Jueves 21 de abril de 2022
Pueden darse dos situaciones. Que el juez las haya permitido, lo que nos da un estado de sospecha permanente por parte de los gobiernos españoles de turno y no un estado de derecho al uso así como que “la libertad ideológica” consagrada en la Constitución es un artículo que no se cumple, lo que sería muy grave, o la segunda opción, que el gobierno no haya dado ninguna orden y menos con aval judicial y el CNI ha actuado como un estado dentro del estado, lo que es mucho peor.
No sé que respuesta dará el gobierno a esta patata caliente. Las respuestas de Isabel Rodríguez, portavoz del gobierno y la de Margarita Robles, han sido poco creíbles, prepotentes, antidemocráticas y si siguen así, solo demostrarán que el gobierno español no es un gobierno que actúe con parámetros democráticos. Putin les aplaudiría.
Si las escuchas se han hecho con mandamiento judicial, utilizando un sistema que solo se vende a los estados para combatir internacionalmente el terrorismo y el crimen organizado solo demostraría que sigue siendo, como en el franquismo, obsesiva la defensa de la unidad de España, y que el fin justifica cualquier tipo de medio.
El periodista Gabi Sanz en la tertulia de la Sexta decía el martes que el estado español tiene que defenderse y por tanto justificaba todo tipo de medio, es decir las escuchas. Advertido que en una democracia esto solo se puede hacer con mandato judicial dijo que si, pero con la boca pequeña. Gabi Sanz sacaba fuera lo que llevan dentro cientos de periodistas, intelectuales y filósofos mudos y políticos en España, que el Procés Catalán es una amenaza, como el vasco, y hay que combatirlo con todos los medios.
En Catalunya todo lo que se hizo en el Procés fue en el Parlamento y de forma pública. En esa incómoda y terrible pesadilla para España, como fue dicho Procés, no había amenaza de terrorismo de ninguna clase, habiéndose producido aquella votación por el cansancio de una sociedad ante un Tribunal Constitucional que se cargó una votación democrática en el Parlamento catalán. Ni terrorismo ni crimen organizado y sin embargo y, pasado el hecho, sale ahora en el New Yorker que en el 2017 y 2018 escucharon a 62 políticos, entre ellos dos vascos, y la pregunta es, ¿a santo de qué?.
En mi época en el Congreso me tocó ser partícipe de la Comisión de Secretos Oficiales siendo Manglano, Calderón, Dezcallar y Sanz Roldán directores del CNI que comparecían en unas reuniones donde se guardaba la formalidad pero no servían absolutamente para nada. Eran montajes para decir que se cumplía la ley, aunque no fuera cierto. Es la salida que el miércoles daban Margarita Robles y el general Sanz Roldán. Es más. En cada reunión yo preguntaba por las escuchas a dirigentes de partidos democráticos. Xabier Arzalluz, Gorka Agirre, Egibar, Ollora, y miembros de nuestro Grupo eran escuchados pero a mi pregunta a los Directores, siempre me negaban el hecho. A los quince días de una de esas reuniones apareció aquel escandalazo contra Carod Rovira a quien habían seguido hasta Perpiñán.
España sigue sin asumir que la democracia tiene sus reglas, que la discrepancia hay que respetarla y canalizarla, que escuchar ilegalmente es un delito y si se escuchas es porque se sospecha de los interlocutores, y que es una vergüenza que el gobierno Sánchez siga actuando con tanta torpeza.
He contado que estando en Lituania coincidí en el hotel con el ministro de Asuntos Exteriores de Rajoy, José Manuel García Margallo. No era un viaje público y le pregunté qué hacía allí. Me contestó con una sola palabra. Catalunya.
Había ido a presionar para que los gobiernos bálticos no tuvieran ningún tipo de veleidad democrática de reconocer nada que se produjera en el Parlamento catalá, ya que habían amagado con ello. Y de allí, me dijo, se iba al Vaticano.
Fíjense en un dato. Hoy, al único país donde España ha mandado tropas, es a los países bálticos, concretamente a Letonia viajando Sánchez a visitarlas el pasado mes de julio 2021. No lo ha hecho ni a Polonia, Hungría o cualquier otro país limítrofe. Y estos países agradecen el altruismo español que España cobrará con apoyos europeos en su día, como lo cobró Margallo para que no reconozcan nada de lo que suceda internamente en España, pues como dice Gabi Sanz, ”el estado español se tiene que proteger”.
Si por Ceuta y Melilla han sido capaces de echar por la borda 47 años de apoyo al Polisario, esto de las escuchas para cualquier dirigente de Vox, del PP, o del PSOE profundo es una bagatela porque como dice el periodista Gabi Sanz, ”el estado español se tiene que proteger” y el fin justifica los medios. Pensar que hay una mentalidad democrática en periodistas y políticos de la España del Cid es creer en huevos de helicóptero.


