Grupo de Lima acusa a Maduro de dictador y le insta a que entregue el poder a la Asamblea Nacional el próximo 10 de enero

Sábado 5 de enero de 2019

Este comunicado no lo leerá usted en ningún medio vasco, salvo Deia, medios que se dedican a invisibilizar la situación venezolana. Y eso que esta declaración es importantísima.

Los ministros de Relaciones Exteriores y delegados del Grupo de Lima reunidos en el Palacio de Torre Tagle, sede principal de la Cancillería, en la ciudad de Lima, Perú, el viernes 4 de enero del 2019.

Los Gobiernos de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía, frente al inicio el 10 de enero de 2019 del ilegítimo periodo presidencial del régimen de Nicolás Maduro (2019-2025) en Venezuela, expresan lo siguiente:

“1.- Reiteran que el proceso electoral llevado a cabo en Venezuela el 20 de mayo de 2018 carece de legitimidad por no haber contado con la participación de todos los actores políticos venezolanos, ni con la presencia de observadores internacionales independientes, ni con las garantías y estándares internacionales necesarios para un proceso libre, justo y transparente. En consecuencia, no reconocen la legitimidad del  nuevo periodo presidencial del régimen de Nicolás Maduro, que se iniciará el 10 de enero de 2019.

2.- Ratifican su pleno respaldo y reconocimiento a la Asamblea Nacional, elegida legítimamente el 06 de diciembre de 2015, como órgano constitucional democráticamente electo en Venezuela.

3.- Instan a Nicolás Maduro a no asumir la presidencia el 10 de enero de 2019 y a que respete las atribuciones de la Asamblea Nacional y le transfiera, en forma provisional, el  poder ejecutivo hasta que se realicen nuevas elecciones presidenciales democráticas.

4.- Subrayan la importancia del respeto a la integridad, la autonomía y la independencia del Tribunal Supremo de Justicia legítimamente conformado, de acuerdo con la Constitución venezolana, para la plena vigencia del Estado de derecho en ese país. 

5.- Reafirman su inequívoca y firme condena a la ruptura del orden constitucional y del Estado de Derecho en Venezuela, resaltando que sólo a través del pleno restablecimiento, lo más pronto posible, de la democracia y el respeto de los derechos humanos, se podrán atender las causas de la crisis política, económica, social y humanitaria que atraviesa ese país.

6.- Manifiestan su convicción de que la solución a la crisis política en Venezuela corresponde a los venezolanos  y, por lo tanto, reiteran su permanente determinación para apoyar las iniciativas políticas y diplomáticas que conduzcan al restablecimiento del orden constitucional, de la democracia y el Estado de derecho en ese país, a través de la celebración de un nuevo proceso electoral  con garantías democráticas.

7.- Expresan su determinación de continuar impulsando iniciativas en foros multilaterales, en particular en la Organización de los Estados Americanos y el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, para coadyuvar al restablecimiento del orden democrático y el respeto de los derechos humanos en Venezuela.

8.- Hacen un llamado a todos los países miembros de la OEA a reafirmar su apoyo a la Carta de la OEA y a la Carta Democrática Interamericana, a fin de contribuir al restablecimiento del orden democrático en Venezuela.

9.- Condenan cualquier provocación o despliegue militar que amenace la paz y la seguridad en la región. Hacen un llamado al régimen de Nicolás Maduro y a las Fuerzas Armadas de Venezuela para que desistan de acciones que violen los derechos soberanos de sus vecinos. En ese sentido, manifiestan su profunda preocupación por la interceptación realizada el día 22 de diciembre de 2018 de una nave de investigación sísmica, por parte de la marina venezolana dentro de la zona económica exclusiva de la República Cooperativa de Guyana.

