Hemos estado en Gogora con Lola quien con mimo, entrega y profesionalidad trabaja en la biblioteca histórica que se ha ido formando estos años y que cada vez tiene más consultas y más libros. Y le hemos entregado el ejemplar que tengo en mis manos.
Se trata del libro autoeditado por mi hermano Koldo con la historia de la saga familiar Anasagasti-Olabeaga. Se ha tomado el trabajo de dar forma a una historia que tiene de todo. Gentes de mar, caserío en Mundaka y en Bilbao, vida en Argentina en la Pampa, guerra, exilio, persecución, avatares, estudios, fallecimientos y lo ha titulado MISIA ISIDRA Y EL KATIRE “Guerra, exilio, y retorno de una familia euskaldun”. Son historias de varias generaciones para que la familia tenga las referencias de personas que han ido pasando por la vida dejando su impronta para formar un núcleo con esos apellidos, a fin de ecuentas una historia más de las miles que tenemos en Euzkadi.
Mi ama se llamaba Itziar pero como en Venezuela no conocían el nombre le llamaban Misia Isidra. Lo de Misia era como un sucedáneo caribe de señora. Y mi aita como era rubio y a los rubios se les llama catires, pues El Katire.
Al final aparece un testimonio del que ya no me acordaba. Se trata del escrito que redactó mi hermano, estudiante de medicina, cuando después de mi detención el 1 de abril de 1976 le llamó la policía para cotejar lo que yo había dicho en Comisaría, a la vez que actuando como policías buenos decirle que no eran tan fieros como les pintaban. Es un documento de octubre de 1976 que refleja toda una época al inicio de la transición. También cuenta la historia de cuando volvíamos de Venezuela en 1955 en el Marqués de Comillas, una película de mi aita donde aparecía la ikurriña, película que fue requisada ya que en la sala estaba el Conde de Vallellano, que volvía de Caracas en viaje oficial y le costó más de un disgusto a mi ama a quien le pusieron una cuantiosa multa.
Eran familias muy numerosas, mi aita nueve hermanos y mi ama cinco, muy religiosas, muy diversas, muy trabajadoras, muy nacionalistas y que lo perdieron todo con la guerra pero pudieron rehacer sus vidas en el exilio de Venezuela.
Ojalá los muchos jubilados que tenemos en Euzkadi hicieran algo similar con las historias de sus familias para que todo ese acervo no se pierda y sus bisnietos sepan algún día que es lo que hicieron sus inmediatos antepasados. Koldo ha hecho un muy buen trabajo.
La fotografía está sacada en Olabeaga donde vive con su hija Nere y un sobrino, hijo de Ainhoa. Jon Mikel Olabarrieta “Manzanita”, una gran persona. Ingeniero fue junto con Kepa Lekue, J. J. Azurza y Jon Gómez, un cuarteto de gran profesionalidad y abertzalismo hicieron posible técnicamente que una radio clandestina como Radio Euzkadi emitiera diariamente desde Venezuela trece años durante la clandestinidad. El como ingeniero trabajó en la Mitsui y como perejil de todas las salsas organizó varios campeonatos de pelota a mano, en el Frontón del Centro en el barrio de El Paraiso de Caracas. Fue el presidente del Centro Vasco de Caracas cuando en mayo de 1983 visitó Venezuela el Llehendakari Carlos Garaikoetxea ofreciéndole una cena en su honor.
Le preguntamos por qué le llamaban Manzanita. Nacido en Caracas nieto de Eugenio Olabarrieta, penúltimo alcalde de Deusto e hijo de Eukeni Olabarrieta, gudari del batallón Larrazabal, su aita lo inscribió en el Colegio Loyola de Caracas donde estudió y allí había un chaval de cara sonrosada al que llamaban Manzanita y cuando se fue, se quedó él con el seudónimo y luego su hermano. Mi aita y el suyo fueron directivos de la Junta Extraterritorial del PNV en Venezuela.
Desde allí le pusimos en contacto con Pedro Arriaga, verdadero motor de la información vasco-venezolana y un turbo influencer en toda regla que solía visitar el retoño del Árbol de Gernika plantado en el Parque del Este y como Jon Mikel últimamente no sabía nada del arbolito, se lo preguntamos a Pedro que quedó en mandarle en breve una fotografía del mismo ya que ha prendido cosa que no ocurrió con otros retoños plantados en su día en el Centro Vasco y en el Parque Botánico, fundamentalmente por falta de cuidados.
