LA MUÑECA DE TRAPO PARA SU HIJA AINTZANE
París 21 de noviembre de 1956
Sr. D. Javier de Landaburu
NEW DELHI
Querido Javier:
Hemos leído tus dos cartas con los interesantes comentarios fruto de la observación a que os dedicáis en ese país de tanta originalidad y misterio.
Precisamente estos días he estado leyendo el último número de La Vie Intellectuele, en la que se trata de todas las religiones no cristianas, entre ellas el induismo y otras que son seguidas en esas tierras. Con esta ligera lectura me he preparado como ves, para comprender algunas de tus altas concepciones filosófico-religiosas y determinadas aplicaciones que hacías en tu primera carta refiriéndote al mundo occidental, siempre presumido e inconsecuente.
Estamos esperando vuestro regreso para escuchar vuestras impresiones y al decir vuestras damos un 95% en su volumen al terrible anecdotario que nos va a traer Don Alberto. Suponemos aquí que para ahora hablará de tú a Nehru, que habrá conocido gentes de todas castas -en ningún momento está mejor la palabra-, sin olvidar a los intocables y a todos esos hombres de buena fe que atraviesan su cuerpo con grandes agujas y se Ianzan debajo de los carros sagrados conducidos por elefantes. Si de todo esto y otras cosas, muchas cosas más, no nos traéis completa y directa información nos sentiremos defraudados. Damos por supuesta la relación con todos los hombres políticos que pululan por esa Asamblea, incluyendo hasta a Estelrich, que es el más listo de todos, pues según tu carta última acaba de ser reelegido.
Eso por lo que toca ahí. Aquí, en occidente, hemos vivido estos días agrias discusiones en la Delegación, y no entre Leizaola e Irujo como es ya lo corriente y convenido, sino entre los dos unidos contra mí. Manuel se ha hecho casi «tory» como su yerno el inglés, y Jesús ha estado a punto de enrolarse como voluntario en las milicias franco- inglesas que han acometido la cabeza de puente del Canal de Suez. La acritud ha nacido mucho más en Jesús que en Manuel porque yo me he sentido inclinado a la censura creyendo que lo que han hecho Mr. Edén y K. Guy Mollet ha sido, por lo menos, una insigne imprudencia. Yo he condenado, aunque no sea más que por inoportuno, el asalto al Canal pues estimaba que no estaba bien y, además, discurriendo si se quiere un poco cínicamente, se bastaban los judíos para entrar en El Cairo y echar por la borda a Nasser, cosa que no han podido hacerlo franceses ni ingleses coaligados. Es decir, que en estas cosas yo he estado pensando un poco más cerca del Nehru que de nuestros amigos occidentales, lo que ha despertado en Manuel gran irritación porque le ha cogido una tirria al Nehru que es de lo más pintoresca. Incluso nuestros amigos de Le Monde, que han seguido líneas de un pintoresco neutralismo cuando no hacía falta, ahora se han sentido semibelicistas moviéndose en posición de cuerda floja que contradecían mucho con sus antiguas posiciones antieuropeas. Donde el dúo Manuel-Jesús me ha atacado más es al decir que en esta ocasión los americanos han tenido una actitud más moral, y si no se admite esto, de más vista. Hasta Le Monde ha tenido que aceptar esto a regañadientes, pero no así Manuel-Jesús a los que solo estas consideraciones les ponen fuera de sí.
Arguyen que América ha dejado a Nasser las manos libres, en lo que en parte tienen razón, pero yo les contesto que afortunadamente, y siquiera por una vez después de tanto amoralismo antinacional, América ha podido decir a unos y otros que lo han hecho mal.
Pasando ya al crimen de Hungría, aquí nos hemos vuelto a conciliar todos; Jesús-Manuel- Le Monde, y hasta casi, casi Picasso y la intelectualidad comunista. ¡Qué tragedia la de este pueblo!. Y que imprudencia más grande la de haber dado con Suez ocasión a los esbirros del Hremplim para gritar contra el imperialismo occidental, ocultando detrás de una cortina de humo vocinglero sus manos llenas de sangre.
