Miércoles 8 de mayo de 2019

Miquel Iceta será el nuevo presidente del Senado en sustitución de Pío García Escudero, un arquitecto de Madrid que veraneaba en Biarritz, si los eligen en el Parlamento catalán. El último socialista que lo fue es Javier Rojo y anteriormente lo fueron los socialistas Carvajal y Laborda. A mí me tocó estar de secretario primero con Rojo, pero me da que Iceta va a ser más empujador del Senado que el navarro (Rojo es navarro de Pamplona) para convertirla en Cámara de representación territorial. Los socialistas para ésto son más activos con el idioma y con catalanidad que los vascos.
Y se puede darle un vuelco al Senado. De hecho, dejamos lista una reforma que solo estaba a punto de un empujón para que todas las leyes territoriales comenzaran a debatirse en el Senado, así como que hubiera un debate anual de las Autonomías y que de los dos Consejos semestrales europeos, uno de ellos se discutiera en el Senado.
Nada del otro mundo, para una Cámara de Representación Territorial, tarea que le asigna la Constitución, pero serviría para sacar a esta Cámara de su letargo y de su asociación al 155 que me da que no se va a volver a activar en esta legislatura y menos con Iceta al frente, que por cierto, no tiene nada que ver con el obispo de Bilbao y si con un militante del PNV que fue su padre.
En la Mesa del Senado, del PNV han estado como secretarios Ignacio Gaminde, quien ésto escribe y la actual secretaria María Eugenia Iparraguirre, que le ha tocado lidiar con la mayoría absoluta del PP hasta hace un mes.
En el Congreso, en su Mesa han estado presentes Jose Juan González de Txabarri, Emilio Olabarria y José Ramón Beloki. A Txabarri le tomábamos el pelo pues su despacho era el contiguo a la Junta de Portavoces, despacho que bajo las Cortes Orgánicas de Franco, era el oficial del obispo Cantero Cuadrado.
Esta experiencia me hace decir que si la Mesa es el gobierno de la cámara deberían estar representados en ella, con voto ponderado, todos los Grupos de la Cámara, y no estas componendas que vamos a ver de nuevo. Y lo he dicho y escrito siempre. Si existe una Junta de portavoces con todos, lo mismo debería ser la Mesa de las Cámaras.
Y un apunte final. El Senado está como está, entre otras razones, porque a los portavoces del Congreso nunca le ha interesado darle al Senado el menor protagonismo. Lo consideran un incordio siendo asimismo tan responsables de su inutilidad e invisibilidad los periodistas de las Cortes que solo van al Senado cuando va el presidente del Gobierno, cuando hay un escándalo o cuando creen que pueden hacer méritos para que les den el Premio anual Carandell.
Me preguntan si creo en el Senado. No mucho, pero si fuéramos un estado independiente y chuiquitito y reconocido y habida cuenta de cómo es Euzkadi, en lo territorial diría que deberíamos tener un Senado de trece miembros, que cobrarían solo dietas de reunión y su sede estaría en Iruña. Si Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña e Italia, entre otros, tienen Senado, por algo será. Sin más.
Pablo Iglesias ingresa en la Casta a tope
El martes fue Pablo Iglesias a La Moncloa sin abandonar su look rapero. Es lo único que le queda de aquellas soflamas en las que nos decía que iba a conquistar los cielos, y nos decía que el que la casta era muy mala y ellos muy buenos, nos ponía como ejemplo la revolución chavista y, ¡oh sorpresa!, argumentaba que los partidos tradicionales del régimen del 78 negociaban a espaldas del personal cuando había que hacerlo de forma abierta, en los bares, con presencia de focos inmensos de luz y taquígrafos.
¿Qué queda de aquellas promesas y acusaciones?.
Este martes resumió su encuentro con Sánchez, que fue el más largo, en cinco minutos diciendo que habían estado de acuerdo en estar de acuerdo y que estos acuerdos de Podemos con el PSOE se lograrían con paciencia, una caña, discreción y madurez.
¡Tarde piaste pajarito!.
¿No habíamos quedado que había que negociar megáfono en mano?.
Pues no.
Debería de haber un gran notario que apuntara estas cosas y que denunciara sus incumplimientos. Como en Japón. Y es que lo demás, nos tomas el pelo.
Como cuando Casado le llamó a Sánchez felón, okupa, traidor y, aquello tan caritativo de que tenía las manos manchadas de sangre y a preguntas de un periodista en La Moncloa el martes dijo que nunca le había faltado al respeto.
Podemos y el PP aciertan cuando rectifican pero dejan una pésima impresión de gentes superficiales, poco serias y a los que hay que ir enseñando en la marcha.
Y eso cuesta muy caro.