El caso es que no se puede contar la historia del Centro Vasco sin hablar y recurrir a él. Lo sabe todo y conoce a todos los de aquellas generaciones. Los fines de semana era un asiduo a aquel magnífico Centro lleno de vida, como si fuera un pueblo de Euzkadi, con su familia y los lunes, en el barrio de la Candelaria de Caracas, nos reuníamos el grupo EGI para tratar las vicisitudes políticas y el funcionamiento de la Txalupa (Radio Euzkadi) que había que mantener.
Mi hermano Koldo quería conocerle pues escribió el libro La Txalupa y habían tenido contacto con él para recabar información a través de Internet, pero a raíz de que le diera un ictus su hija Nere, que es una relaciones públicas simpática e increíble, lo trajo a vivir con ella y ahí está pendiente de todo lo que pasa con su cachucha (gorra) de los Magallanes, equipo de Beisbol del que es forofo.
Nos ha contado varias vivencias de gentes vascas en Venezuela y de lo que ha sido para él el Centro Vasco de Caracas, como un horno de actividad e iniciativas mirando a Euzkadi, y una Venezuela a la que sigue en su gran crisis política deseando que el presidente electo Edmundo González Urrutia tome posesión el próximo 10 de enero. Se duele de como un país fantástico esté en la carraplana donde no funciona nada gracias a una miserable dictadura.
Como he comentado es nieto del penúltimo alcalde de Deusto, el jelkide Eugenio Olabarrieta y no hubiera estado nada mal que desde el ayuntamiento de Bilbao le hubieran invitado a los actos de recuerdo de la anexión de Deusto a Bilbao cuyo centenario se acaba de celebrar pues todavía dice Deusto y no Bilbao ante la cacicada del alcalde Moyúa, alcalde de la dictadura de Primo de Rivera. Su aitite, tras ser alcalde y tras la anexión fue concejal de Bilbao por el PNV. Pero ya se sabe que esta necesaria cortesía y las relaciones humanas hoy en día no es lo que está de moda. Envié la semana pasada una fotografía del alcalde Ercoreca al periódico Bilbao hablando en un acto dedicado a recordar La Rebelión de la Sal y ni han acusado recibo. Es lo que hay.
Superando esto fue un gusto visitarle a Jon Mikel y a su risueña hija Nere en Olabeaga, barrio asimismo con mucha historia y marcha.
Fue el viernes pasado en una sala del Parlamento Gallego. Es la que ilustra esta foto antes del acto de reconocimiento. La reproduzco porque se ve la fotografía ampliada del 15 de noviembre de 1944 en Montevideo obtenida cuando se creó el Consejo de Galicia cuyo presidente elegido fue Alfonso R. Castelao. por los diputados Elpidio Villaverde, Ramón Suárez Picallo y Antonio Alonso Ríos, diputados refugiados en Sud América que por espontánea decisión decidieron juntarse en un solo cuerpo de dirección política mientras durara aquella etapa de avasallamiento, en la que el pueblo gallego se veía privado de toda expresión democrática. Y es que Catalunya y Euzkadi tenían sus gobiernos en el exilio y a Galicia le faltaba una plataforma política para hablar con una sola voz. De ahí que a instancias del Lehendakari Agirre y del propio Castelao se diera aquel importante paso viéndose en la foto junto a Castelao, a Ramón Aldasoro, delegado del Gobierno Vasco en Argentina y a José María Lasarte, Delegado en Chile apoyando la iniciativa. Era completar institucionalmente Galeuzka en el exterior, para prepararse al fin de una II guerra Mundial, cuyo final se atisbaba y comenzar a hablar de forma conjunta también como Galeuzca, editándose posteriormente en Buenos Aires una notable revista con ese nombre.
El actual Partido Galleguista, que existe aunque sea extraparlamentario y su secretario general Francisco López Franco, ”Chesqui”, verdadero turbo activista logró que el presidente del Parlamento gallego actual, Miguel Ángel Santalices, del sector más galleguista del PP, convenciera a su partido e hiciera ese reconocimiento ya que se trata de una cuestión de justicia histórica, algo que no gusta demasiado al Bloque Nacionalista Galego que lo ve como un blanqueamiento de la derecha gallega, la misma que obligó a Castelao a morir en el exilio. Tampoco le gustan a los populares gallegos la presencia del Bloque, porque siempre les recuerdan la otra historia de Castelao, la del obligado a marcharse sin muchas ganas de reconocer su extraordinario liderazgo amén de su poderosa personalidad política, historiadora, artística, de dibujante e incluso humorística. ”Galicia es Castelao y Castelao es Galicia”.
