no se vaya difuminando y esfumando su pasado? Las instituciones deben pensar en medidas para paliar esa despersonalización de nuestra vida comercial tradicional y no asistir impasibles a su paulatina defunción.
¿Incentivar a los comercios que contraten jóvenes para su aprendizaje, con acceso a créditos para poder comprarlos?
Creo que tenemos obligación de conservar las tradiciones. Nos hacen mantener la ilusión de que las sociedades son eternas. Su mantenimiento posibilita conocer de dónde venimos, cómo fuimos y por qué somos. El olor de lo antiguo nos permite revivir a nuestros padres y hace que no muramos como pueblo; por eso las instituciones tienen la obligación de impulsar y apoyar la conservación de nuestras tiendas tradicionales. Eso nos permitiría seguir siendo diferentes manteniendo nuestra personalidad y nuestro atractivo como cultura distinta.
El futuro avanza hacia la uniformidad y no es eso lo que debemos buscar si no queremos quedarnos sin raíces.
Decía G. Mahler que “la tradición no es la adoración de las cenizas, sino la preservación del fuego”. No lo dejemos apagar. Tenemos que aprender a avanzar sin mirar atrás, pero sin perder la huella y el camino.
¡Ah! y que las instituciones piensen sobre esto: tenemos derecho a conservar nuestro pasado. ¡Avancemos con todo!