10.- Reiteran su profunda preocupación por la grave crisis política y humanitaria en Venezuela, que ha generado el éxodo masivo de migrantes y solicitantes de refugio provenientes de ese país, producto de los actos y políticas antidemocráticas, opresoras y dictatoriales practicados por el régimen de Nicolás Maduro, la que sólo podrá resolverse mediante el pleno restablecimiento del orden democrático y el respeto de los derechos humanos. Igualmente, renuevan su compromiso, en la medida de sus posibilidades, de continuar brindando asistencia a los migrantes procedentes de Venezuela, así como de promover y desarrollar iniciativas de coordinación regional en respuesta a esta crisis. En este sentido, saludan la inclusión por primera vez de la crisis de migrantes y refugiados procedentes de Venezuela en el Llamamiento Humanitario Global de la ONU para 2019, así como la designación del representante conjunto de la OIM y ACNUR.

11.- Expresan su preocupación por el impacto causado en la economía y en la seguridad de  países de la región por la crisis política en Venezuela

12.- Exhortan al régimen venezolano a permitir el inmediato ingreso de asistencia humanitaria para el pueblo de Venezuela, a fin de prevenir el agravamiento de la crisis humanitaria y de salud pública en ese país y de sus efectos transnacionales.

13.- Acuerdan las siguientes medidas:

A.- Reevaluar el estado o nivel de sus relaciones diplomáticas con Venezuela, en función del restablecimiento de la democracia y el orden constitucional en ese país, y la necesidad de proteger a sus nacionales e intereses.

B.- Según lo permitan sus legislaciones internas, impedir a los altos funcionarios del régimen venezolano la entrada al territorio de los países del Grupo de Lima; elaborar listas de personas naturales y jurídicas con las que entidades financieras y bancarias de sus países no deberán operar o deberán tener una especial debida diligencia,  prevenir su acceso al sistema financiero y, de ser necesario, congelar sus fondos y otros activos o recursos económicos.

C.- Evaluar con criterio restrictivo el otorgamiento de préstamos al régimen de Nicolás Maduro en los organismos financieros internacionales y regionales de los que son parte.

D.- Suspender la cooperación militar con el régimen de Nicolás Maduro, incluyendo la transferencia de armas a la luz de los artículos 6 y 7 del Tratado sobre el Comercio de Armas, así como evaluar los permisos de sobrevuelo de aviones militares venezolanos en casos de asistencia humanitaria.

E.- Intensificar contactos con países no miembros del Grupo de Lima a fin de mantenerlos informados de las acciones del Grupo, de la gravedad de la situación en Venezuela y de la necesidad de trabajar unidos para el restablecimiento de la democracia en dicho país.

F.- En relación con la solicitud presentada por Argentina, Canadá, Colombia, Chile, Paraguay y el Perú a la Corte Penal Internacional para que se investigue la comisión de posibles crímenes de lesa humanidad en Venezuela, instar a otros países a apoyarla y a la Oficina de la Fiscal de la Corte Penal Internacional a avanzar con celeridad en los procedimientos correspondientes.

G.- Urgir a otros miembros de la comunidad internacional a que adopten medidas semejantes a las acordadas por el Grupo de Lima contra el régimen de Nicolás Maduro en pro del restablecimiento de la democracia”.

 

Argala, Mito negativo

Viernes 4 de enero de 2019

Por Joxan Rekondo

1.- El homenaje que, hace pocos días, ha tributado Sortu a Argala ha puesto de manifiesto que subsisten graves impedimentos para realizar lecturas del pasado deslegitimadoras de las violencias injustas que hemos padecido. Es muy difícil conciliar el discurso de Arkaitz Rodríguez con el interés de promover los derechos humanos como base de la convivencia presente y futura de los vascos.

No sería justo impedir el acto de recuerdo a la persona que murió asesinada, ni oponerse a la exigencia de responsabilidades por este crimen cometido en el marco de la guerra sucia contra el terrorismo. Sin embargo, el acto de Sortu iba más allá. Al reivindicar lo que Argala aportó como militante político -obviamente, de ETA- y las contribuciones ‘político-intelectuales’ que realizó durante su militancia en una organización que se autodenominaba ‘militar’, la izquierda abertzale viene a anunciar que no tiene intención de realizar un relato autocrítico de su pasado.

2.- José Miguel Beñaran ‘Argala’ es un personaje que influyó de manera decisiva en la confección del discurso que ha legitimado la continuidad de la violencia de ETA hasta su desaparición en mayo de este año. Según el que fue jefe político de ETA, es la injusticia inherente al sistema capitalista la que justifica la violencia revolucionaria. Y el único criterio para acreditar la validez de los medios utilizados en la lucha contra el sistema sería su eficacia a largo plazo.

