La obsesión contra Vidarte, una de las claves

Juan Ignacio Vidarte

Imagínense ustedes que Juan Ignacio Vidarte fuera Consejero de Cultura de la Junta de Castilla y León y tuviera un amigo canónigo y su obsesión fuera quitarle al Dean de la catedral de Burgos porque no canta bien el Miserere para poner a su amigo y así mangonear a esa maravilla del arte gótico. Previamente imagínense que Vidarte hubiera llegado a ese puesto de la mano de un pacto antinatura entre Izquierda Unida y el Partido Popular, desplazando al Partido Socialista que habría ganado las elecciones. Lógicamente le dirían en Burgos que no forzara la máquina, para no llevarle a IU y al PP a ese enfrentamiento sin sentido y que no le metiera a su partido en semejante lío no siendo ni tan siquiera afiliado.

Pues algo parecido está pasando aquí con Antonio Rivera y Vidarte.

Y digo ésto porque este señor, Antonio Rivera, no afiliado al PSE, en su infame discurso pronunciado en Brasilia además de ridiculizar al Guggenheim enseñó sus verdaderas cartas que no son otras que acabar con Vidarte y poner a su amigo Durana, un auténtico impresentable, al frente del Guggenheim.

La obsesión de Rivera la expresó claramente en el discurso de marras: “El museo solo ha tenido un director desde su creación, que no es otro que un técnico del Departamento de Hacienda, experto máster en gestión y negocios, pero en absoluto en temas de cultura, de arte o de dirección de industrias cultuales». Más claro agua. Y dicho en Brasilia.

La pelea contra Vidarte y la negativa a asumir la construcción de un nuevo museo en Urdaibai, son productos de la mala entraña de este señor tan radicalmente antivasco, tan radicalmente metepatas a la hora de ejercer la institucionalidad, tan radicalmente imprudente a la hora de reconocer que el PSE no ganó las elecciones y tan radicalmente inepto ante hechos que deberían invitarle a ser mínimamente prudente.

Este es el meollo de la cuestión y no lo que dice la Consejera Urgell que desgraciadamente es arrastrada en estas obsesiones desequilibradoras por este señor tan biliosamente sectario.

Y, sobre Vidarte, ¡que decir!. Pues que los de la Fundación Guggenheim de Nueva York deben ser imbéciles pues lo tienen en su Consejo y encargándole trabajos en otros lugares del mundo porque de la nada, con el apoyo total del nacionalismo vasco y de las instituciones convirtió un lugar como Bilbao, más conocido en el mundo y por el Papa, como dice la canción, por el consumo de vino, a ponerla en el mapa como oferta cultural, turística, social y de congresos. Es lo que no soporta Rivera.

Ah!. Si sería bueno que comerciantes, galerías, hoteles, restaurantes, tiendas, comercios y todo lo que mueve el Guggenheim hiciera una plataforma contra esta amenaza llamada Rivera que si lograse su cometido le destituiría al capitán del trasatlántico y este cambiaría su nombre de Guggenheim a Titanic .

Marcelino, las banderas republicanas y la farsa principesca

Antena 3 ha comenzado sus informativos de ayer lunes con el quinto cumpleaños de la niña Leonor, hija de Felipe y Leticia. A esta niña no importa sacarle la cara y sus gracias. A otros niños les está prohibido salir así. ¿Por que lo hacen?. Quieren que no nos olvidemos que están ahí y que si falla uno hay otro y si falla ese otro, hay otra. Esa es  la gran causa nacional que lo permite todo.

El sábado 30 fue despedido como en los viejos tiempos Marcelino Camacho, fundador de Comisiones Obreras. Parecía que estábamos en 1977. Banderas republicanas por doquier, el canto de la Internacional, puño en alto, gritos revolucionarios. Pues claro. Marcelino fue y murió siendo un comunista consecuente y un republicano de ideas claras. Nada que objetar. Todo lo contrario.