Me invitó el Partido galleguista a acudir al acto y estuve presente pues desde siempre he tenido relación con el partido galleguista con el que hemos ido en listas conjuntas a las elecciones europeas y escribí un libro,”Castelao y los Vascos” dando cuenta de la relación del líder gallego con Agirre e Irujo, la Triple Alianza en 1923 así como del viaje triangular de gallegos, vascos y catalanes en tiempos de la República y estando preparando con Xosé Estévez un librito que da cuenta del acto que se organizó en Paris en 1950 en la Delegación Vasca de la Av. Marceau, en homenaje al fallecido Castelao con los discursos del exilio republicano a su muerte, acto que organizó Manuel de Irujo.
Hablaron en el acto del sábado pasado en el Parlamento gallego, además del saludo del presidente Miguel Ángel Santalices que estuvo centrado, el presidente de la Fundación Castelao que recordó como el Lehendakari le decía a Castelao que tenía que incluir en el Consejo a todos los que “sentían a Galicia”. Posteriormente tomaron la palabra todos los portavoces del Parlamento Gallego, empezando por Xesús Manuel Suarez presidente del partido galleguista, sin presencia parlamentaria, que estuvo muy bien, doliéndose de la ausencia en aquel acto coral de Núñez Feijóo y del actual presidente de la Xunta, Alfonso Rueda. Si estuvo Emilio Pérez Touriño, ex presidente socialista de la Xunta. La portavoz del Bloque comenzó leyendo las recomendaciones que envió el censor franquista en 1950 a todos los medios sobre como tenían que tratar informativamente la figura de Castelao y los adjetivos a utilizar. Más de uno se removió en su asiento. Finalizó el acto con el Himno Gallego que termina aludiendo a Breogán, fundador de la patria galega, al que se le asocia con “fuerza”. Es muy solemne.
El parlamento gallego, antigua escuela de Veterinaria, cuartel y actualmente Parlamento desde finales de los ochenta es un sólido edificio con una notable colección de pintura y escultura y con un hemiciclo que me gusta más que el que tenemos. En este hemiciclo hubiera sido adecuado haber celebrado la sesión de reconocimiento a Castelao como primer presidente gallego aunque como se vio todavía es preciso vencer muchas resistencias pero es de destacar, en una de sus salas, allí estuvieron todos los partidos y con discursos ajustados destinados a realzar la personalidad de Castelao. En esto los gallegos, nos ganan.
Comentamos que hubiera sido un éxito total el que la mayoría de los medios que destacan cualquier bobada, le hubieran dado a este acto el reconocimiento y la solemnidad exigida. Es historia gallega, pero también vasca y republicana y muestra viva de una persecución silenciada que el tiempo va ajustando muy lentamente. !80 años!. Como se ve esto de la Memoria sigue quemando y hechos como lo que vivimos el viernes se dan pocos. ETB, que ha enviado quince personas a seguir las elecciones estadounidenses, teniendo allí una corresponsal, podía haber mandado por lo menos a alguien para reseñar un acto en el que todos los líderes del primer Gobierno vasco así como de la República, sin olvidarnos de Galeuzca, estuvieron implicados. La nula utilización de los servicios documentación, o por ignorancia o falta de dirección y conocimiento de EITB son penosos y se constata cada día el que no hay el menor interés por rescatar una historia que nos han censurado, silenciado, tergiversado y apropiado. Se oye hablar de Memoria a todas horas y se organiza un acto de estas características, pero lo importante es si gana Trump o si gana el Athletic, la Real, el Alavés o el Osasuna, que también es importante, pero nada como estos chispazos de identidad democrática e histórica. Es muy llamativa la destacable falta de respeto a nuestros mayores. Pero es lo que hay mientras se dice muy enfáticamente que la cadena no se rompe. Es verdad. Está rota.
CASTELAO Y LOS VASCOS
Era presidente de la Xunta de Galicia Gerardo Fernández Albor del PP cuando en junio de 1984, se decide que los restos mortales de Alfonso Rodríguez Castelao, que reposaban en el cementerio de La Chacarita de Buenos Aires, vuelvan a su Galicia natal para ser enterrados en el Panteón de Gallegos Ilustres en Santo Domingo de Bonaval. En Euzkadi no tenemos nada parecido. Quien fuera presidente del Consejo Nacional de Galicia, diputado y sobre todo líder galleguista volvía envuelto en la polémica. La Federación de Sociedades Gallegas había criticado en Buenos Aires “los manejos caciquiles de los organizadores del acto».
El hecho cierto es que sus restos volvieron a su querida Galicia. La prensa vasca reseñó el hecho con la dignidad que tenía la noticia y con la simpatía que tiene lo gallego en Euzkadi. Pero poco más. A nuestro juicio faltó énfasis nacionalista en resaltar el hecho, como ha sido la nula reseña del acto del Parlamento Gallego del sábado. ¿Por qué?