Imbuido de un sentido dialéctico que aparecía en todos sus textos, Argala concibió el recurso a la violencia tanto desde una perspectiva pasional como estratégica. Como respuesta a la desaprobación que el lehendakari Leizaola hacía de las acciones de ETA, Beñaran proclamó que “la violencia en Euskadi Sur es casi una necesidad visceral” (Zutik 65, agosto 1975). Pero, en su lógica estratégica imperaba también el objetivo de llevar a los vascos a una situación de guerra popular, a la búsqueda de “la generalización de la lucha armada y la formación de un ejército popular” (Zutik 69, febrero 1978) para la realización de la revolución que perseguía implantar un régimen socialista en nuestro país.

Tras las elecciones de 1977, amplios sectores de la sociedad vasca dejaron de comprender la persistencia de las acciones de ETA. Las fuerzas que representaban a la mayoría social vasca venían reclamando reiteradamente el cese de las mismas. A iniciativa del PNV, se celebró la primera gran manifestación masiva ‘por una Euzkadi libre y en paz’ (octubre 1978), que mostró el rechazo de la mayoría social vasca a la escalada de violencia que se estaba produciendo durante estos años. En este contexto, Argala veía muy lejos el momento del ‘pueblo armado’ y, en el mensaje póstumo que dirigió a la Gestora proamnistia de Arrigorriaga (diciembre 1978) censuró la inconsecuencia de los que gritaban en las calles ‘ETA herria zurekin’ y no llegaban a enrolarse en la organización.

3.- Argala vivió la década ideológicamente más turbulenta de ETA, en torno a la que se catalizó una gran actividad militante y se afianzó, a golpe de escisiones, la orientación ideológica marxista adoptada por la organización a partir de su V Asamblea. Por encima de su activismo en los comandos ekintzailes, Beñaran representaba la preeminencia de una lucha ideológica que presentó el pensamiento revolucionario de ETA de una forma transparente. Los informes, manifiestos y boletines que salen de su mano se difundieron sin enmascarar posiciones ideológicas y llegaron a abordar abiertamente los debates estratégicos y tácticos que se estaban produciendo en el seno de las organizaciones de la izquierda abertzale, especialmente los que implicaban a las ETAs militar y político-militar.

En el plano ideológico, la llamada ‘transición’ era tenida como un estado de ‘legalidad semi-dictatorial’, aunque la expectativa que creaban las nuevas formas institucionales podría causar una desafección social hacia ETA. A causa de esto, unos pocos meses antes de ser asesinado, Argala creyó que era necesario clarificar los principios ideológicos de la organización terrorista. En el Zutik 69 (febrero 1978) reiteró que la acción violenta de ETA debía buscar la destrucción el Estado burgués español y su sustitución por un Estado socialista que, “por necesidad histórica”, se desenvolvería bajo un régimen de dictadura del proletariado.

En este contexto, la lucha nacional aparecería ligada al proceso revolucionario en un plano estratégico. De acuerdo con esta concepción, lo nacional vasco operaría así “como factor de radicalización de la lucha de clases” y como “catalizador del proceso de lucha social en todo el Estado” (Zutik 69). Argala tenía claro que, si se quería radicalizar el enfrentamiento político, no cabía otra vía que recurrir a la clave nacional vasca. En Europa Occidental, venía a decir el dirigente de ETA, el enfrentamiento de clases ya no tenía el potencial de agudización de conflictos hasta un nivel de antagonismo que justificaría una lucha armada. Sería, sin embargo, la lucha nacional la que podía dotar de un carácter más radical a la lucha social, y podía justificar el recurso a las armas.

El impulso de lo nacional se pondría así al servicio de la revolución social. No obstante, Beñaran era muy consciente de que ni así desaparecía la profunda contradicción entre la causa nacional y la lucha de clases de la que da cuenta el esquema marxista clásico. De ahí que, en su autobiografía (1976), advirtiera que lo que realmente une a los trabajadores es su identidad de clase, por encima de las diferencias nacionales que los separan.