A mí me parecía que dejando a los judíos que sigan su ruta hacia El Cairo, y hasta condenándolos formulistamente por haber atravesado Ia frontera judeo-egipcia, se dejaba a Rusia en malísima posición ante el mundo entero, viéndose al descubierto con sus garras clavadas en Hungría. Bastante quehacer tienen los soviéticos, con un problema interno contagiosísimo, de tal naturaleza para que se hubiese lanzado a morir por Danzing, quiero decir, por Nasser. Ni las amenazas de envío de voluntarios, ni otras jactancias o amenazas semejantes hubiesen tenido realidad. Porque yo creo que en Rusia hoy es todo bluf ante una situación cada día más levantisca de un mundo sometido a su férula pero que lee cada día más y que oye la radio cada día más. Ha sido una verdadera lástima, pero en fin, lo hecho hecho está.
Tu compañero de la Comandancia de Passy es quien ha estado conmigo en todas estas apreciaciones enfrente de la alianza del Ministro y del Consejero, los que ya ayer rompieron la entente cordiale para dirigir Manuel a Leizaola seria respuesta diciéndole que le sacaba de quicio. Como ves no perdemos en Occidente ni la fisonomía ni el carácter ni el humor. No sé si algo de esto último le falta estos días a mi amigo el Nehru con sus declaraciones tan tambaleantes. Yo tengo una gran fe en este hombre a pesar de todo, y sus declaraciones ante el Parlamento, respondiendo a los ataques de la oposición me han parecido importantes. Tengo muchos deseos de oír vuestras impresiones directas.
Nuestra vida sigue en calma, procurando concluir la base del Congreso para que podamos poner en la imprenta la memoria del mismo y un librito con mi discurso. Entre tanto salimos la semana próxima para Bayona en viaje de 3 ó 4 días para celebrar Consejo de Gobierno, reunión del Consejo Consultivo y poner en marcha las Comisiones Cultural y Económico-Social siguiendo los acuerdos del Congreso. Al mismo tiempo en el interior se ha reunido el E.B.B. con mejores perspectivas que las que se han ofrecido en los últimos tiempos. Persiste en el interior un clima de huelga, y no precisamente por motivos puramente económicos, lo que hace que nuestra responsabilidad de dentro y de fuera se acrecente. El estudiantado ha aprovechado el crimen de Hungría para lanzarse a la calle gritando: ¡Abajo los esbirros!, ¡Libertad!, ¡Libertad! con intención que la dictadura reinante ha captado muy pronto, pues a pesar de su fisonomía espiritual esta clase de regímenes son todos primos hermanos. EI resultado ha sido la clausura de la Universidad de Barcelona, y algunos palos en Madrid. En Euzkadi desgraciadamente no ha habido imaginación bastante para aprovechar el momento. Es posible que hoy, día en que te escribo, con motivo del partido de foot-ball entre húngaros y vascos, en San Mamés haya algunos gritos significativos e intencionados. Y no creo que haya muchas más cosas que contar por el momento.
Los tuyos están muy bien. La Comandancia de Passy triste y abandonada, y todos los demás, grandes y pequeños, gracias a Dios con buena salud.
A don Alberto dile que recibimos su tarjeta y que tenga esta carta como escrita para él. No sé si su hermano Don Txomin le habrá escrito el pintoresco episodio de los Begireleak de Donibane que habían ido en excursión a Guernica, a la hora de comer después de visitado el Árbol cantaron el Gernika’ko Arbola, y terminado de cantar, algún emigrado que estaba en el Restaurant se levantó airado dando un grito estentóreo del ¡¡¡Viva España!!!. Con esto comprendieron los laburdinos toda la profundidad del problema que allí se ventila, con lo cual el emigrado en cuestión les hizo, y nos hizo, un buen servicio. Don Txomin estaba allí, según se lo ha referido a Manuel de Irujo que ha estado dos días en Donibane para ver a su hermana Josefina, que al fin obtuvo permiso para pasar en este lado 48 horas.
Te voy a pedir un favor a tí, o Don Alberto, y es el siguiente: que compres una muñequita de trapo de esas que en todos los países llevan los trajes nacionales y me la traigas para la colección que Aintzane tiene de muñecas de esta naturaleza. Ya sabes, cómo son, y no gastes más de 1.000 francos en ella, que te liquidaré a tu regreso. Cumplo el encargo que es de Aintzane y que me ha repetidlo ya varias veces.
Y con esto concluyo enviando el saludo de Occidente para Oriente, cosa curiosa que indica esta dónde hemos llegado en nuestras correrías. Ya tendrás que contar en Vitoria a nuestro regreso.
A don Alberto y a todos esos buenos amigos y amigas que han compuesto vuestra expedición, muchos recuerdos de parte de todos, con un fuerte abrazo de