Poco se sabía sobre Castelao y su obra. Casi nada de la relación de vascos y gallegos y muy poco de su sueño de GALEUZCA. Había pequeñas citas en bibliotecas, nada de librerías y a los protagonistas de aquella historia no se les preguntó nada con el fin de que recordaran aquellos años. Este espeso silencio sólo fue roto por libros, trabajos y entrevistas con el profesor Xosé Estévez quien ha estudiado con especial dedicación y éxito esta parte de nuestra historia reciente y la relación de vascos y gallegos. Nadie como él.
Así las cosas revolviendo viejas carpetas de artículos de D. Manuel de Irujo para la radio clandestina que trabajaba en Venezuela, vino a mis manos una serie de cartas de Castelao a Irujo y de éste a Castelao. Eran cartas amargas, duras, plenas de reproches aunque rezumaran amistad. Cartas del último tramo de la vida de Castelao desengañado de una República fracasada y desconocida por las grandes potencias que preferían la «seguridad» del franquismo a la libertad peligrosa de una democracia. Publicar sólo aquellos documentos hubieran podido presentar parte de la verdad. Había que ambientar todo aquel período y dar a conocer a los gallegos y a los vascos algo de lo que había pasado entre estos dirigentes durante veinte años. No todo había sido triste. Había habido momentos de esperanza y cordialidad que era necesario dar a conocer.
Para hacer este trabajo recurrimos a dos publicaciones, una gallega, «A Nosa Terra» y otra vasca «Euzko Deya», esta última órgano de prensa de la Delegación del Gobierno Vasco en el exilio tanto en París como en Buenos Aires y México. De la transcripción de artículos y reseñas aparecidos en estos órganos de prensa, de entrevistas y documentos varios salió el trabajo reseñado sobre “Castelao y los Vascos” tratando de acercar a Castelao al mundo vasco y lo vasco al mundo político gallego. Existía además un compromiso con el partido galleguista. Castelao había sido un hombre representativo de Galicia y un intelectual de primer orden pero sobre todo fue un militante a tiempo completo del galleguismo más sentido. Un nacionalista gallego del partido galleguista. Y eso había que destacarlo, de una manera clara y terminante. El libro fue traducido al gallego y editado por Xan Leira.
En esos momentos todavía vivían muchos que engolaban la voz hablando de Castelao siendo culpables directos de que Castelao muriera en el exilio. Incluso y, como vimos el viernes, hay hoy en día grandes personajes que aparentemente asumen los postulados de Castelao pero le hubieran fusilado a éste si le hubieran detenido en 1936. Por eso era preciso decir que el galleguismo de Castelao es un nacionalismo gallego que poco tiene que ver con la retórica, la forma, y las soflamas de gentes que tendrían hoy al Castelao vivo como a un radical sin futuro y como han condenado a su partido galleguista a pieza de museo que afortunadamente se resiste a serlo..
Pero Galicia fue Castelao y Castelao es Galicia, como se resumió su vida en frase feliz. Cuando Galicia vaya despojándose de toda la retórica de falso galleguismo y descubra al Castelao político, que por sobre todo defiende y siente a Galicia, habrá llegado efectivamente la gran hora de una nacionalidad histórica que junto a Catalunya y Euzkadi enriquecerán a Europa y harán política conjunta en Las Cortes y en el Parlamento Europeo. Y siempre destacando la poderosa relación política y humana de Manuel Irujo con Castelao.
Bien es verdad que al final existieron dificultades. Que las potencias aliadas abandonaron a su suerte a aquel Gobierno republicano nacido con tanta esperanza en 1945. Bien es verdad que la solidaridad GALEUZCA al final se resquebrajó, porque en su momento no pudo dar frutos prácticos. Bien es verdad que la distancia, la incomunicación, el exilio y la lucha por la supervivencia no son buenas consejeras para mantener proyectos políticos en el aire. Pero no es menos cierto que en un momento dado GALEUZCA fue una realidad política, relacionada y efectiva que produjo una positiva solidaridad y que mantuvo a través de su publicación y de su coordinación una plataforma política muy interesante y que estando ya en la historia, ojalá pueda volver algún día a hacer historia. Lo intentamos con la Declaración de Barcelona y habría que intentarlo de nuevo cuanto antes reivindicando circunscripciones autonómicas en las elecciones europeas
Termino con el sabor agridulce del reconocimiento 80 años después pero entristecido por el silencio institucional y mediático sobre un hecho tan importante del que en breve no quedará ni rastro.
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