4.- A menudo, de la época de Argala se recuerdan las conversaciones de Txiberta, en las que se buscaba que las fuerzas políticas vascas respondieran de manera unitaria ante las primeras elecciones pluripartidistas que se celebraron tras los 40 años de franquismo, en un movimiento que la izquierda abertzale quiso someter a la tutela política de las armas, a las que en ningún caso se quería renunciar. Presentado de esta manera, pudiera parecer que el proyecto que ETA consolidó bajo la dirección de Argala era de unión interna y de ruptura hacia fuera del país. La ruptura, sin embargo, también lo era hacia dentro, y ya había sido consumada por las generaciones que le precedieron en la dirección de ETA.

Desde las primeras Asambleas de la organización, se va preparando la ruptura con la legitimidad democrática que ostenta el Gobierno Vasco en el exilio. Beñaran lo manifiesta de la manera más categórica, con una rotundidad que no deja lugar a dudas: ETA “jamás ha admitido su autoridad, [puesto que] solo aceptará la de un Gobierno popular revolucionario” (Informe Comando Txikia, 1974).

Frente a la acreditación histórico-democrática del Gobierno surgido en Gernika y la mayor “audiencia en las masas” (Informe Txikia, 1974) de los partidos que lo apoyaban, ETA oponía el crédito popular que se creía haberse ganado con sus acciones armadas. Pese a conocer su posición minoritaria ante la sociedad vasca, la obsesión de Argala y de todas las generaciones de ETA hasta su reciente final ha sido la de apropiarse para sí la representación de los intereses políticos del pueblo vasco.  Una postura de carácter totalitario que han mantenido sin renuncia hasta su misma disolución.

5.- El discurso actual de la izquierda abertzale no emociona. Zohardia, la ponencia que marca la actual orientación política de Sortu, resolvió que debía activarse “una nueva épica para seducir a los sectores más concienciados y combativos” (2017), sin los que la izquierda abertzale no podría ejercitar los modos de lucha, acción directa y desobediencia, que exigen la mayor implicación.

Por lo tanto, cuando Arkaitz Rodríguez llama a tejer su relato, en el que se inscribe la presentación de Argala como mito y militante ejemplar, habríamos de entender que este relato incluye la épica que busca incorporar a los sectores combativos que hoy se muestran desafectos con la línea trazada por Sortu y estimularlos para la acción militante más comprometida.

Ciertamente, el mito de Argala puede resultarles efectivo atendiendo a las circunstancias en las que fue asesinado. Pero, no parece que la épica de la izquierda abertzale quiera ceñirse a beneficiarse de una versión victimista de la vida de sus militantes. Aunque se haya abandonado el terrorismo, siguen sintiendo la necesidad de una épica de combate. Ahí se justifica el recurso al mito de Argala como militante, buscando la emulación, como demandaba Arkaitz Rodríguez, de su capacidad de compromiso, de organización y de lucha. En este ámbito, sin embargo, Argala es un mito negativo, ya que es el hombre que sentó los fundamentos intelectuales de la escalada terrorista de ETA. Por esta razón, podemos concluir que, si la nueva épica se articula en torno al culto a la militancia en ETA, jamás podremos llegar a consolidar las bases de una convivencia socio-política que se funde en torno a la protección y el aseguramiento de los derechos humanos para todas las personas. La amenaza seguirá latente.

La Asamblea Nacional Catalana y los partidos.

Jueves 3 de enero de 2019

En Euzkadi nos enteramos de manera fragmentada sobre lo que ocurre en Catalunya por las noticias que las televisiones generalistas buscan, eligen, cosifican, procesan y nos dicen. Pero ocurren muchas más cosas que de saberlas nos darían asimismo otra idea de lo que acontece y sin que lo sepamos, a veces, nos pronunciamos sin mucho conocimiento de causa.