Yo sigo criticando la absoluta falta de análisis por parte de una prensa entregada y de unos dirigentes que se mueren por una foto y son incapaces de puntualizar alguna cosa. Por ejemplo,  lo de la niña Leonor  y la visita de Felipe de Borbón a la capilla ardiente, que indudablemente fue un gesto que a él le salió gratis e incluso le sirvió, para mejorar la imagen de un «príncipe de todos». Mío, desde luego, no.

Felipe de Borbón dijo: «La Corona quiere rendir homenaje y tributo a su figura histórica en la transición española, en la defensa de los trabajadores y en la lucha por los derechos sociales».

Perfecto. Se le olvidó decir que sobre todo bajo el franquismo, aquella horrorosa dictadura que tan silenciosamente vivió su padre y que gracias a ella está él ahí, porque Camacho fue encarcelado y tuvo que exiliarse. ¿Qué es eso de hablar solo de la transición y no de la dictadura como si ésta no hubiera existido?.

En segundo lugar me hace gracia este homenaje público palabrero a Marcelino Camacho, con semblante compungido pero teniendo un premio, como tiene a su servicio, corno es el “Príncipe de Asturias”, no se lo dieron si tan convencido está el Señorito Borbón de los servicios de Camacho a los trabajadores. ¿Y por qué el Príncipe de Asturias?. Pues porque no hay otro y porque está dotado de dinero público, pero lógicamente es más bonito para la foto entregárselo a La Roja o a Woody Allen. Camacho y su estupenda mujer que le hacía aquellos jerseys de punto y cuello de cisne, deslucen lo que se busca con estos Premios.

Una vez más me parece todo esto de una gran hipocresía, un gran montaje mediático acrítico para ir consolidando que después de Juan Carlos viene Felipe y que el chaval es sensible a las trayecto­rias luchadoras de los resistentes de la democracia. Toda una farsa.

Lo malo de todo esto ¿saben que es?. La prensa que tenemos y los políticos del PP y del PSOE que aguantamos. Una democracia de muy baja calidad.

Sugiero una visita y dos libros

Gobierno Vasco 1936

Este  sábado he visitado una exposición que recomiendo vivamente en este puente. Previamente he ido a la clínica de la Virgen Blanca, en Begoña, a visitar a Txomin Saratxaga recién operado. Le he encontrado con la maleta preparada, ya que le daban el alta. Leía y apuntaba en los márgenes del libro «Extraños en Madrid». Con su bata de lord inglés podía ver desde la ventana, la Basílica. Toda una foto.

Me ha dicho que el libro le estaba gustando y que se leía bien. Dicho por un “erizo” (kirikiño) como él, tiene su valor. Me ha anunciado que para el día de San Andrés organiza una cena y que en ella se podrían  hablar de estas cosas apuntadas en la edición.

De allí he ido a la Sala de Exposiciones de María Díaz de Haro donde he visto con detenimiento la muestra «El Lehendakari Aguirre y sus gobiernos». Me ha parecido magnífica. El sombrero de Aguirre, el bastón de munícipe, cartas, las gafas de camuflaje que usó en su huida como estanciero panameño, una película documental, libros, fotografías inéditas, el uniforme del comandante Arana, las biografías de todos los Consejeros, el texto de la jura de Leizaola y del propio Aguirre, en fin, un sinnúmero de cosas interesantes y al final una publicación estupenda que obsequiaban a la salida. José Luis de la Granja y Santiago de Pablo han sido los comisarios de la muestra y los autores del texto de ésta edición surgida al calor de la celebración del cincuentenario de la muerte del Lehendakari. Lo han bordado.

La exposición va a moverse por Getxo, Donostia-San Sebastian, Vitoria-Gasteiz y Gernika-Lumo. Ojalá pudiéramos llevarla al Congreso de los Diputados. Madrid debe ver éstas cosas.

Después he ido de librerías. El libro “Extraños…” está en todas. La distribución ha sido buena. En una de ellas me he hecho con el libro del Lehendakari Ibarretxe «El futuro nos pertenece». Está escrito por Koldo Ordozgoiti. El libro promete. Trataré de leerlo estos días. Se presenta esta semana.

La visita que recomiendo en el título de este post es la exposición de Agirre y sus gobiernos y, los libros, el del Lehendakari y el de «Extraños en Madrid». Yo, como Umbral.