120 años del Gora ta Gora

Miércoles 14 de mayo de 2025

Estuve la semana pasada en una charla en la Fundación Sabino Arana sobre el 120 aniversario del Himno Vasco conocido como “Gora ta Gora”. Oficialmente como Eusko Abendaren Ereserkia o Euskadiko Ereserkia. Sabino Arana le puso la letra a la melodía de Cleto de Zabala, que era el saludo a la bandera

Sabino quería darle al estado vasco que propuso un nombre, Euzkadi. Una bandera, la ikurriña. Un escudo y un Himno. Y este himno ha cumplido 120 años y es el oficial de la Comunidad Autónoma Vasca aprobado en el Parlamento y por tanto ley en 1983. No lo es ni el Agur Jaunak, ni el Gernikako Arbola. Es el Gora ta Gora, que lo fue asimismo del Gobierno de concentración presidido por el Lehendakari Agirre en 1936 y siendo parte de aquel gobierno Consejeros socialistas, de ANV, del PC, del PNV y Republicanos.

Nos dicen que se conoce poco. Normal. Apenas se toca.

En la discusión estatuatria no se quiso incluir el día de la Comunidad, Aberri Eguna, ni el Himno por la propia negociación y por su fuerza jelkide y las fuerzas que había en 1979 no querían dar el menor protagonismo en nada al PNV y cuando se propuso el Gora ta Gora en 1983, el PSE estaba en la oposición y García Damborenea habló de que el mejor himno era el “De Santurce a Bilbao”, EE el Gernikako Arbola y HB, como no iba  al Parlamento seguramente plantearía el Eusko Gudariak que es además un himno de los batallones del PNV en la guerra, pero como de guerra se trataba, y ellos lo estaban pues esa era su argumentación, ignorando que el Gora ta Gora, prohibido bajo la dictadura era perseguido como no lo fue el Gernikako Arbola.

A cuenta de las alusiones a Jaungoikoa se aprobó su melodía pero no su letra. El músico Carmelo Bernaola me dijo que para él era el único Himno con solemnidad de himno que había. Y es curioso  pero el Gernikako también tiene alusiones religiosas pero no son tenidas en cuenta como lo son en el Gora ta Gora simplemente porque se trata de Sabino Arana y contra Sabino siempre hay una campaña destructiva en todo.

Hace unos años retomamos la posibilidad de que el himno tuviera la letra que el Partido comunista planteó en 1936, quitándole alusiones religiosas pero hoy es el día en el que este tema ni se toca. Siempre hay un temor reverencial a tomar decisiones. Una pena.

El caso es que la charla estuvo muy bien. La ofreció José Ignacio Ansorena, compositor y txistulari, que transmite muy bien, y estuvo acompañado  Xaguak Txstulari Taldea (Aitor Arozena, Jon Ansorena y Agustin Laskurain) que al ritmo de la charla y de las historias sobre los himnos interpretaban desde el cara al Sol, al Jaiki Jaiki, la Marcha Real o el  Boga Boga.

Fue una charla con marcha, distinta y muy bien llevada.

EL PASAPORTE DEL DIPUTADO VASCO, IRAZUSTA

Martes 13 de mayo de 2025

A raíz de leer la biografía del nuevo Papa León XIV y de como había sido obispo en el Perú, recordé como el diputado del PNV, Juan Antonio de Irazusta que había sido uno de los miembros de la minoría actuante en el Congreso durante la República había viajado a América exiliado y terminado su vida como sacerdote en el Perú.

Este post lo leyó Guillermo López Glen y desde Barranquilla, en Colombia, me ha mandado este comentario y fotografía del pasaporte de Irazusta, iniciativa  que agradezco.

Me dice lo siguiente:

El Muelle de Puerto Colombia, ubicado a tan solo 30 minutos de Barranquilla, fue testigo también de la llegada de inmigrantes vascos durante la época de la Regeneración (periodo que siguió a la perdida de las colonias españolas en américa y Asia). Estas oleadas de hombres y mujeres, incluyendo religiosos, industriales, técnicos, amas de casa, refugiados y exiliados, buscaban un nuevo comienzo en tierras colombianas. 

Pasado el tiempo, uno de esos aguerridos personajes fue Juan Antonio Irazusta y Muñoa, nacido en Tolosa, País Vasco, el 9 de junio de 1884. El estallido de la guerra civil española lo llevó a buscar refugio, y con su pasaporte viajó a Francia, donde obtuvo permiso para inmigrar a nuestro país.

El 25 de octubre de 1936, desembarcó en Puerto Colombia, Atlántico desde el vapor Cuba. En mayo de 1938, aunque la guerra dificultó la obtención de sus documentos, Juan Antonio no se rindió. Demostró su nacionalidad y su valía a través de su pasaporte y su trayectoria profesional. 

En julio de 1938, se convirtió en ciudadano colombiano por adopción, encontrando un nuevo hogar y un futuro prometedor en Colombia. 

Muchos vascos ingresaron por este emblemático Muelle, El segundo más largo del mundo en su momento, y el más importante de Colombia durante las 4 primeras décadas del siglo XX. 

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