A mí el excesivo protagonismo de la Asamblea Nacional Catalana y de Omnium Cultural, desbordando a los partidos políticos catalanes nunca me ha gustado aunque respeto el compromiso de sus dirigentes, los Jordis, hoy encarcelados. Sé lo que es un partido político y hasta dónde puede llegar y sé asimismo que los partidos se pueden coordinar en plataformas o acciones comunes. Lo sé. Pero no sé por qué movimientos asamblearios se crean en la obligación de condicionar de tal forma la voluntad de los partidos que los hace irreconocibles. Y eso está mal. Puigdemont no disolvió el año pasado desde el Palau el Parlamento catalán por presión inaguantable de la ANC y de Omniun y quizás si lo hubiera hecho, la historia hubiera sido otra.

Y lo estamos comprobando ahora, sin que nos enteremos mucho de qué va la cosa. De ahí mi reserva sobre Gure Esku Dago, sus propuestas y sus fallidas consultas.

A Ferrán Bel le conozco del Senado. Es un tipo serio y un nacionalista catalán incuestionable. Es el secretario de organización del PDECat, y consi­dera “incomprensibIe» que la Assemble Catalana (ANC) haya avalado unos pro­cesos de primarias para las elec­ciones municipales que en la práctica suponen una mayor «división» del soberanismo.

Bel acaba de señalar el proceso abierto de primarias amparado por la ANC en diferentes municipios de Cataluña para escoger listas transversales de candidatos independentistas y que, en Barcelona, ha aupado a Jordi Graupera como alcaldable, al margen de las candidaturas que presen­ten el PDECat, ERC y la CUP.

«Sorprende que hayan nacido más candidaturas. Es curioso que todo el mundo hable de la unidad del independentisrno, y lo único que hacen es continuar fragmentándolo».

«Son difíciles de entender todos estos procesos de primarias. Si la ANC, que hasta el momento había jugado un papel muy transversal, decide apoyar específicamente un proyecto en cada una de las ciudades, se habrá convertido en un actor político que va a competir con otros actores políticos. Seguramente eso haría que perdiese buena parte de su razón de ser”.

Bel recuerda que la ANC(Asamblea Nacional Catalana) “era un movimiento social sin ninguna vinculación partidista”, pero de cara a las municipales del próximo mes de mayo ha “apoyado algunas candidaturas a nivel local con voluntad de hacer política como un partido político”.

«Esto en algún momento la ANC lo tendrá que explicar», advierte Bel, que considera que una vez celebradas las elecciones «habrá que hacer valoración» sobre si esta iniciativa ha «beneficiado o perjudicado» al independentismo. En las elec­ciones locales, a mí se me hace difícil entender que esto beneficie» al conjunto del independentismo, apunta el número tres del PDECat y diputado en el Congreso.

Sobre la configuración de la candidatura del espacio del PDECat y JxCat por Barcelona, recuerda que la formación demócrata ya ha elegido» como candidata a Neus Monté, que «tiene autonomía para configu­rar la lista que considere conve­niente».

Bel señala que Munté «siem­pre ha manifestado que ella no sería un obstáculo si pensase que se puede constituir una candidatura que aglutine y sume” a otros perfiles.

En cuanto a la posibilidad de que el exconseller Joaquim Fora, ahora en prisión preventi­va en la cárcel de Lledoners, sea el cabeza de lista, sostiene que «podría ser una persona perfec­tamente válida», aunque «les correspondería» a él y a Munté decidirlo.

«Que suene el nombre de Quim Forn para unas elecciones municipales en Barcelona entra absolutamente dentro de la nor­malidad, porque es una persona que ha desarrollado su trayecto­ria política en esta ciudad».

Asimismo, señala al exconse­ller Ferran Mascarell, que hace unas semanas anunció su intención de presentarse como candidato a alcalde por Barcelona “también bajo una pretendida unidad” del soberanismo: “Él sabrá por qué lo ha hecho”, sostiene Bel.

En este caso, Bel ve “difícil” que Mascarell que cuenta con el “apoyo” de Junts pr la Republica –entidad que integra a perfiles independientes de JXCat y que se ha mostrado crítica con el PDECat- “pueda compartir proyecto” con Munté en una misma lista.

Todo esto me parece que debilita al independentismo catalán. Es como si ELA y Gure Esku Dago, quieran condicionar la política vasca sin someterse a unos comicios libres y abiertos.